El motivo de la destacada ausencia de la primera dama de Perú junto a doña Letizia

Desde que el presidente de Perú, Alberto Martín Vizcarra, y su esposa, Maribel Díaz, pusieran un pie en el Palacio Real para su bienvenida oficial, quedó patente la excelente relación que tienen con los Reyes, especialmente la que existe entre la primera dama peruana y doña Letizia. Gestos cómplices, sonrisas y muchas conversaciones han dejado claro que hay un estrecho vínculo entre ambas mujeres. Y es que parece que la visita de los Reyes a Perú, el pasado noviembre, dejó huella, ya que en todo momento hemos visto a los matrimonios comportándose como viejos amigos.

Pero la amistad entre Letizia Ortiz y Maribel Díaz tuvo este jueves su primera 'crisis'. La primera dama de Perú no asistió a la inauguración oficial de ARCO, al parecer y, según se ha comentado extraoficialmente, por una indisposición. Lo cierto es que dada la aglomeración de visitantes y periodistas, no mucha gente reparó en la significativa ausencia, que quedó eclipsada por dos asuntos que saltaron a los titulares. Por un lado, el estilismo de doña Letizia, que no dejó indiferente a nadie. Por otro, la exposición de un 'ninot' con la figura del rey Felipe, que la comitiva evitó haciendo otro recorrido, pasando a solo unos metros del mismo.

Vanitatis se ha puesto en contacto con la Embajada de Perú en Madrid para solicitar información sobre la ausencia de Maribel Díaz y su estado de salud. Pero desde este organismo no se ha facilitado ningún dato oficial a la prensa. Sin embargo, desde el entorno se dice que la primera dama sufre amigdalitis, motivo por el que tampoco hizo acto de presencia en la recepción posterior en El Pardo.

Como manda la tradición, en el último día de la visita el país anfitrión ofrece una cena en El Pardo a sus anfitriones, en este caso los Reyes de España. Hasta allí se desplazaron invitados tan ilustres como Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler o Sassa de Osma, quien estuvo acompañada por su marido, Christian de Hannover, y sus padres. Sin embargo, la ausencia de Maribel se hizo notar, sobre todo para la Reina, quien no tenía con quien conversar y compartir confidencias como a ella le gusta.