Alberto y Charlène reaparecen en un día muy señalado (con una llamativa ausencia)

Un día después de su 41 cumpleaños, Charlène de Mónaco reaparecía junto a su marido, el príncipe Alberto de Mónaco, para cumplir con una de las tradiciones más arraigadas en el principado. Nos referimos a la festividad de Santa Devota, la patrona de Mónaco.

Así como el año pasado los auténticos protagonistas fueron sus hijos, Jacques y Gabriella, este año ha llamado la ausencia de la pequeña, que no ha sido explicada, aunque previsiblemente tendría algún contratiempo de salud que le impidió estar con su hermano.

Siguiendo la tradición, en el puerto Hercule, frente al valle de Gaumattes, se quemó una barca para conmemorar una leyenda del siglo XI y que se estableció en el reinado de Louis II en 1942. Se trata del primero de los actos de esta festividad, que proseguirán mañana con una misa que será oficiada por el obispo de Mónaco y posteriormente tendrá lugar una procesión que los miembros de la familia Grimaldi presenciarán desde el balcón de palacio.

El templo de Santa Devota, una mártir cristiana que fue torturada y asesinada por su fe en el siglo IV, está muy vinculado a la historia de amor de Alberto y Charlène, quien ofreció su ramo de flores en el templo, en julio de 2011. Un momento cargado de emotividad en el que la exnadadora sudafricana no pudo reprimir las lágrimas, que enjugó con un pañuelo.

Charlène, radiante y muy sofisticada, presumió de abrigo oversize con un look en tonos pastel que le quedaba a la perfección y era muy apropiado para los rigores del invierno. El toque de color lo aportaban su labial y el esmalte de uñas.