Todos los secretos del encuentro de Letizia y Carmen Lomana (y lo que le dijo la Reina)

Una hora de recorrido, decenas de obras de arte contempladas y cientos de fotografías protagonizadas. Es el resumen, a grandes rasgos, de la visita que hacían este jueves los reyes Felipe y Letizia a ARCO para su inauguración, una de las citas más esperadas del año, y no solo por los amantes del arte, entre los que se encuentra la socialite Carmen Lomana, que no se pierde ninguna edición. Una ajetreada mañana en los pabellones 7 y 9 de Ifema, donde a pesar del tumulto y de la gran cantidad de medios acreditados, a nadie le ha pasado desapercibido el breve encuentro que han protagonizado la Reina y la empresaria.

En Vanitatis hemos querido ponernos en contacto con Carmen para que nos desvele cómo fue ese fugaz encuentro, que además no es la primera vez que se da. Como nos cuenta ella misma, es habitual que coincidan tanto en las inauguraciones de ARCO como en el estreno de la temporada del Teatro Real, del que la leonesa también es incondicional. Aunque en esta ocasión apenas pudieron intercambiar unas palabras, Carmen no se ha quedado sin su saludo: "Me encanta verte aquí", le dijo la Reina. "Es tremendamente cariñosa y amable conmigo siempre", confiesa Lomana.

Carmen también nos ha contado una pequeña anécdota que ha tenido lugar durante su encuentro con la Reina. Y es que casi en el mismo momento que doña Letizia se acercaba a saludarla, lo hacía también Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, dando lugar a un pequeño choque entre ellas: "Por supuesto, he saludado primero a la Reina, y luego le he dado un beso a Isabel, con la que también me llevo muy bien". Lo cierto es que Carmen Lomana no tiene más que buenas palabras tanto para doña Letizia como para el rey Felipe: "Es para estar muy orgullosa de los dos, no podemos tener una mejor representación".

Casi los mismos halagos que tiene para la feria de arte: "Este año está maravillosa, con gente venida de todo el mundo, es espectacular. Me recuerda a los primeros años, cuando se compraba tanto". Ella misma confiesa que ha echado al ojo a algunas cosas, pero que el día de la inauguración, dado el jaleo que hay, solo va a mirar. Aunque ya tiene su favorita, una obra de Chillida que cuesta cinco millones de euros: "No la voy a comprar, porque no sabría dónde ponerla", dice con su característica ironía.