Lo que esconde la foto de la sorprendente visita de los Reyes a la infanta Cristina
La presencia de don Juan Carlos y doña Sofía este fin de semana junto a su hija y a la madre del exduque de Palma busca 'normalizar' la situación, al menos en la esfera privada
Nada en la Casa Real se deja a la improvisación. Los Reyes eméritos, don Juan Carlos y doña Sofía, estuvieron este fin de semana en las gradas, en el partido de balonmano de su nieto Pablo Urdangarin, con una escenificación digna de los mejores capítulos de 'Juego de tronos'. Iñaki está en prisión desde hace casi un año, así que se acerca el momento para que obtenga sus primeras horas de libertad. La presencia de sus suegros en el partido junto a la infanta Cristina es un paso más en la estrategia de rehabilitación del cuñado real, el preso más famoso del país.
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Hay que tener en cuenta los detalles y aquí son muy jugosos: la infanta Cristina aparece sentada junto a su madre, a la derecha, y su suegra, a la izquierda. La madre de Iñaki Urdangarin, Claire Liebaert, ha compartido espacio público con sus consuegros y ha pasado el fin de semana con ellos. Algo insólito en los últimos años. Además, sentada junto a la madre de Iñaki estaba la infanta Elena, sonriente y relajada, cómoda con la suegra de su hermana. Entre los fans también estaba Irene Urdangarin.
La relación de la infanta Cristina con su familia ha sido muy complicada durante estos últimos años. La Casa Real impuso un cordón sanitario a Iñaki Urdangarin y su familia cuando estalló el caso Nóos. La imputación de la Infanta fue decisiva para que su presencia junto a los miembros de la casa fuera vetada. Es más, las hermanas del Rey dejaron de formar parte de la familia real, compuesta ahora solo por los reyes Felipe VI y Letizia, sus hijas, Leonor y Sofía, y los abuelos, los Reyes eméritos. La gran perjudicada fue la infanta Elena, que vio como su agenda desaparecía de la de Zarzuela.
Los Urdangarin, siempre allí
Desde su exilio en Ginebra, los Urdangarin de Borbón hicieron una vida paralela a la de su real familia y fueron los Urdangarin quienes llenaron los vacíos. Solo la reina Sofía y la infanta Elena han dado apoyo explícito a Cristina, pese a que también ha contado con la ayuda de don Juan Carlos, quien, por ejemplo, ha pagado el colegio de los niños Urdangarin como hace con el resto de sus nietos.
La vuelta a casa de la hija pródiga ha sido lenta y tortuosa para ella, que ha sufrido al verse apartada de sus privilegios. Han sido ‘bodas, comuniones y bautizos’ las citas que han servido a la hija menor de los Reyes eméritos para poder reintegrarse en su red familiar. Su absolución y la entrada en prisión de su marido fueron definitivos para que pudiera volver a cierta normalidad. En enero de 2018, su padre cumplía 80 años y la Zarzuela publicó una fotografía familiar en la que no aparecían Cristina y su familia. Algo que cambió con el ingreso de Urdangarin en prisión. En noviembre, ya encarcelado, la reina Sofía cumplía 80 y entonces sí que Cristina aparecía en la fotografía. Y lo hacía vestida de rojo. Otra escenificación.
Los gestos son fundamentales: es la primera vez que se ve a los Reyes eméritos juntos desde noviembre y lo han hecho fuera de España, un viaje ex profeso para ver a su nieto y a su hija. Dejarse ver acompañados de la madre de Iñaki Urdangarin es el paso de gigante que han dado y que debería contar con la aprobación de la Casa Real. Desde Vanitatis nos hemos puesto en contacto con Zarzuela, pero al tratarse de una cita privada no pueden dar detalles del momento. Tampoco pueden informar sobre el futuro de la Infanta.
El abismo entre dos fotos
En La Caixa, entidad para la que trabaja desde Ginebra, nadie tiene constancia de que haya pedido traslado alguno aunque sí sabemos que con tan solo dos semanas de antelación ya podría cambiar su residencia. En la actualidad trabaja con su equipo, con sede en Barcelona, desde la distancia y visita la Ciudad Condal un par de veces al mes. Así que podría mudarse en cualquier momento, algo que tampoco se ve muy claro desde su círculo. Sus amigos señalan que “está muy bien en Ginebra” y que por el momento no ha hablado de traslado.
Como tampoco lo ha hecho su marido, que permanece en la cárcel de Brieva (Ávila) desde el pasado junio. Urdangarin ha pedido el tercer grado y por el momento se lo han denegado. Es cuestión de tiempo que lo consiga, como cualquier otro preso, y una de las condiciones para obtenerlo es demostrar que tiene una vivienda cerca. Y un trabajo, lo que ha provocado que el exduque de Palma haya empezado a dar voces entre sus amigos y contactos para encontrar una ocupación. Pese a que su abogado, Mario Pascual Vives, lo ha negado, sus amigos así lo confirman a Vanitatis. “Necesita un trabajo de lo que sea para poder salir de prisión y lo está buscando”, han dicho en reiteradas ocasiones a este medio.
Qué dice la ley
En cuanto a su situación en prisión, tal como informa Instituciones Penitenciarias: “El grado se revisa por la Junta de Tratamiento cada seis meses como máximo a través de un estudio individualizado, y a través de dicha revisión se podrá acceder a un grado diferente o mantenerse en el mismo”. A Urdangarin, entonces, le tocaría un nuevo examen en verano. Si esta vez vuelve a perder la oportunidad, tendrá que esperar al invierno. Entonces, tal y como ha confirmado Instituciones Penitenciarias a este medio -sin referirse a Urdangarin en particular sino extrapolando su caso al resto-, lo lógico sería que lo consiguiera. Y llegará el momento de la verdad, por lo que su familia ya prepara a la opinión pública.
Por cierto, el TSV Hannover Burgdorf, el equipo de Pablo Urdangarin, ganó en los cuartos de final y pasa a semifinales. Parece que la visita de todos los abuelos le dio suerte.
Nada en la Casa Real se deja a la improvisación. Los Reyes eméritos, don Juan Carlos y doña Sofía, estuvieron este fin de semana en las gradas, en el partido de balonmano de su nieto Pablo Urdangarin, con una escenificación digna de los mejores capítulos de 'Juego de tronos'. Iñaki está en prisión desde hace casi un año, así que se acerca el momento para que obtenga sus primeras horas de libertad. La presencia de sus suegros en el partido junto a la infanta Cristina es un paso más en la estrategia de rehabilitación del cuñado real, el preso más famoso del país.