Juan Urdangarin, primogénito de la infanta Cristina, cumple 20 sin definir su futuro

Cuentan que sus hermanos le llaman "the Boss", el Jefe. Y no por que sea el mayor de los cuatro hijos de Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina, sino porque Juan siempre ha sido distinto, ha ido a su aire y es el más libre de todos. Y porque lo adoran. Bueno, tímido, serio y bromista -en esto último se parecen todos, en especial los chicos-, Juan ha sido siempre Juanito en casa.

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Hasta que se ha convertido en el jefe del hogar (con perdón de su madre, claro). Cumple 20 este domingo y podemos decir que su vida, pese a haber nacido en cuna real, no ha sido fácil. Fueron sus problemas en la escuela los que llevaron a sus padres a reconsiderar su vida en Barcelona y mudarse al extranjero. Volvieron a la casa de Washington tras la imputación del padre, pero no fue sostenible y se marcharon a Ginebra.

Tomó las riendas

Le tocó a él vivir en primera persona lo que es ser hijo del encausado más famoso del país. Como si los delitos los hubiera cometido el hijo, dejó de ser invitado a las fiestas y muchos padres pidieron que la familia se marchara del colegio. Con su padre ya en prisión, Juan tomó las riendas y ha permanecido junto a su madre en los peores momentos, devolviendo así el cariño recibido en su etapa más dura.

Nunca le fue fácil estudiar y tampoco ha destacado como deportista. Le gusta ver fútbol y es seguidor del Valencia, equipo que fue a ver en la temporada pasada al campo y del que tiene algunas camisetas (le gusta en especial su coetáneo Carlos Soler).

Esquí, vela

Pero alto y grandote, no es de deportes de contacto. Practica esquí, disciplina que ha podido llevar a cabo tanto en Suiza como en España. Y lo hace bien puesto que aprendió a la vez que a caminar. La última vez que lo vimos con los esquís puestos fue las pasadas Navidades, cuando pasó unos días en Baqueira después de celebrar las fiestas con su familia. También ha practicado vela desde pequeño, algo en lo que ha contribuido su abuela Sofía, la Reina, pero “pasa bastante de competir en deporte”, nos dicen quienes le conocen.

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Ha pasado el tiempo y el primogénito de la hermana del Rey sigue en busca de su lugar. El año pasado estudió en Inglaterra, tal como adelantó 'Vanity Fair'. La Universidad de Essex fue la elegida por el segundo nieto de los Reyes eméritos para cursar estudios de Economía y Relaciones Internacionales, después de pasar un año sabático en Ginebra.

De Essex a Móstoles

De su vida inglesa poco se sabe. Sabemos que en verano estuvo unos días en Lisboa, solo, en un apartamento. Y que en las últimas semanas ha estado en Madrid para sacarse el carné de conducir. Juan fue fotografiado llegando en bicicleta al centro de exámenes que la DGT tiene en Móstoles para probar con el teórico. Le falta todavía el práctico.

Juan es un tipo algo alternativo, a quien le gusta llevar un look alejado de lo clásico que se puede esperar de un miembro de la familia real. “Es poco de discotecas y más de salir con amigos, tomar alguna cerveza, reunirse y reír -comentan a Vanitatis las mismas fuentes de su entorno-, aunque alguna juerga se pega, no creas, que es un chaval”.

Un chaval que luce la misma pulsera que toda su familia, la de Battambang, donde estuvo de voluntario con la fundación de Kike Figaredo, amigo íntimo de la familia. Porque pese a haber sufrido la crueldad durante su adolescencia, cuando en el colegio le insultaban, Juan Urdangarin se ha volcado en causas solidarias.

Muy unido a su hermano Pablo, su confidente y amigo, a quien ha ido a ver a jugar balonmano, ha sido también quien más veces ha visitado a su padre en prisión. Ahora, ya con 20 años, empieza a centrarse en su propia vida. “Legend”, le llamó su hermano Pablo hace un año, cuando cumplió 19. Y dentro de su familia lo es: querido y adorado, el rebelde Juan sigue en busca de su camino.