El coronavirus del exmarido de Camilla, una gran preocupación para la familia real

Hace unos días, les hablábamos en Vanitatis del festival de Cheltenham, una cita hípica a la que suelen acudir miembros de la familia real cada año. Y atraía nuestra atención porque había servido de escenario para ver de nuevo juntos a Peter Phillips, el hijo de la princesa Ana, y su exmujer, Autumn Kelly, que anunciaban su divorcio unas semanas antes. Allí coincidían con la propia princesa Ana, Zara Tindall y varios amigos, entre los que se encontraba Andrew Parker Bowles, exmarido de Camilla e íntimo de la hija de la reina Isabel.

Pues bien, se ha sabido que Parker Bowles ha contraído el coronavirus, tal y como él mismo ha confirmado a varios medios británicos. Y todo apunta a que se contagió en el festival hípico, que se celebró durante varios días, antes de que el coronavirus fuera una amenaza real y las medidas para evitar el contagio fueran todavía una anécdota. Como él, cientos de asistentes han presentado síntomas desde entonces, por lo que esta cita se considera un foco importante de infección del virus, que no ha hecho distinción entre unos y otros.

La preocupación es que el exmarido de Camilla, que tiene una excelente relación tanto con la princesa Ana como con sus dos hijos, compartió mucho tiempo con ellos, especialmente con la hija de la reina Isabel, a la que incluso saludó con dos besos en su encuentro de cada jornada. Y Ana es, de los cuatro hermanos, la que más tiempo pasa con la monarca y la que más cercana está a ella, por lo que, además de surgir la duda de si la propia princesa, Zara o Peter se habrán contagiado, los ojos se han puesto de nuevo en Buckingham, esperando información sobre el estado de salud de la reina.

Y es que tanto ella como el duque de Edimburgo se encuentran aislados en el castillo de Windsor, hasta donde se trasladaban para pasar el confinamiento. La edad de uno y otro -99 años él y 93 años ella- hace que estén en grupo de riesgo, por lo que las alarmas saltan cada vez que se conoce el contagio de alguna persona que ha podido tener contacto reciente con la monarca, como ha ocurrido con el príncipe Carlos o con el primer ministro, Boris Johnson. En ambos casos, Buckingham no tardó en lanzar un comunicado asegurando que la reina Isabel se encontraba bien de salud y sin síntomas, tranquilizando así a los más pesimistas.