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Los 'celos' de Andrés y las rencillas de sus nueras marcan el 50 aniversario de Carlos como príncipe de Gales
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Los 'celos' de Andrés y las rencillas de sus nueras marcan el 50 aniversario de Carlos como príncipe de Gales

Este martes, todos o, mejor dicho, casi todos se verán las caras en la recepción con motivo del 50 aniversario de su investidura como príncipe

Foto: El príncipe Carlos. (Reuters)
El príncipe Carlos. (Reuters)

Reuniones familiares…. ¿Qué haría la humanidad sin ellas? En este aspecto, los royals no se diferencian del resto de los mortales y, en concreto, en el palacio de Buckingham no se respira últimamente una efusiva cordialidad. Y ya no solo por las comentadas desavenencias entre Kate Middleton y Meghan Markle. La Casa de Windsor existía antes de las 'cuñadísimas' y los desencuentros entre sus miembros siempre han mantenido ocupados a los tabloides.

Este martes, todos o, mejor dicho, casi todos se verán las caras en la recepción que la reina Isabel II ha organizado en honor al heredero, Carlos, con motivo del 50 aniversario de su investidura como príncipe de Gales. A sus 70 años, sigue esperando pacientemente el trono.

placeholder La familia real durante el pasado Trooping The Colour. (Getty)
La familia real durante el pasado Trooping The Colour. (Getty)

El evento es realmente significativo porque es inusual que la familia real británica se reúna (tanto en privado como en público) fuera del 25 de diciembre o el Trooping the Colour, desfile que se organiza por el cumpleaños de la soberana. Así que será interesante ver lo que da de sí la jornada. El objetivo no es otro que presentar un frente unido, algo que no se logró conseguir las pasadas Navidades.

La relación de Carlos y Andrés

Aunque las comentadas ausencias de los hermanos del homenajeado, tanto el príncipe Andrés como el príncipe Eduardo, ya ofrecen un aperitivo de los entresijos que existen en palacio, las malas lenguas aseguran que el propio Carlos insistió en que no fueran invitados.

La relación con Andrés, 59 años, es especialmente turbulenta. El heredero al trono lo quiere tener cuanto más lejos mejor porque considera que los continuos escándalos de supuesta corrupción que siempre le han acompañado -tanto a él como a su ex Sarah Ferguson- dañan la imagen de la familia real, núcleo que Carlos quiere limitar solo a sus hijos, nueras y nietos, y por supuesto Isabel II.

placeholder Carlos y Andrés. (EFE)
Carlos y Andrés. (EFE)

Aunque la falta de química entre ellos parece que siempre estuvo ahí. Según un documental presentado por el influyente periodista Jeremy Paxman, que se emitirá el próximo sábado, en una ocasión Carlos llegó a decir: “El problema con mi hermano Andrés es que quiere ser yo”.

Respecto a Eduardo, 54 años, el heredero nunca le ha perdonado el hecho de que, en su desafortunada y corta carrera televisiva, llevara en 1987 a la familia real a participar en 'It's A Royal Knockout', una especie de yincana ambientada en la Edad Media para recaudar dinero para varias ONG.

Estadísticamente fue todo un éxito: retransmitido por la BBC, consiguió 18 millones de telespectadores en el Reino Unido –la cuarta mejor audiencia de todos los programas emitidos ese año-. Posteriormente se emitió en todo el mundo, consiguiendo 400 millones de espectadores. Y en total sumó una recaudación de 1,5 millones de libras.Pero la dignidad de la monarquía desapareció por completo. Ver a los hijos de la soberana disfrazados cual película de Lancelot mientras hacen las pruebas no tiene precio.

La que sí estará presente será la única hija de Isabel II, la princesa Ana, de 68 años, a quien Carlos quiere y venera como un activo importante para la Casa de Windsor por su actitud sencilla y comprometida. Habitualmente gana en los rankings de la más trabajadoras. No se espera, eso sí, la presencia del padre del homenajeado, el príncipe Felipe, de 97 años, quien en 2017 decidió retirarse de la vida pública.

Lidiar con Kate y Meghan

Pero si los ausentes darán de qué hablar, más aún lo harán los asistentes. Las relaciones entre Meghan y Kate están muy lejos de la luna de miel que se vivió en las Navidades de 2017, cuando el príncipe Harry y la que entonces era su prometida pasaron unos días en la casa del príncipe Guillermo y su mujer. “Para Meghan es como tener la familia que ella nunca tuvo”, manifestó entonces Harry.

Las últimas Navidades, sin embargo, el hijo menor de Lady Di y la exactriz se quedaron en la casa de la reina en Sandringham y la fotografía de los hermanos y las 'cuñadísimas' acudiendo a la misa del 25 de diciembre se notó extremadamente forzada.

placeholder Kate y Meghan en Navidad. (Getty)
Kate y Meghan en Navidad. (Getty)

Desde entonces, las tensiones entre los cuatro dicen que han continuado fraguándose a fuego lento, alcanzando el punto más álgido el mes pasado, cuando las oficinas de los hijos de la desaparecida Diana se han dividido oficialmente para ocupar distintas agendas. Una decisión, por otra parte, entendible, porque al fin y al cabo Guillermo será en su momento el futuro rey.

Respecto a Meghan, dicen que hasta la propia reina estaba impresionada por su compromiso con su nuevo trabajo con una agenda cargada de actos, no solo en el Reino Unido, sino también en el extranjero. Su reciente viaje oficial a Rabat ha sido de lo más exitoso.

Pero todos los méritos habrían caído por la borda con la opulenta baby shower que celebró en Nueva York. Las suites millonarias y los aviones privados -aunque fueran proporcionados por los Clooney- no son precisamente la mejor imagen que quiere representar la familia real, especialmente en medio de la incertidumbre del inminente Brexit.

Por último, en la recepción de este martes, que contará con cientos de invitados, jugará un papel muy importante Camilla. El heredero al trono nunca ha ocultado su entusiasmo en verla convertida algún día en reina consorte, por lo que el evento será una oportunidad tentadora de presentarla como tal a un público más amplio, en definitiva, una parte más del siempre diseñado al milímetro melodrama real.

placeholder Meghan celebrando su baby shower en Nueva York. (Reuters)
Meghan celebrando su baby shower en Nueva York. (Reuters)

Reuniones familiares…. ¿Qué haría la humanidad sin ellas? En este aspecto, los royals no se diferencian del resto de los mortales y, en concreto, en el palacio de Buckingham no se respira últimamente una efusiva cordialidad. Y ya no solo por las comentadas desavenencias entre Kate Middleton y Meghan Markle. La Casa de Windsor existía antes de las 'cuñadísimas' y los desencuentros entre sus miembros siempre han mantenido ocupados a los tabloides.

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