Los Sussex en África: de la llegada con Archie al look de Meghan (con calzado español)

El príncipe Harry, Meghan Markle y Archie Mountbatten-Windsor ya están en Sudáfrica. La familia ha aterrizado en el aeropuerto de Ciudad del Cabo en la mañana de este lunes, antes de dar comienzo a una agenda que separará al duque de Sussex de su mujer y su hijo durante cuatro días. Pero antes de su 'ruptura' temporal, Meghan y Harry tienen previstos varios compromisos conjuntos. El primero de ellos, una visita a Nyanga, a las afueras de la ciudad, donde hacían su aparición poco después de su llegada. Una zona conocida como la 'capital del asesinato', por el elevado número de muertes violentas que se dan cada año. Una peculiaridad que ha hecho que Archie se haya quedado con la niñera, a la que también veíamos bajando del avión junto a la familia. La anécdota del viaje, en este caso, no ha estado protagonizada por la pareja, sino por sus seguidores. Un hilo de Twitter reunía cientos de oraciones y buenos deseos para que el vuelo hasta Ciudad del Cabo no tuviera contratiempos.

A diferencia de otros viajes oficiales realizados por ellos mismos o por otros miembros de la familia real, en esta ocasión la llegada a Sudáfrica no era un punto oficial de cobertura para prensa. Eso sí, tal es el interés mediático que ha suscitado la gira de los Sussex que ha habido fotógrafos intentando captar las primeras imágenes del pequeño fuera del Reino Unido. Y aunque no han sido muchas las que han conseguido, sí hemos podido ver la cara de Archie, que iba en brazos de su mamá y con el rostro descubierto. El niño llevaba un gorrito blanco con pompón que recordaba muchísimo al que llevaba el propio Harry hace más de tres décadas en Aberdeen, donde fue fotografiado junto a la princesa Diana, empezando así la lista de guiños a Lady Di de este viaje.

A pesar de que hemos visto a Archie muy abrigado en el aeropuerto, la temperatura era bastante suave cuando la familia aterrizaba en Ciudad del Cabo y tanto Meghan como Harry iban vestidos de forma muy adecuada para el clima que se han encontrado. La duquesa de Sussex ha optado por el color blanco, con un cárdigan largo y unas bailarinas destalonadas de la marca Everlane que cuestan unos 150 euros. Un look muy cómodo para las más de 12 horas de vuelo que separan Londres de la ciudad sudafricana, pero del que se ha despojado nada más llegar. En su primer compromiso ha lucido un vestido muy veraniego en blanco y negro, que mezclaba print animal y estampado étnico y con el que lucía pierna y escotazo. Para el calzado, Meghan ha tomado como referencia a su cuñada, Kate Middleton, y ha lucido unas alpargatas de cuña de Castañer, la firma española de la que la duquesa de Cambridge es fan.

No han faltado los tradicionales bailes de recibimiento, ni los abrazos a los más pequeños del centro que han visitado en primer lugar. Meghan ha soltado la mano del príncipe Harry durante unos segundos para dar palmas al ritmo de la música que los recibía. Incluso ninguno de los dos ha podido resistirse a dar unos pequeños pasos de baile junto a los niños que se han encargado de darles la bienvenida con las responsables del centro.