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El rey Juan Carlos se 'olvida' de Cataluña mientras su hijo Felipe VI la corteja
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El rey Juan Carlos se 'olvida' de Cataluña mientras su hijo Felipe VI la corteja

La última visita del Rey emérito a tierras catalanas fue hace dos veranos. Viajó en helicóptero hasta La Cerdanya y pasó una jornada con su amigo Josep Cusí. Y hasta ahora

Foto: El rey Juan Carlos, en una imagen de archivo. (Reuters)
El rey Juan Carlos, en una imagen de archivo. (Reuters)

Fue hace dos veranos, meses antes de celebrarse el referéndum del 1 de octubre en Cataluña. Juan Carlos I llegaba en helicóptero a La Cerdanya, donde su mejor amigo, Josep Cusí, tiene su casa de veraneo. Ambos pasaron el día de excursión por el valle, junto a otros amigos. Comieron en un restaurante en Baltarga, un pueblecito recóndito donde un pequeño local fue escenario de la íntima comida.

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Según ha podido saber Vanitatis, el Rey emérito comió con pocos amigos, tranquilo y relajado. Y al atardecer se despidieron. El monarca no ha vuelto a pisar Cataluña desde entonces, al menos de forma pública. A diferencia de su hijo, el rey Felipe VI, que corteja a la comunidad, a sus gentes, a sus empresarios y a la sociedad civil, su padre ha desistido. Con las relaciones institucionales en horas bajas, Juan Carlos I ha preferido no volver.

Lo curioso es que el monarca siempre había tenido una relación personal especial con Cataluña. Allí vivía su hija Cristina, a quien visitaba con frecuencia, y allí se sometía a sus frecuentes chequeos de salud. Sin embargo, en junio de 2011 fue la última vez que pisó un centro sanitario catalán. Aquel año nacía lo que conocemos hoy como el 'procés'. Las primeras protestas, lideradas por el asalto al Parlament por grupos afines al 15-M, coincidieron con una operación quirúrgica del todavía Rey en Barcelona. Don Juan Carlos se había sometido en Madrid a una artoplastia como consecuencia de la artrosis. La intervención duró tres horas y dos dos días después, el rey Juan Carlos fue trasladado desde el hospital San José de Madrid hasta la clínica Planas de Barcelona, donde comenzó su rehabilitación médica, que duró cerca de dos semanas.

placeholder El rey Juan Carlos I y su amigo José Cusí, en Barcelona, en noviembre de 2011, junto al presidente del Salón Náutico, Luis Conde. (EFE)
El rey Juan Carlos I y su amigo José Cusí, en Barcelona, en noviembre de 2011, junto al presidente del Salón Náutico, Luis Conde. (EFE)

Su relación con Cataluña y su sistema sanitario ha sido extensa. En 2010, el Rey se sometió a una intervención en el hospital Clinic de Barcelona a manos del doctor Laureano Molins para la extirpación y estudio de un nódulo en el pulmón derecho, cuyo estudio permitió descartar la existencia de células malignas. El 30 de septiembre, la Casa del Rey anunció que se había recuperado totalmente.

Si buscamos atrás en el tiempo, veremos que el Rey emérito solía confiar en la sanidad catalana para curar sus lesiones. Ya en 2001 pasó por quirófano para eliminar unas varices de su pierna derecha en la clínica Sant Josep de Barcelona.

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Y no solo la salud le unía a Cataluña. La casa con la que cuenta la familia real en Baqueira Beret (cortesía de la estación de esquí) le convirtió en un asiduo. Allí pasaba los fines de año con su familia, lo que hizo del Valle de Arán un lugar de obligada visita para quienes querían ver y ser vistos. También su pasión por la vela le mantuvo cerca de Cataluña: el Club Náutico de Barcelona fue uno de sus refugios. Con su amigo Cusí ha pasado largas jornadas de vela acompañadas de comidas con eternas sobremesas.

Agenda personal vs oficial

Pese a que Cataluña se iba cayendo de su agenda personal, en la oficial se mantenía. En noviembre de 2011, con la política ya en ebullición, don Juan Carlos asistió a la cesión de uno de los barcos Fortuna al Museo Olímpico Juan Antonio Samaranch acompañado de Cusí y un grupo de empresarios de Barcelona. Aquella fue una visita oficial y pública. El Fortuna fue restaurado por una iniciativa de Cusí y otros compañeros de mar del monarca y cuando se presentó la embarcación, en marzo de 2012, Cusí aseguró que el Rey volvería a Cataluña para ver el resultado. No hay noticia de esa visita.

placeholder El rey Juan Carlos con Luis Conde (dcha), presidente del Salón Náutico de Barcelona, y Javier Godó, conde de Godó (izq), y otros catalanes, en Barcelona. (EFE)
El rey Juan Carlos con Luis Conde (dcha), presidente del Salón Náutico de Barcelona, y Javier Godó, conde de Godó (izq), y otros catalanes, en Barcelona. (EFE)

Sí que hubo noticia, casi por casualidad, de la visita que realizó el monarca en 2015. Don Juan Carlos mantuvo una reunión con su hija Cristina en el Club Náutico en marzo de 2015, en pleno proceso judicial del caso Nóos, y se pudieron ver imágenes del monarca tomando café con la Infanta después de haber comido con Cusí y su mujer.

De incógnito

En la agenda oficial siempre estuvo Cataluña, pero en la privada fue desapareciendo poco a poco, hasta estar ausente desde el citado verano de 2017. Durante el final de su reinado volvió a Cataluña varias veces. Lo hizo en 2012 para inaugurar una terminal de contenedores del aeropuerto de El Prat junto al entonces presidente Artur Mas. Volvió en mayo de 2014 para hacer entrega de nuevos despachos a la nueva promoción de jueces, tal y como es tradición en la Corona, y siempre evitó hacer referencia a la situación política. Semanas más tarde, en junio de ese mismo año, abdicaba.

Ahora, con la situación política hecha unos zorros y la Casa Borbón convertida en objetivo, el Rey emérito ha desaparecido. Con la salud tocada por los años y las numerosas intervenciones quirúrgicas, no parece la mejor idea planear una visita a una ciudad en la que puede convertirse en blanco de las protestas. Por eso la última vez que vino lo hizo casi de incógnito y ni siquiera se quedó a dormir. Él mejor que nadie conoce la idiosincrasia de los catalanes.

Fue hace dos veranos, meses antes de celebrarse el referéndum del 1 de octubre en Cataluña. Juan Carlos I llegaba en helicóptero a La Cerdanya, donde su mejor amigo, Josep Cusí, tiene su casa de veraneo. Ambos pasaron el día de excursión por el valle, junto a otros amigos. Comieron en un restaurante en Baltarga, un pueblecito recóndito donde un pequeño local fue escenario de la íntima comida.

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