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Las cartas del rey Juan Carlos a una miss peruana con faltas de ortografía
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Las cartas del rey Juan Carlos a una miss peruana con faltas de ortografía

Las memorias de José Bono ya están en la calle y traen una buena colección de anécdotas, como los tres aviones que usó la familia real saudí para un viaje... de tres días

Foto: José Bono y el rey Juan Carlos, durante un acto. (EFE)
José Bono y el rey Juan Carlos, durante un acto. (EFE)

La tercera entrega de las memorias de José Bono, testigo privilegiado de la actualidad española durante décadas, trae una buena colección de conversaciones con el rey Juan Carlos y de anécdotas. A través de los ojos de Bono conocemos al antiguo monarca en su faceta más borbona, más de tú a tú, pero también más presente en la vida política de lo que parece. El expresidente del Congreso reconoce que siente por Juan Carlos "más afecto personal que admiración política", entre otras cosas porque "su vida privada y sus aficiones han tenido poco que ver con las cualidades por las que el conjunto de la sociedad española lo ha querido y vitoreado durante muchos años".

Las indiscreciones de Bono llegan a la monarquía saudí. "El día 14 asisto a la cena de gala en el Palacio Real en honor del rey Abdalá bin Abdelaziz. Félix Sanz me dice que se han utilizado catorce camiones de mudanza con los muebles y enseres que ha traído este personaje desde Arabia Saudía para llevarlos hasta el palacio de El Pardo, donde pernoctará tres noches. ¡Tres aviones Jumbo llenos para tres noches! Se lo digo a Zapatero antes de la cena y me comenta: 'Si los españoles supieran que aceptamos estas condiciones del viaje, nos correrían a gorrazos'. Zapatero cena junto a un saudí, el 'príncipe comisiones', al que, según el rey Juan Carlos, llaman así porque las cobra por casi todo".

placeholder Sonsoles Espinosa, José Bono y Rodríguez Zapatero, en una cena de gala. (EFE)
Sonsoles Espinosa, José Bono y Rodríguez Zapatero, en una cena de gala. (EFE)

En otra cena de gala, en esta ocasión para agasajar al presidente dominicano Leonel Fernández, Bono y el rey Juan Carlos se sientan juntos y el padre de Felipe VI comparte con él una anécdota de sus años de juventud, cuando, siendo guardamarina, don Juan Carlos se encaprichó de Miss Universo, "una guapísima ciudadana peruana". "Al embarcar en el Juan Sebastián Elcano -narra el rey- le escribía todos los días largas cartas, y en Panamá se las entregué a un compañero para que las llevase al correo de la embajada. Una vez que regresé a España, fui a saludar a Franco, y el general me dijo: 'Alteza, hay que mejorar en ortografía, he visto muchas faltas en sus escritos'. Cuando me intenté justificar, Franco me respondió que no era una falta aislada, sino muchas, recordándome las ofensas al diccionario que se contenían en las cartas que dirigí a la peruana. Pasé vergüenza, y no he perdonado que el cónsul de España hiciera llegar aquellas cartas a Franco".

El desastre del Ritz

Bono describe sus despachos habituales con don Juan Carlos, donde comentan la situación política. También almuerzos de altura, como el organizado por él mismo en los días en los que se preparaba la reforma del artículo 135 de la Constitución. Están las más altas instituciones del Estado, en el despacho del presidente del Congreso. Don Juan Carlos intercala las sesudas conversaciones sobre España con anécdotas: "Las comidas oficiales del Palacio Real en la mayoría de las ocasiones las sirve Jockey, pero cambiamos para dar variedad y por cuestión de precio, porque hay días que se suben a la parra; sin embargo, con motivo de la visita de Giscard, que le tocó al Ritz servirla, hicimos el ridículo, y hasta Santiago Carrillo se quejó de que la comida estaba fría y llegó a decir que aquella comida no era digna del Palacio Real. Desde entonces, los del Ritz ya no van".

En algún momento, Bono llega a caricaturizar al antiguo monarca. Sucede cuando narra un encuentro con él en Zarzuela. "Se encuentra desfigurado, con un ojo lleno de moratones, y también le observo en la mano alguna herida. Se lo ha hecho un ayuda de cámara al abrir la puerta. [...] Me comenta que va a recibir a los diputados de la coalición nacionalista vasca Amaiur, pero que los va a atender, exclusivamente, por mandato constitucional. Le aconsejo que los reciba con circunspección, dándoles la mano con un gesto grave. Entonces el rey se levanta y me dice que ensayemos cómo les tiene que dar la mano, y así lo hacemos. Resulta ingenuo y, por otra parte, es una prueba de confianza que el rey me diga: 'Mírame a la cara a ver si estoy serio mientras te doy la mano, como si tú fueras uno de ellos'".

placeholder La infanta Cristina saluda a Barack Obama en presencia de su marido, Iñaki Urdangarin, durante su etapa en Washington. (EFE)
La infanta Cristina saluda a Barack Obama en presencia de su marido, Iñaki Urdangarin, durante su etapa en Washington. (EFE)

Aquel día, Bono le había pedido audiencia para hablarle de Urdangarin, que entonces todavía está residiendo en Washington. "Urdangarin -afirma el rey- me ha salido mucho peor que Marichalar. Hoy me ha llamado la infanta Cristina desde América para preguntarme por lo del accidente del ojo y al acabar le he preguntado por su marido, y me ha dicho que no estaba preocupado. ¡Pues yo sí que estoy preocupado, porque en España se perdona todo menos los asuntos de dinero! Parece mentira que no se den cuenta de la que está cayendo".

Al final, como reconoce el expresidente del Congreso en su libro, fue el caso Urdangarin quien acabó con su reinado. Como también la cacería de elefantes y su relación con Corinna zu Sayn-Wittgenstein, un personaje que no podía faltar en las memorias de Bono. "El domingo 23, Ramón Gandarias, nuestro ministro consejero de la embajada en Londres, me acompaña hasta el aeropuerto para mi regreso a Madrid. Me cuenta que 'el rey va con una señora de origen ruso cuyo marido se llama Casimir y está exultante por habérsela quitado de encima". Indagando más, Bono averigua quien es esta mujer. "Se trata de Corinna, que, según Alberto Saiz, exdirector del CNI, 'es una mujer que no le conviene al rey. Impedí, en complicidad con Alberto Aza, un acto que Corinna quería montar en el Palacio Real, presidido por el rey, a través de la empresa Apolonia; hubiese sido un escándalo, porque solo pretendía recaudar fondos. Desde la Fundación Laureus también quiso organizar varios eventos con fines recaudatorios. Pese a nuestra oposición, consiguió celebrar dos saraos de este tipo en Barcelona. Es muy ambiciosa. Yo, desde luego, haré lo que pueda por echarla de su entorno: no traerá nada bueno'". Una conversación premonitoria, sin duda.

placeholder La reina Sofía, en una imagen de archivo. (EFE)
La reina Sofía, en una imagen de archivo. (EFE)

La otra mujer de su vida, la reina Sofía, no aparece demasiado entre las páginas de las memorias de Bono. El expresidente de Castilla-La Mancha sí relata una triste anécdota que revela la rocambolesca manera en que doña Sofía se enteró de la muerte de su madre, la reina Federica de Grecia. La pareja estaba en Baqueira pasando unos días de descanso. "Se anuló la cena -explica Bono- y se me rogó que subiera a la casa de La Pleta, donde el rey informa, en la misma puerta, de la muerte de la reina Federica, pero advierte que se lo ha ocultado a doña Sofía para evitarle sufrimientos en el viaje: 'Sólo le he dicho que su madre está indispuesta y que debería regresar a Madrid'. [...] La reina abandonó Baqueira en helicóptero en dirección a Zaragoza, donde un avión de las fuerzas aéreas la trasladó a Madrid. En Zaragoza, el coronel jefe de la base le da el pésame y la reina se entera así de la muerte de su madre". El rey, mientras, prefirió quedarse en Baqueira manteniendo una larga reunión con el general Armada.

Pero si hay un detalle revelador del carácter del rey Juan Carlos es el argumento que usó, no solo con Bono, también con muchos los que le preguntaron en los días de la reforma constitucional por qué no cambiar también, ya que estaban, el espinoso asunto de la prevalencia del varón sobre la mujer en la sucesión de la corona. "La modificación constitucional me da miedo porque el referéndum podría ser aprovechado por algunos para cuestionar la monarquía. Mejor que cambiar ahora la Constitución es que el príncipe no tenga más hijos; ya sabes, 'marcha atrás".

La tercera entrega de las memorias de José Bono, testigo privilegiado de la actualidad española durante décadas, trae una buena colección de conversaciones con el rey Juan Carlos y de anécdotas. A través de los ojos de Bono conocemos al antiguo monarca en su faceta más borbona, más de tú a tú, pero también más presente en la vida política de lo que parece. El expresidente del Congreso reconoce que siente por Juan Carlos "más afecto personal que admiración política", entre otras cosas porque "su vida privada y sus aficiones han tenido poco que ver con las cualidades por las que el conjunto de la sociedad española lo ha querido y vitoreado durante muchos años".

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