Elena y Cristina, en el disparadero: ¿renunciarán a las ayudas de su padre?
Juan Carlos I ha pagado, entre otras cosas, el colegio de sus nietos Marichalar y Urdangarin. Ayudó a su hija pequeña con 1,2 millones para comprarse el mal llamado palacete de Pedralbes
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Cuando un hermano toma una decisión tan trascendental como la de renunciar a la herencia del padre por considerarla poco limpia, el resto de la familia se enfrenta a un dilema. ¿Deben renunciar todos? Hace años que las infantas Elena y Cristina viven al margen de la Casa Real y el último golpe en la mesa que ha dado Felipe VI las deja en el disparadero. Porque ambas, además, han contado siempre con la ayuda económica de su padre, Juan Carlos I, para mantener un buen nivel de vida.
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Es más, don Juan Carlos (¿hay que seguir usando el don antes del nombre, como mandaba el protocolo?) ha sido el responsable de pagar los estudios de los nietos Marichalar y Urdangarin a lo largo de sus vidas. Lo ha confirmado Vanitatis en numerosas ocasiones con personas cercanas a las familias implicadas.
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Lo que nunca se hizo fue calcular el valor total de los gastos y compararlo con los ingresos oficiales del Rey emérito (¿sigue siendo rey emérito?). Es decir, si el padre del Rey ingresaba cada año 194.000 euros brutos del Estado tras abdicar, y ese era su único patrimonio, pagar el colegio de los niños era casi lo único que podía permitirse. El dinero de la asignación del Estado no daba para mucho más.
80.000 euros al año en colegio suizo
Porque los Urdangarin, que son cuatro, estudiaban en el Ecolint, un colegio privado de Ginebra que no es el más caro pero tampoco es económico. Como base, cada alumno debe pagar unos 20.000 euros al año, precio que no incluye ni trasporte, ni comida ni extraescolares. Así, nos salen 80.000 euros al año solo de colegio de los Urdangarin, a lo que habría que sumar el internado en el extranjero de Felipe Froilán y el colegio de Victoria Federica de Marichalar. Nos pasamos de los 100.000 euros al año en el pago de los colegios de los nietos, con lo que al Rey emérito le quedaban menos de 90.000 para sus gastos, que no eran pocos si tenemos en cuenta sus viajes, sus regatas y sus salidas gastronómicas.
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El apoyo que don Juan Carlos ha dado a sus hijas ha sido constante en el tiempo. Y no solo para los gastos escolares. Cuando el matrimonio Urdangarin de Borbón decidió comprarse aquella mansión ‘a reformar’ en el privilegiado Pedralbes, tuvieron que pedir ayuda porque ni con los desmanes de Iñaki Urdangarin llegaban a pagar todo el montante que costó aquel ambicioso proyecto.
1,2 millones para la casa
Lo supimos durante el juicio del caso Nóos: los entonces duques de Palma pidieron a Juan Carlos I ayuda económica para comprar y reformar el mal llamado palacete de Pedralbes y este les dio 1,2 millones de euros. En el juicio, Manuel González Peeters, defensa de Diego Torres, intentó demostrar que se trató de una donación y no de un préstamo, por lo que la pareja debía haber pagado impuestos por una cantidad de 200.000 euros, algo que no hizo.
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Los papeles en los que se firmaba la donación eran claros, pero la defensa de Urdangarin afirmó que se trataba de un préstamo, que los exduques iban devolviendo, y que no cabía reclamar impuestos. Se desestimó este apartado porque aunque hubiera sido delito, había prescrito.
Lo que sí que quedó claro es que el rey Juan Carlos había pagado 1,2 millones de euros a su hija para que comprara una casa que estaba, sin duda, por encima de sus posibilidades económicas. ¿Estaba la ayuda del padre también por encima de sus posibilidades, según la dotación que recibía del Estado?
Las Infantas, fuera de la familia
En 2014, las dos hermanas del rey Felipe VI dejaron de formar parte de la familia real para pasar a ser 'familia del rey'. Es algo que remarcan siempre desde Casa Real cuando llamamos para referirnos a alguna información relativa a las infantas Elena y Cristina. El decreto regulador del Registro Civil de la Familia Real, fechado en noviembre de 1981, solo cuenta en la familia real al rey, su consorte, sus ascendientes y descendientes. Con la nueva decisión de Felipe, queda todo en el aire, aunque desde Zarzuela no pueden concretar qué sucederá con la figura legal del monarca emérito.
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Las cosas de palacio no siempre van despacio (perdonen la licencia). En 2011, cuando Urdangarin fue imputado, la web de la Casa Real, en su apartado de transparencia, informaba: “S.M. la Reina, S.A.R. la Princesa de Asturias y SS.AA.RR. las Infantas Doña Elena y Doña Cristina únicamente tienen asignados gastos de representación en la proporción y cuantías que para cada ejercicio, atendiendo a las circunstancias, dispone S.M. el Rey. La cantidad presupuestada en 2011 para estos gastos asciende a un máximo de 375.000 €. Tanto los Reyes como los Príncipes de Asturias, la Infanta Doña Elena, la Infanta Doña Cristina están sujetos al pago de todos los impuestos, por lo que anualmente presentan y liquidan sus declaraciones del IRPF”. A los pocos meses, la infanta Cristina dejó de percibir asignación alguna y desapareció de la agenda real.
Cuando un hermano toma una decisión tan trascendental como la de renunciar a la herencia del padre por considerarla poco limpia, el resto de la familia se enfrenta a un dilema. ¿Deben renunciar todos? Hace años que las infantas Elena y Cristina viven al margen de la Casa Real y el último golpe en la mesa que ha dado Felipe VI las deja en el disparadero. Porque ambas, además, han contado siempre con la ayuda económica de su padre, Juan Carlos I, para mantener un buen nivel de vida.