Kate, Meghan y sus parientes 'royal' más desconocidos (y envidiados)
La duquesa de Sussex y la de Cambridge gozan (y sufren) su fama mundial. Otros parientes de la realeza cuentan con una gran privacidad y vida acomodada. ¿Quiénes son?
Meghan Markle sabe bien lo que es sufrir la presión mediática. Desde el principio fue consciente de que formar parte de la familia real británica conllevaría una exposición y escrutinio férreos, pero, según confesó ella misma, nunca llegó a imaginar que esa exposición alcanzaría el nivel de intensidad que la ha colocado al borde de la ansiedad.
Kate Middleton es otra de las royals británicas que ha tenido que aprender a convivir con el foco mediático posado sobre su persona las 24 horas del día. Como futura reina, la responsabilidad de Kate es, si cabe, mayor y la presión también.
Nada que ver su situación con la de otros miembros de la realeza que son, incluso, grandes desconocidos para el público. Dentro de la familia hay personas que gozan de una cómoda y lujosa vida, como parientes del núcleo duro de la monarquía, ese formado por Isabel II, Carlos de Inglaterra, Camilla, el príncipe Harry y el príncipe Guillermo, pero que sin embargo pasan muy desapercibidos.
Su libertad de movimientos y su privacidad es mucho mayor, algo que Meghan y Kate deben envidiar en más de una ocasión.
Pero ¿quiénes son estos parientes royal, prácticamente desconocidos si los comparamos con la inmensa fama mundial de los Sussex o los Cambridge?
Un ejemplo claro lo tenemos en los hermanastros de Guillermo y Harry. Se trata de los hijos de Camilla Parker Bowles. La duquesa de Cornualles tiene una hija llamada Laura Lopes y un hijo llamado Tom Parker, ambos fruto de la relación de la hoy esposa de Carlos de Inglaterra con su primer esposo, Andrew Parker-Bowles.
Laura tiene 41 años, estudió Historia del Arte y Marketing en la Universidad de Oxford Brooke y luego se convirtió en corresponsal de 'Tatler'. En 2005 fundó la galería de arte Eleven en Londres, y un año después se casó con el aristócrata Harry Lopes, con quien tuvo tres hijos. Por su parte, Tom nació en 1984 y es crítico gastronómico. Ha escrito siete libros sobre cocina.
Ninguno de los dos son habituales en las reuniones de la familia real. El propio Tom confesó hace un tiempo en televisión que tanto él como Laura son dos hermanos normales, personas comunes que viven al margen de la mediática Corona y admitió que es su madre la que se casó con un miembro de la familia real, por lo que debe ser ella la que forme parte de ese mundo y no sus hijos.
Lo mismo ocurre con los hijos de la difunta princesa Margarita, la hermana de la reina Isabel II. Se trata de Lady Sarah Chatto y David Armstrong-Jones, sobrinos de la reina y de los que, sin embargo, pocas veces se habla. La primera es pintora y el segundo es un fabricante de muebles inglés y presidente de la casa de subastas Christie's London. Su sangre azul no les impide llevar una vida alejada de los medios que pocas veces se hace pública.
El tercer ejemplo de royals desconocidos lo encarnan a la perfección James (de 13 años) y Luisa (de 16 años), dos hermanos que, a pesar de ocupar la misma posición en la familia real que la princesa Beatriz y la princesa Eugenia de York, son mucho menos mediáticos que estas dos últimas. Eugenia y Beatriz son hijas del príncipe Andrés y Sarah Ferguson. James y Luisa son hijos del príncipe Eduardo y Sophie Wessex. Sin embargo, las primeras han dado mucho de qué hablar. Los segundos, de momento, pasan completamente desapercibidos y viven una vida prácticamente alejada de los focos.
Se sabe que Luisa nació con un trastorno ocular debido a complicaciones en el parto de su madre. Fue una de las damas de honor de Guillermo y Kate, una de las pocas ocasiones en las que se ha dejado ver en público.
[LEA MÁS: Sophie de Wessex, la mano que mece el armario de Kate Middleton]
James y su hermana Luisa no son tratados como príncipe y princesa, a pesar de que poseen ese estatus legal. Cuando sus padres se casaron fue anunciado que, de acuerdo a sus deseos, todos sus hijos renunciarían a llevar dicho título, lo que les ha permitido gozar de una vida más cómoda, más relajada en cuanto a su papel oficial dentro de la familia, y mucho más privada.
Meghan Markle sabe bien lo que es sufrir la presión mediática. Desde el principio fue consciente de que formar parte de la familia real británica conllevaría una exposición y escrutinio férreos, pero, según confesó ella misma, nunca llegó a imaginar que esa exposición alcanzaría el nivel de intensidad que la ha colocado al borde de la ansiedad.