Los Reyes y los eméritos: la magia se rompe cuando no hay cámaras delante

¿Hay tanta concordia en la familia real como aparenta? ¿Realmente se han cerrado las heridas? A juzgar por lo que se pudo ver ayer en el Congreso de los Diputados, reina, nunca mejor dicho, la concordia entre todos los miembros presentes (faltaban las infantas Elena y Cristina, que no son familia real sino familia del Rey desde la llegada al trono de Felipe VI).

Pues a primera vista parece que todo va bien y, sobre todo, las miradas estaban puestas en las reinas Letizia y Sofía, quienes desde el rifirrafe de la misa de Pascua en Palma, son sometidas a un tremendo escrutinio para analizar cada uno de sus gestos. Ayer, se las vio en muy buena sintonía (es más, la Reina hizo un implícito homenaje a su suegra luciendo uno de sus pendientes), como ya habían demostrado en ocasiones anteriores este mismo año: cuando Letizia le abrió la puerta del coche a su suegra en las puertas del hospital donde el emérito había sido operado de una rodilla y este verano en Palma, tanto en la recepción a las autoridades en el palacio de la Almudaina como en un mercado yendo a hacer juntas la compra...

¿Escenificación o realidad? Estos gestos se han puesto en cuestión, pero a simple vista parece que todo va bien entre ellas y nos tenemos que retrotraer a cuando se anunció el compromiso matrimonial de Letizia Ortiz, luego Princesa de Asturias y ahora Reina, con el entonces Príncipe de Asturias. Si sigue fiel a sus palabras, doña Sofía es el ejemplo que ella quiere seguir...

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El momento de 'la verdad'

Tras el solemne acto que tuvo lugar en el Congreso de los Diputados, se celebró un cóctel posterior en el Salón de los Pasos Perdidos, donde estuvieron presentes los Reyes con sus hijas, Leonor y Sofía, a quienes la Casa Real finalmente estimó oportuno incluir en la agenda de ese día, aunque inicialmente no estaba prevista su asistencia, además de las principales personalidades politicas de nuestro país del presente y del pasado.

El recinto, en cierta medida, se quedó pequeño para un evento de esta magnitud y costaba unos 45 minutos llegar de un extremo a otro de la sala, algo que fue un tanto incómodo para el rey Juan Carlos, que tiene ciertos problemas de movilidad, lo que le sigue obligando a caminar con un bastón. El Rey emérito, por cierto, estuvo mucho más distante de su mujer (o la Reina de él) que lo que se nos mostró antes del cóctel. De tal forma que podría hablarse de que se formaron dos grupos en la familia real: por un lado, Felipe y Letizia con sus hijas, y por otro, Juan Carlos y Sofía, cada uno por su lado, según cuentan a Vanitatis testigos presenciales.

Los reyes, por el contrario, se mostraron relajados y encantando, intercambiando impresiones con los diferentes líderes políticos e invitados allí presentes, siempre con sus hijas al lado, quienes este año han cobrado también una dimensión institucional mayor, en especial la primogénita, Leonor.

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Este año ha sido particularmente duro en cuestiones de imagen para el Rey emérito, que se ha visto salpicado por las grabaciones de la princesa Corinna, su 'amiga entrañable', según expresión acuñada por ella misma, así como el saludo al príncipe saudí Mohamed bin Salmán. Incluso algunos medios especularon con la posibilidad de que no estuviera presente en los actos del 40 aniversario de la Constitución, algo a priori improbable.

También se especuló con la inoportuna lesión que le impidió viajar a Palma este verano, donde iba a participar en la Copa del Rey de Vela, lo que nos privó de la esperada instantánea con su hijo Felipe. Hubo que esperar al 80 cumpleaños de la reina Sofía para que pudiéramos ver una foto tan significativa en la que se incorporaba también la infanta Cristina, claramente en un proceso de rehabilitación de su imagen pública tras ser absuelta en el caso Nóos, mientras su marido cumple condena en la prisión de Brieva.