Los abogados de Harry y Meghan, famosos por sus métodos polémicos en otros casos

El príncipe Harry y Meghan Markle han llegado al límite de su paciencia. Tras los continuos ataques y las duras críticas a la duquesa de Sussex por parte de la prensa más sensacionalista, el nieto de Isabel II ha decidido comenzar una cruzada contra los medios para evitar las injurias, las calumnias, la intromisión en la intimidad y lo que más preocupa a Harry, la repetición de una tragedia como la de Lady Di.

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El martes 1 de octubre, el hijo menor del príncipe Carlos de Inglaterra emitía una carta abierta sin precedentes en la que explicaba cómo "desafortunadamente, mi esposa se ha convertido en una de las últimas víctimas de una prensa sensacionalista británica, que realiza campañas contra personas sin pensar en las consecuencias: una campaña despiadada que se intensificó durante el año pasado, durante todo el embarazo y mientras se encontraba criando a nuestro hijo recién nacido".

Aseguraba que el dolor por el que habían tenido que pasar tanto él como Meghan había sido muy grande. Unas duras palabras a las que los Sussex no nos tienen acostumbrados y que sorprendieron a todos.

Detrás de esta estrategia más agresiva y contundente de la que suelen seguir, se encuentra el bufete de abogados Schillings, "especialistas en gestión de la difamación/reputación", tal y como ellos se describen, así como "particularmente famosos por su capacidad para hacer frente a los problemas de ciberdifamación relacionados con los nuevos medios".

Estos profesionales están más que acostumbrados a tratar casos complicados de famosos, aunque los métodos utilizados en algunas ocasiones no siempre han sido aplaudidos y han colocado a la personalidad en cuestión en medio de críticas y polémica.

Notoria fue su defensa de los intereses de JK Rowling ante un abogado que reveló sus escritos bajo seudónimo, así como los de Kate Winslet ante el uso que hizo el esposo de la actriz con unas fotografías privadas.

Cliente suyo fue también el deportista Lance Amstrong cuando un libro le acusó de dopaje. O Cristiano Ronaldo, cuando tuvo que enfrentarse a una acusación por violación.

Brad Pitt, Angelina Jolie, Naomi Campbell o Tiger Woods son otros de los nombres conocidos que han recurrido en alguna ocasión a los servicios del bufete de abogados de los Sussex.

Pero sin duda, uno de los casos más sonados y polémicos que han llevado estos asesores legales ha sido el del futbolista Ryan Giggs. En 2011, el diario 'The Sun' tuvo la intención de publicar un reportaje sobre la infidelidad de Giggs con la joven modelo Imogen Thomas. Los abogados de Shillings lograron que un juez prohibiera la publicación del nombre de Giggs en dicho reportaje. No solo eso. El famoso bufete consiguió, incluso, que el juez prohibiera que el nombre del futbolista circulara por las redes sociales, bajo amenaza de cárcel para quien lo propiciara.

El nombre salió a la luz de todos modos (no se puede poner puertas al campo) y la imagen de Giggs quedó más perjudicada por lo que muchos consideraron un intento de coartar la libertad de expresión que por la infidelidad en sí.

El caso de Giggs generó una gran polémica nacional. Para muchos, este tipo de decisiones judiciales que amenazan con cárcel incluso a usuarios de redes sociales era desmedida. Por otro lado, existía un bando que criticaba los abusos de los medios al publicar cuestiones privadas sobre la vida de una persona sin su consentimiento.

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La imagen del bufete de abogados Shillings también quedó manchada. Sus métodos fueron tildados de controvertidos y polémicos, algo que ahora no parece haberle importado al príncipe Harry. "Aunque esta acción puede no ser segura, es la correcta. Porque mi miedo más profundo es que la historia se repita. He visto lo que sucede cuando alguien que amo se convierte en mercancía hasta el punto de que ya no son tratados o vistos como una persona real. Perdí a mi madre y ahora veo a mi esposa ser víctima de las mismas fuerzas poderosas".