Felipe y Letizia presumen de hijas y otras anécdotas: lo que no viste de la recepción

La recepción en el palacio Real el 12 de octubre, Día de la Fiesta Nacional, es uno de los encuentros más esperados donde el grueso de la clase política se relaja.

No hay declaraciones mas allá de aquellas que no comprometen y son sociables y habladores durante unas horas. Y los más relajados, los personajes que han dejado el cargo como es el caso de Soraya Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal, Méndez de Vigo o el terror de los ciudadanos, el ex ministro Montero.

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En el caso de las dos mujeres con más poder en la legislatura de Mariano Rajoy, esta diferencia la marca el que ambas tienen mejor aspecto y menos corrillo alrededor. La ex ministra de Defensa se marchaba justo cuando llegaban los reyes y no tuvo más remedio que retrasar su salida. La razón de esa "huida" tenía toque familiar: "Voy a comer con mi hijo", explicó.

Albert Rivera tampoco se quedó hasta el final. Había apuesta de si acudiría a la cita institucional con Malú, como hizo con su anterior novia, Beatriz Tajuelo, pero llegó solo. Según decían, fue la cantante la que decidió que no quería ser protagonista de nada. El presidente de 'Ciudadanos' explicó que no le importaba que contaran su historia de amor. Lo que no admitía eran "los inventos", como aclaró en presencia del director de `'Semana', publicación que dio la exclusiva de la sorprendente relación.

Mientras el año pasado, la participación de la reina Letizia en la recepción fue muy breve, esta vez se la vio relajada y contenta. No tuvo inconveniente en contar que la princesa de Asturias se encuentra centrada en sus estudios y tranquila ante su debut en los premios que llevan su nombre. "No está nerviosa. Más el rey que ella", comentaba sonriendo.

El rey, por su parte, explicaba que para él su debut a los 13 años en el teatro Campoamor de Oviedo fue un "día muy importante y lo será también para la princesa. Lo recuerdo perfectamente y si se me olvida están ustedes para recordármelo", comentaba añadiendo que la heredera tendrá doble presencia institucional cuando acuda a la entrega de los premios Princesa de Girona.

Los reyes compartieron con los cerca de ochocientos invitados, una recepción mucho más tranquila que en años anteriores y donde las mujeres tuvieron un protagonismo especial. Tanto las ministras y cargos públicos como las acompañantes de los presidentes de partido estuvieron mucho más habladoras que el sector masculino. En este sentido, se estrenaban Lidia Bedman, casada con Santiago Abascal (Vox), que se mostró encantada y así lo comunicaba a los periodistas: "Es un honor y una alegría estar hoy aquí". No dudó en reivindicar su papel de mujer independiente: "Me piden entrevistas y digo que no porque no tengo necesidad de ir como señora de".

En la misma situación y coincidiendo con la anterior se encontraba Manuela Villena. La mujer del presidente de la Junta de Andalucía, Moreno Bonilla, algo mas tímida al principio. Estuvo arropada por Isabel Torres, casada con Pablo Casado y una de las personas más sociables de la recepción.

El presidente del PP fue de los últimos en marcharse, igual que Adolfo Suárez Illana, que explicaba lo duro que resultaba para su mujer, Isabel Flores, que el hijo quiera ser torero. "Ya ha debutado como novillero y ahora a esforzarse para llegar a estar entre los mejores".

Mientras Pedro Sánchez estaba a lo suyo, Begoña Gómez también iba por libre. Ya no necesita estar arropada como el año anterior. Contó a Vanitais cómo sus hijas llevan con naturalidad el cargo que ostenta su padre y lo enriquecedor que ha sido para ella conocer a gente y situaciones que "nunca las hubiera tratado si no fuera por estar donde estoy".

La ministra Magdalena Valerio no tuvo inconveniente en explicar su estilismo. "Este traje de chaqueta lo estrené hace no sé cuantos años. Era de un modisto francés que se estableció en Pamplona y me gustaba mucho lo que hacía. Tengo un fondo de armario suyo que me soluciona la vida porque uso más o menos la misma talla. Los zapatos y el bolso también son de un diseñador de Guadalajara".

Soraya Sáenz de Santamaría, mucho más relajada que en otras recepciones, contaba que había adelgazado cinco kilos "porque no tengo tanta presión como antes. Yo engordaba en vez de adelgazar, como le sucede a otras personas, cuando tienen tensión. Incluso hay quien me dice que si me he estirado, porque también me ha mejorado la piel" contaba.

La abogada del estado, ahora ejerciente, saludó a José María Michavila, que acudió acompañado por primera vez de su novia, Alejandra Salina. El próximo 19 de octubre será el padre de la novia cuando su hija Irene se case en la iglesia de Candeleda, en Ávila.

Muchos de los presentes coincidieron en que este año, la recepción ha sido más tranquila y menos ruidosa que en ediciones anteriores. Los reyes fueron aclamados en la calle y la reina se mostró receptiva con todos los invitados.