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Tres horas: la fugaz estancia de los Reyes en Santiago, de la que muchos ni se enteraron
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FAMILIA REAL ESPAÑOLA

Tres horas: la fugaz estancia de los Reyes en Santiago, de la que muchos ni se enteraron

A desgano, sin apartar la vista del televisor colgado junto al mostrador, el dependiente me cobró por la botella de agua mineral y los caramelos. Y adiós...

Foto: Los Reyes en Santiago de Cuba. (EFE)
Los Reyes en Santiago de Cuba. (EFE)

A desgano, sin apartar la vista del televisor colgado junto al mostrador, el dependiente me cobró por la botella de agua mineral y los caramelos. Y adiós. Mientras reponía fuerzas sentado a una de las mesas del pequeño bar, lo vi hacer lo mismo con el resto de los clientes. A todas luces, poco le importaba la ganancia del negocio, estatal como la mayoría de los de esta ciudad, Santiago, a la que había llegado poco después del mediodía en ‘persecución’ de los Reyes.

Don Felipe y doña Letizia tenían pactada una visita ‘quirúrgica’ a la que oficialmente se designa como Ciudad Héroe de la República de Cuba. Transcribo del programa oficial: a las 13:00 horas locales (19:00 de Madrid) partida desde La Habana; entre las 15:00 y las 18:00, tras el aterrizaje en la metrópoli oriental, sendos actos de recordación a los marinos y soldados españoles que en 1898 cayeron defendiendo las últimas glorias del imperio colonial. Al concluir, la aeronave en la que viajaban remontaría vuelo de regreso a la península.

Uno de los sitios agendados se ubicaba en la periferia de la ciudad; el otro, dentro del exclusivo barrio de Vista Alegre, una urbanización de la primera mitad del siglo XX en la que se alza la lujosa vivienda empleada por el primer secretario del Partido Comunista, Raúl Castro, durante sus prolongadas estancias en la urbe. Aquí se hayan sepultados muchos de sus compañeros de armas, su esposa de toda la vida y su hermano mayor, Fidel Castro.

Los Reyes en Santiago. (EFE)

En todo eso pensaba mientras acopiaba valor para volver a la avenida cercana. Aunque en la tarde de este jueves el termómetro marcaba alrededor de treinta grados Celsius, y el sol por momentos se ocultaba, el calor de Santiago es cosa seria. El descanso me permitía, además, seguir el partido de béisbol que tanto interesaba a mi ‘amigo’ el dependiente. Por una extraña conjunción de los astros la televisión nacional no transmitía un juego protagonizado por Industriales, el mediático equipo de la capital, sino por los de Santiago y Camagüey; el segundo, de la ciudad donde nací. A lo lejos se escuchaba el bullicio del público que –según se podía observarse en pantalla– colmaba las gradas del estadio citadino.

Casi a punto de marcharme, me sorprendió la primera referencia al acontecimiento por el cual había viajado a Santiago. El dependiente discutía con alguien por teléfono. Hilvanando frases sueltas deduje que se trataba de la encargada de relevarlo en la atención del establecimiento, quien vivía en una de las barriadas cercanas al Castillo del Morro. Lo llamaba para avisarle que demoraría en llegar, pues “por lo del acto del Rey” habían suspendido el servicio de ómnibus. “Yo bien que se lo dije, que si no salía temprano me iba a embarcar”, rezongó nuestro personaje a poco de cortar la comunicación.

Vista de paso

Los Reyes no tuvieron tiempo para conocer la ciudad más caribeña de la isla. Sus habitantes son el arquetipo de lo que los folletos turísticos insisten en calificar como ‘cubano’: escandalosos, confianzudos, amantes de la música y el ron fuerte de caña, incapaces de reprimir emociones…

Santiago es también tierra de caudillos. En tiempos de las guerras independentistas, de aquí salieron muchos de los generales del Ejército Libertador; y en la República, sus calles fueron el escenario en que transcurrieron la infancia y adolescencia de Fidel Castro, y buena parte de la lucha armada que terminó convirtiéndolo en figura mítica del panteón revolucionario. Significativamente, desde hace años la ciudad también es asiento de los más importantes grupos opositores del país, los cuales en las últimas semanas fueron llamados ‘a capítulo’ para evitar incidentes durante la visita de Sus Majestades. Incluso circuló una carta dirigida a la pareja real, reclamándoles que mediaran para que fuera excarcelado un autotitulado líder democrático.

placeholder Los Reyes en su último día en Cuba. (EFE)
Los Reyes en su último día en Cuba. (EFE)

Después de recorrer El Morro, don Felipe y doña Letizia tenían previsto trasladarse hasta el Parque Patrimonial Loma San Juan-Árbol de la Paz, levantado en el sitio donde transcurrió la última batalla de la guerra hispano-cubano-norteamericana. Una importante avenida conduce desde el centro histórico de la ciudad hasta las proximidades del monumento, y de allí hacia poblaciones suburbanas desde las que cada día llegan miles de personas.

Este jueves, todas se vieron obligadas a emprender un extenso rodeo, pues en la zona el tránsito había sido limitado. De hecho, por todo Santiago eran visibles las muestras de seguridad reforzada. En las paradas de ómnibus, en las colas para comprar pollo (la fuente de proteína más usual en la mesa de los cubanos) y en las conversaciones al paso, se escuchaba hablar de los Reyes como si aún estuvieran en La Habana, a casi mil kilómetros de distancia. Para muchos parecía más importante el resultado del partido de béisbol que transcurría por las mismas horas, en el que se definía la primera posición del campeonato nacional.

Tres horas son poco más que nada.

Los Reyes. (EFE)

A desgano, sin apartar la vista del televisor colgado junto al mostrador, el dependiente me cobró por la botella de agua mineral y los caramelos. Y adiós. Mientras reponía fuerzas sentado a una de las mesas del pequeño bar, lo vi hacer lo mismo con el resto de los clientes. A todas luces, poco le importaba la ganancia del negocio, estatal como la mayoría de los de esta ciudad, Santiago, a la que había llegado poco después del mediodía en ‘persecución’ de los Reyes.

Rey Felipe VI
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