Cuando Harry encontró a Ivanka: la mejor excusa para no acercarse a Donald Trump

Sí, pero no. Así podemos definir el esperado encuentro entre Donald Trump y el príncipe Harry este lunes en Buckingham, al menos de puertas hacia fuera. ¿Que coincidieron? Sí. ¿Que hay imágenes de ambos en el mismo momento y en el mismo lugar? Sí. ¿Que hablaron y compartieron minutos juntos? No. O eso es lo que se desprende al menos de las fotografías que hemos visto de su 'encuentro', una de las imágenes más ansiadas de la visita de Estado que el presidente americano está haciendo estos días a Reino Unido, con Melania Trump y algunos de sus hijos.

La hora estaba marcada y el lugar también, puesto que estaba previsto un almuerzo privado en palacio, al que asistirían algunos miembros de la familia real, entre ellos el duque de Sussex, tal y como se había anunciado hace unos días. Pero, para desgracia de los más curiosos, el almuerzo fue totalmente privado, por lo que no se han distribuido imágenes ni se sabe qué paso dentro, si el presidente de Estados Unidos y el príncipe Harry se saludaron o hablaron. Teniendo en cuenta los protocolos y que no era ni el momento ni el lugar más adecuado, nos cuesta creer que charlaran amigablemente o se refirieran a los insultos que no hace mucho el todopoderoso Trump dedicó a Meghan Markle, que ni estaba ni se la esperaba en el almuerzo, por muy privado que fuera.

En medio de la -suponemos- incómoda situación, el príncipe Harry encontró una aliada inesperada. No es otra que Ivanka Trump, quien se ha unido a la comitiva de la visita de Estado junto con su marido, Jared Kushner, uno de los consejeros de Trump. El príncipe Harry ejerció de anfitrión para ella tras el almuerzo, cuando los invitados a Buckingham tuvieron ocasión de visitar la colección real de arte. Con la reina Isabel II y Donald Trump liderando el grupo, el duque de Sussex prefirió quedarse rezagado y acompañar a Ivanka, evitando así más cercanía con el presidente.

Desde luego, la cara de Harry en las fotografías no es de felicidad precisamente. Y es que todas las mujeres cercanas a él han sido víctimas de comentarios o bromas bastante cuestionables de Donald Trump, conocido por su carácter deslenguado: desde su esposa, Meghan Markle, a la que llamó hace poco 'nasty' -que se podría traducir como 'asquerosa'-, hasta su madre, Diana de Gales, sobre la que hizo una broma de muy mal gusto en el pasado, o su cuñada, Kate Middleton, a la que dedicó en Twitter comentarios con tintes bastante machistas hace unos años.