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Bromas a Letizia, piropos a Victoria... La felicidad (inesperada) de Masako de Japón
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Bromas a Letizia, piropos a Victoria... La felicidad (inesperada) de Masako de Japón

La imagen que la emperatriz ha dado estos dos días es muy diferente a la que nos llega habitualmente de ella, afectada por la depresión, los nervios y la ansiedad

Foto: Masako y Naruhito. (EFE)
Masako y Naruhito. (EFE)

La emperatriz Masako nunca ha sido, que digamos, la encarnación de la felicidad. La depresión, ansiedad y nervios la han perseguido desde que se casara con Naruhito y más especialmente desde que diera a luz a la princesa Aiko. El no tener descendencia masculina ha hecho mucha mella en ella. Tanta que la preocupación por su estado de salud ha sido la tónica general desde entonces, llevándole a emitir un comunicado hace un año en el que admitía que no estaba segura sobre su papel como emperatriz: "Si pienso en los días por venir, a veces me siento insegura sobre hasta qué punto podré serle útil al pueblo. Pero lo haré lo mejor que pueda para contribuir a que sean felices".

Pero la Masako que hemos visto estos dos días en Japón, celebrando la entronización de Naruhito, recibiendo invitados y aguantando horas de saludos a mandatarios de todo el mundo, poco tiene que ver con la imagen triste y nostálgica que siempre nos ha llegado de ella. La nueva emperatriz de Japón ha estado, sencillamente, pletórica durante las dos jornadas festivas. Una felicidad que se ha plasmado especialmente en sus encuentros con el 'repóquer' de royals europeas que asistieron a la ceremonia de entronización y posterior cena de gala.

Ya hablábamos en Vanitatis del emotivo abrazo que dio a Letizia en su encuentro. Un momento sincero en el que ambas se mostraron de lo más cariñosas la una con la otra. Pero las pruebas de su buena relación no acabaron ahí. Al entrar al banquete, Masako pasó de nuevo al lado de Letizia y quiso hacerle una pequeña broma con la silla, mientras Victoria de Suecia miraba, sonriente, la curiosa situación.

Pero Masako no se había saltado el protocolo en la línea de saludos solo para abrazar a Letizia, sino que recibió de manera especial a Matilde de Bélgica, Mary de Dinamarca, Victoria y Máxima de Holanda, con la que vimos una especial complicidad. Y la buena sintonía entre damas reales seguía al día siguiente, cuando Naruhito y Masako organizaron una fiesta del té para la realeza presente en Japón.

Al llegar el turno de Mary, la danesa hizo la reverencia a la nueva emperatriz, que Masako recibió con humildad e intentando impedirlo, diciéndole que no era necesario que la hiciera. Poco después, la complicidad se repetía con Victoria de Suecia, a la que incluso alabó el vestido que llevaba mientras intercambiaban unas palabras de afecto.

La emperatriz Masako nunca ha sido, que digamos, la encarnación de la felicidad. La depresión, ansiedad y nervios la han perseguido desde que se casara con Naruhito y más especialmente desde que diera a luz a la princesa Aiko. El no tener descendencia masculina ha hecho mucha mella en ella. Tanta que la preocupación por su estado de salud ha sido la tónica general desde entonces, llevándole a emitir un comunicado hace un año en el que admitía que no estaba segura sobre su papel como emperatriz: "Si pienso en los días por venir, a veces me siento insegura sobre hasta qué punto podré serle útil al pueblo. Pero lo haré lo mejor que pueda para contribuir a que sean felices".

Mary de Dinamarca
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