El tierno recuerdo de Carla Vigo a su madre en el aniversario de su muerte

"A veces pienso qué te hicieron, yo sé que no eras tú y que si hubiese sido por ti, no hubiese cambiado nada. El hecho es que cambió y yo pienso en ti todos los días, y aunque a veces llore, pienso en ti de una forma alegre, pienso en nuestros viajes, en nuestros momentos juntas, etc. Fue breve, sí, pero fue intenso y ¡vaya si fue intenso! Nos pasaron más cosas en seis años que a alguien en toda una vida. Hoy es una día triste para mí y te juro que sé que no te gusta verme triste, y yo no lo estaría, pero a veces pasa, los humanos somos así. Te quiero". Con estas tiernas palabras, homenajeaba la sobrina de la reina Letizia a su madre, Érika Ortiz, en el aniversario de su muerte. Aunque Carla Vigo no suele mostrar aspectos de su vida privada y familiar en redes sociales, no ha querido dejar pasar este día sin tener un recuerdo para ella, al cumplirse el duodécimo aniversario de su fallecimiento.

Ha sido a través de su cuenta privada de Instagram donde la joven aspirante a actriz ha escrito estas cariñosas y emotivas palabras, expresando todo el amor que aún hoy, doce años después, siente hacia su madre, de la que solo pudo disfrutar seis años. Su vida cambió radicalmente ese día y desde entonces Carla vive con su padre, el escultor y profesor de universidad Antonio Vigo, su pareja, Laura, y las dos niñas que nacieron fruto de su relación, a las que adora.

La joven lleva una vida normal y tranquila, dentro de lo que le supone ser la sobrina de la Reina de España y ser de cierto interés para la prensa. A pesar del fallecimiento de Érika, sigue muy vinculada a su familia materna, tanto a su abuelos, Paloma Rocasolano y Jesús Ortiz, como a sus tías y sus primas, con las que suele pasar las fechas más señaladas del calendario. De hecho, algunas de sus publicaciones en redes sociales han sido desde la propia casa de su abuela materna, a la que ve muy a menudo.

Muchas cosas han cambiado desde que Érika Ortiz falleciera, aquel fatídico 7 de febrero de 2007, cuando la vida de la familia Ortiz Rocasolano se partió por la mitad. Todos recordamos a una hundida Princesa de Asturias, embarazada de su segunda hija y apoyada en su marido, llorando la muerte de su hermana y dando las gracias a la prensa por su preocupación, en medio de una incansable lluvia que también quiso tener protagonismo. Todos los ojos se fijaron entonces en Carla, la hija de Érika, una niña inocente que se veía obligada desde entonces a vivir sin ella.

Carla es ahora una joven estudiosa y aplicada, que ha seguido los pasos de sus padres, escogiendo la rama de artes para su futuro. Como ella misma se define en su perfil social, es bailarina y aspirante a actriz. Cada día, sin ninguno de los privilegios que se le supondrían como familia directa de los Reyes, va en tren hasta su instituto, donde es una estudiante más entre los alumnos del centro, ajenos al interés mediático que su amiga despierta. Como cualquier joven de su edad, le gusta salir y disfrutar de su tiempo de ocio con sus amigos. Y aunque seguro que su tía Letizia lo desaprueba, ha adquirido uno de los vicios más comunes, el tabaco, y le gusta echarse algún que otro cigarrito entre clase y clase con el resto de sus compañeros.