El secreto de la corona del príncipe Carlos: esconde una pelota de ping pong

Están a punto de cumplirse 50 años de la investidura del príncipe Carlos, que tuvo lugar el 1 de julio de 1969, una ceremonia muy recordada en la que el hijo de la reina Isabel II asumió su papel como heredero del trono.

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Stellene Volandes es una reconocida experta en joyería y autora de 'Jeweller: 'Masters and Mavericks of Modern Design' (Rizzoli). Gracias a una charla que mantuvo con el erudito del diseño moderno de joyas Ispahani Bartos (quien posee en su colección privada uno de los modelos originales de electroformado de la corona del príncipe Carlos, de 1969), ha ofrecido importantes datos sobre el secreto que oculta la esfera de la parte superior de la corona que fue colocada sobre la cabeza del hijo de la reina, que es, en realidad, tal y como ya reveló su creador, una pelota de ping pong.

El artífice de esta ocurrencia fue Louis Osman, un artista inglés, arquitecto, orfebre y medallista. Su trabajo como orfebre lo coloca hoy entre los mejores del mundo. Pero, ¿cómo llegó una pelota de ping pong a formar parte del diseño de una de las coronas más admiradas del mundo?

La Reina Madre quiso en 1969 que se confeccionase una corona única y nueva para el príncipe Carlos. Una corona que representase modernidad y el símbolo de una nueva era tras una década de los 60 complicada para la monarquía.

"Hubo protestas laborales en Inglaterra", señala Ispahani Bartos, fundador y director de Mahnaz Collection, una galería conocida por sus joyas originales y artísticas desde la década de 1960 en adelante, a Stellene Volandes. “Hubo cortes de energía en todo el país, una escasez de petróleo, levantamientos en Gales, etc. La monarquía quería que se confeccionara algo en consonancia con el estado de ánimo de la época".

Una propuesta inicial de los orfebres londinenses 'Garrard' fue rechazada por ser demasiado extravagante y ostentosa. Es en este momento cuando entra en juego Louis Osman.

Según señala Bartos, Louis Osman fue “un inconformista y un visionario. Él no se adhirió a ningún estilo en particular y trabajó muchas clases de arte. Fue arquitecto, escultor, historiador, joyero...". "Era una persona muy inusual".

Los bocetos de Osman, proporcionados por Bartos a Stellene Volandes, revelan el proceso de creación de la corona. Volandes destaca cómo los dibujos representan la intención de crear algo aerodinámico, arquitectónico, abstracto en lugar de decorativo, con líneas fuertes. "Todo lo que podría ser decorativo tenía una función, muy en línea con el pensamiento modernista", dice Ispahani Bartos.

Finalemente, el boceto presentado por Osman, fue aprobado. A partir de ese momento, el diseñador tenía aproximadamente cinco meses para entregar la corona fabricada.

En ella, una esfera dorada, el orbe, debía aparecer en la parte superior, con las insignias del Príncipe de Gales inscritas y rematada por una cruz lisa. También debía incluir diamantes con la forma del signo de Escorpio (signo zodiacal del príncipe Carlos). La base de la corona debía incluir cuatro cruces y cuatro flores de lis decoradas, discretamente, con diamantes y esmeraldas.

“El marco de la corona es bastante abstracto”, dice Ispahani Bartos, “y las cruces y flores reales no se hacen de manera representativa, también son abstractas. Pero lo más moderno de todo, por supuesto, fue cómo se realizó realmente la pieza. Osman decidió probar la galvanoplastia (una técnica que consiste en cubrir un objeto o una superficie, con capas metálicas y por medio de la electrólisis), que nunca se había intentado en un proyecto tan grande, y menos aún requerido por la realeza".

Louis Osman tomó un molde de la cabeza del príncipe Carlos, luego creó una corona de resina y finalmente la bañó en oro. Así creó una pieza con mayor brillo, pero mucho menos peso.

Pero durante la electrólisis de la esfera, esta pieza esférica, el orbe, dio problemas para ser reconstruída con éxito. Osman se quedaba sin tiempo pero, según señala Bartos, "parece ser que tuvo la idea de tratar de electrochapar una pelota de ping pong. Y funcionó...".

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La corona "de ping pong" fue vista en todo el mundo durante la investidura, y fue diferente a cualquier otra joya real lucida antes. Fue tan admirada como odiada. Su original y sesentero diseño no pasó inadvertido para nadie. Lo que nadie pudo imaginar jamás, (Bartos y Osman creen que ni siquiera el príncipe Carlos), es que el orbe, esfera dorada que remató su diseño, era, en realidad, una pelota de ping pong.