Meghan, Lady Di y el problema de ser un 'espíritu libre' (según sus guardaespaldas)

Meghan Markle es una persona acostumbrada a mezclarse con la gente. Lo hacía cuando era 'solo' una actriz de Hollywood y lo sigue intentando ahora que es un miembro de la monarquía británica. Su intento por estar siempre del pueblo (saludar, hacerse fotos…) está dando muchos quebraderos de cabeza a los responsables de protocolo y también a los miembros de seguridad. Hasta el punto de que la guardaespaldas de la duquesa de Sussex dejaba su labor después de seis meses en este puesto de trabajo.

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El suceso tenía lugar hace unos días y según publicaba 'Daily Mail', la agente presentó su dimisión a Scotland Yard después de menos de un año trabajando al servicio de la exactriz. Algunos hablaron de criterios contrarios entre ambas aunque no consta que haya habido ningún rifirrafe directo entre una y otra.

Ahora, el mismo diario británico publica un artículo escrito por el detective Ken Wharfe, que fue miembro de la seguridad de la Casa Real durante 16 años y guardaespaldas de Lady Di durante 8, en el que el agente se solidariza con la decisión de la mujer que protegía a Meghan hasta hace unos días.

El agente relata lo complicado que resulta proteger a royals como Diana y Meghan, que se sienten tan cómodas interactuando con el pueblo y que ponen en peligro el dispositivo de seguridad en torno a ellas.

Ken pone como ejemplo el paseo por el mercado de los duques cuando visitaron Fiji y en el que se vivieron momentos de mucha tensión por la gran expectación que había y por ese afán de ser tan cercanos. La imagen en la que una seria guardaespaldas parecía algo 'airada' con la duquesa dio la vuelta al mundo.

El oficial, que pasó tanto tiempo junto a un espíritu libre como Lady Di, sabe mejor que nadie lo complicado que es mantener a salvo a alguien que continuamente se está saltando las reglas básicas para que su vida no se ponga en riesgo.

Ken señala el hecho de que tal vez hubiera muy poca seguridad: “Después de todo, sabían que el interés en la duquesa sería enorme: estaba recién casada y recién embarazada. Además, las temperaturas extremas deberían haberse tenido en cuenta”, escribe Ken en el diario.

Los años junto a Lady Di

El agente recordaba en el artículo la forma de operar en el caso de Diana: “No era fácil con ella, quería llevar una vida tan normal como fuera posible. Algunas veces teníamos que aparcar el coche por ella para que pudiera ir de tiendas y darle algo de dinero porque nunca llevaba efectivo”, comentaba el expolicía. “Ella era la reina de ir a su aire”.

La cercanía con los royals a veces ocasionaba problemas: “En mi época, yo tenía un dormitorio en el palacio de Kensington, comía en la cocina con los chefs y conversaba con el ama de llaves y los mayordomos. A veces hubo envidias, especialmente de los oficiales superiores, por las relaciones que establecimos con la familia real, quienes siempre nos llamaban por nuestros nombres. A ellos no les gustó eso”.

Algunas veces, dejar a Diana volar libre tenía su precio: “Cuando ella quería ir a algún lugar sin compañía, me parecía bien siempre que me llamara. Se trataba de equilibrar su deseo de privacidad con su seguridad… No hay nada de malo en que los miembros de la familia real vuelen un poco libres, pero me metió en problemas algunas veces. En una visita privada a las Bahamas, no le dije a Scotland Yard a dónde íbamos porque la princesa no quería que nadie lo supiera. Sin embargo, los jefes no se impresionaron cuando les entregué una factura de 3.000 libras por el alquiler de una casa”.