Así ha remontado la reina Letizia un año que se le puso muy cuesta arriba

Empezó el año como lo ha terminado pero el resultado ha sido bien distinto. La reina Letizia celebró el 80 cumpleaños del rey Juan Carlos, el 5 de enero de 2018, enfundada en un vestido de rayas gris que había ‘heredado’ de su suegra. Un guiño que todos atribuyeron a su buena relación. Nadie esperaba lo que sucedería después y que dejó a doña Letizia a los pies de los caballos. La escenita propia de culebrón que protagonizaron a la salida de la Catedral de Palma tras la misa de Pascua dejó en mal lugar a la reina consorte.

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Como siempre, la reina Sofía ha sido la preferida por los españoles y ver cómo la reina Letizia le limpiaba la frente a la princesa Leonor tras recibir un beso de la abuela fue el no va más. Es habitual que haya rencillas entre suegras y nueras, pero verlo de manera tan cruda hizo que la mayoría empatizara con la reina emérita, a la que se vio como una anciana desvalida ante una nuera cruel. Poco a poco la reina ha ido remontando su imagen, pero le ha costado lo suyo.

Ha sido un año complejo, decíamos, que provocó incluso el adelanto de la operación del rey Juan Carlos para que doña Letizia y doña Sofía pudieran poner en escena un protocolo de buena relación y saber estar que tampoco convenció al personal. La imagen de la reina joven abriéndole la puerta a la reina anciana quedó demasiado artificial, según los expertos, que se dieron cuenta incluso de cómo Letizia empujaba a su hija mayor con el bolso para que le diera la mano a la abuela. Como un culebrón. Lo habíamos dicho, ya, ¿verdad? Con más episidios en Palma, donde en verano, ambas reinas pasearon juntas por el mercado de Palma como si fueran de compras cada semana.

La 'reina Sísifo'

Es inevitable imaginarse a Boris Izaguirre relamiéndose ante la pantalla y recordando sus años de guionista de telenovelas venezolanas. El rifirrafe lo tenía todo, todo. Así que a Letizia le tocó subir su particular montaña, cual Sísifo. Porque cada año se tropieza con alguna piedra que la devuelve a lo más bajo y debe escalar con esfuerzo. Parece, no obstante, que lo va consiguiendo.

Su look, para empezar, se ha templado. Cierto es que se presentó a los premios Mariano de Cavia descocada, que dirían los cursis, con un escote de impacto que no gusto nada a los expertos en protocolo. La monarca tomó buena nota, porque desde aquel día se ha mostrado más sencilla, tanto en pose como en imagen, con vestidos menos espectaculares, algunos incluso repetidos, y un peinado más clásico, oscuro y corte midí, que le dan un aire serio propio de una reina de esas de ‘toda la vida’.

Golpes de efecto

Las ‘letiziawatchers’, como las llama Carlos García Calvo, han disfrutado de una reina que renueva vestuario a golpe de efecto, cada vez más elegante, y los expertos en moda, como el propio García Calvo, aplauden a la monarca por sus elecciones. Mientras, la prensa internacional se vuelca en alabanzas ante una mujer delgada, serena y con buen gusto que luce modelitos que ya quisieran algunas lenguas viperinas enfundarse algún día.

Y para terminado el año, como si tuviera en mente todavía el runrún del enfrentamiento de Semana Santa, la reina Letizia ha lucido dos ‘total looks reina Sofía’ que le quedaban de muerte y de paso recordaban que la reina emérita ha sido un buen espejo en el que mirarse. Esa complicidad que muchos daban por sentada a principios de 2018 ha vuelto a su cauce, tras esfuerzos y tira y aflojas, a finales de año. La reina, una superviviente de las críticas, ha remontado el año con nota.