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Discurso de Felipe VI: ¿por qué llevaba una corbata morada?, ¿estaba nervioso? Habla un experto
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Discurso de Felipe VI: ¿por qué llevaba una corbata morada?, ¿estaba nervioso? Habla un experto

"La puesta en escena es bastante desafortunada", nos asegura Cristian Salomoni, experto en conducta

Foto: El discurso del Rey. (Efe)
El discurso del Rey. (Efe)

Hacía ya días que las redes ardían pidiendo que el Rey dirigiera unas palabras a los ciudadanos tras la grave crisis del coronavirus que estamos viviendo. Y este miércoles ha llegado el esperado momento. Después de reunirse por la tarde con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el Comité Técnico de Gestión del Coronavirus, a las 21:00 horas Felipe VI se dirigía a la nación con un discurso en directo.

Sin hacer referencia a la difícil situación que atraviesa la Casa Real después de que la justicia suiza haya dado jaque al rey Juan Carlos, y las consecuencias que eso ha traído, el Rey pronunciaba su discurso, que a continuación puede leer de forma íntegra:

B​uenas noches,

Permitidme que me dirija a vosotros, en unos momentos de mucha inquietud y preocupación por esta crisis sanitaria que estamos viviendo, no solo en España sino en toda Europa y en el resto del mundo.

Esta tarde me he reunido con el Presidente del Gobierno y con el Comité Técnico de Gestión del Coronavirus para analizar las últimas informaciones sobre la epidemia y las medidas adoptadas tras la declaración del Estado de Alarma, que nuestro sistema democrático prevé en la Constitución. Todo el Estado, todas las Instituciones públicas, están volcadas en resolver esta crisis que constituye nuestra prioridad esencial y todos los españoles pueden sentirse protegidos.

Estamos haciendo frente a una crisis nueva y distinta, sin precedentes, muy seria y grave, que pone en riesgo nuestra salud en cada rincón de España. Pero también, y de forma muy traumática, altera y condiciona nuestras costumbres y el desarrollo normal de nuestras vidas, el empleo y nuestras empresas; en definitiva, nuestro bienestar.

Pero también es una crisis que estamos combatiendo y que vamos a vencer y a superar.

Ante esta situación, lo primero que quiero hacer es enviar todo mi cariño y afecto, junto a la Reina y nuestras hijas, a tantas familias en toda España que desgraciadamente han sufrido la pérdida de alguno de sus seres queridos. También lo hacemos a todos los que estáis especialmente afectados, tanto en lo personal como en vuestro entorno, por este virus y sus consecuencias. A todos vosotros, mucha fuerza y mucho ánimo.

En segundo lugar, hoy es más de justicia que nunca dar las gracias a todas las personas, entidades y servicios públicos, sin excepción, que están ayudando y se están sacrificando por los demás. Y quiero personificar esa gratitud en uno de ellos.

Sabíamos que tenemos un gran sistema sanitario y unos profesionales extraordinarios; a ellos quiero dirigirme ahora: tenéis nuestra mayor admiración y respeto, nuestro total apoyo. Sois la vanguardia de España en la lucha contra esta enfermedad, sois nuestra primera línea de defensa.

Los que todos los días y a todas las horas del día, estáis cuidando a los afectados, curando a los enfermos, dando consuelo y esperanza a los que lo necesitan.

Vuestra profesionalidad, entrega a los demás, vuestro coraje y sacrificio personal son un ejemplo inolvidable. Nunca os podremos agradecer bastante lo que estáis haciendo por vuestro país. No os puede sorprender que desde las casas de toda España se oiga un aplauso emocionante y sentido. Un aplauso sincero y justo, que estoy seguro que os reconforta y os anima.

Hay momentos en la Historia de los pueblos en los que la realidad nos pone a prueba de una manera difícil, dolorosa y a veces extrema; momentos en los que se ponen a prueba los valores de una sociedad y la capacidad misma de un Estado. Estoy seguro de que todos vamos a dar ejemplo, una vez más, de responsabilidad, de sentido del deber, de civismo y humanidad, de entrega y esfuerzo y, sobre todo, de solidaridad –especialmente con los más vulnerables–, para que nadie pueda sentirse solo o desamparado.

Ahora debemos dejar de lado nuestras diferencias. Debemos unirnos en torno a un mismo objetivo: superar esta grave situación. Y tenemos que hacerlo juntos; entre todos; con serenidad y confianza, pero también con decisión y energía.

Ahora tenemos que resistir, que aguantar y tenemos que adaptar nuestros modos de vida y nuestros comportamientos a las indicaciones de nuestras autoridades y a las recomendaciones de nuestros expertos para ganarle al virus. Todos debemos contribuir a ese esfuerzo colectivo con nuestras actitudes y nuestras acciones, por pequeñas que sean.

Sé que es fácil decirlo, y también sé que no es nada fácil hacerlo en estas circunstancias: organizarse cada uno en su trabajo, en su casa, con su familia, o con sus hijos. Pero es lo que debemos hacer por el bien de todos. Porque todos y cada uno somos parte de la solución de esta crisis.

Esta es una crisis temporal. Un paréntesis en nuestras vidas. Volveremos a la normalidad. Sin duda. Y lo haremos más temprano que tarde: si no bajamos la guardia, si todos unimos nuestras fuerzas y colaboramos desde nuestras respectivas responsabilidades.

Recuperaremos la normalidad de nuestra convivencia, la vida en nuestras calles, en nuestros pueblos y ciudades; la economía, los puestos de trabajo, nuestras empresas, nuestros comercios, nuestros talleres... España recuperará su pulso, su vitalidad, su fuerza.

A lo largo de los años hemos pasado por situaciones muy difíciles, muy graves; pero, como las anteriores, esta también la superaremos. Porque España es un gran país; un gran pueblo que no se rinde ante las dificultades.

Este virus no nos vencerá. Al contrario. Nos va a hacer más fuertes como sociedad; una sociedad más comprometida, más solidaria, más unida. Una sociedad en pie frente a cualquier adversidad.

Gracias a todos, ánimo y adelante.

En Vanitatis hemos querido ir un paso más allá, consultando a un experto en lenguaje no verbal para conocer cómo se ha enfrentado Felipe VI a uno de los discursos más difíciles de su reinado. Tal como asegura Cristian Salomoni, analista de la conducta en Nechi Group, "en los comunicados de los jefes de Estado a la nación en momentos de crisis siempre se intenta utilizar símbolos o referencias en la escenografía, como esa ventana abierta de Bush al anunciar la guerra en Irak, que tenía mucho más significado de lo que nos imaginamos".

Según Salomoni, en el caso de Felipe VI, "la puesta en escena es bastante desafortunada: el fondo de un pasillo, no hay ninguna alusión metafórica que pueda reforzar el mensaje y hacerlo más potente. El atril, que aparece y desaparece de los planos, sobra totalmente y nos hacen visibles posturas y gestos forzados y controlados poco naturales. Y además restándole cercanía e impacto emocional, que es justo lo que busca el monarca con sus palabras".

En cuanto al vestuario elegido para tal ocasión, explica: "El color violeta del traje y la corbata puede ser una elección consciente ya que este color, según muchos psicólogos, está fuertemente relacionado con el equilibrio mental, la calma y la serenidad, justo lo que necesitaremos en tantos días de cuarentena".

Hacía ya días que las redes ardían pidiendo que el Rey dirigiera unas palabras a los ciudadanos tras la grave crisis del coronavirus que estamos viviendo. Y este miércoles ha llegado el esperado momento. Después de reunirse por la tarde con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el Comité Técnico de Gestión del Coronavirus, a las 21:00 horas Felipe VI se dirigía a la nación con un discurso en directo.

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