Descubrimos el 'misterioso' problema de la reina Letizia con las pulseras

Ya hemos analizado en Vanitatis los looks de la reina Letizia en Japón y Corea: vestidos, complementos, joyas... Pero hay un detalle de sus outfits que nos ha llamado especialmente la atención. Para la cena de gala con motivo de la entronización de Naruhito, Letizia rescató del joyero familiar varias piezas muy valiosas. Por un lado, la tiara Flor de Lis; por otro, los pendientes; por último, las llamadas 'pulseras gemelas' que, como las otras dos joyas, tienen su origen en la reina Victoria Eugenia y su boda con Alfonso XIII, ya que fueron regalos del abuelo del rey Juan Carlos a su futura mujer.

Son estas pulseras, precisamente, las protagonistas de un gesto muy revelador de la Reina que obervábamos en la cena de gala. Es habitual que Letizia lleve ambas pulseras en la misma muñeca, como sucedía en su entrada al Palacio Imperial para asistir a la cena de gala, completando el imponente look de Carolina Herrera. Pero, unos minutos más tarde, al saludar al emperador Naruhito y la emperatriz Masako, llevaba una en cada brazo.

Pero el baile de pulseras no acaba aquí, ya que también en Corea hemos visto cómo Letizia ha cambiado la posición de la pulsera de zafiros que ha lucido en los primeros actos de la visita de Estado, la misma que estrenó durante el acto de entrega de las Medallas del Mérito Civil, el pasado junio. Durante los primeros compromisos del día, en el cementerio nacional y el posterior encuentro con la primera dama, hemos visto que Letizia la llevaba en la mano derecha, mientras que después se aprecia el cambio a la muñeza izquierda.

Cierto es que las pulseras no son el complemento más habitual de Letizia en sus habituales looks, así que es posible que los cambios de posición y el moverlas de una mano a otra vengan porque no está del todo habituada a llevarlas y no se encuentra del todo cómoda con ellas, por muy históricas y valiosas que sean o, quizá, precisamente por eso, ya que el peso, al menos de las 'gemelas' de Cartier, no debe ser precisamente insignificante.