Sarah Ferguson: un remedio peor que la enfermedad para Andrés ( y para Isabel II)
Siempre detrás de los intentos de lavado de imagen del príncipe, lejos de funcionar, estos solo generan más críticas en un momento en el que la Corona debe mostrarse impecable
Un acto solidario, de caridad, en plena pandemia por el coronavirus, parecía el contexto perfecto para que el príncipe Andrés se mostrara realizando algo positivo para su imagen. Nada más lejos de la realidad. De nuevo, una aparición pública del hijo de Isabel II tratando de blanquear su denostada figura, ha sido muy criticada y ha logrado el efecto contrario al buscado.
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Tras los escándalos sexuales del caso Epstein, la amistad del príncipe Andrés con el magnate acusado de abusos a menores manchó como nunca la reputación del hermano del príncipe Carlos de Inglaterra. A principios de este año, el hijo de Isabel II se vio obligado a dar un paso atrás y renunciar a sus obligaciones reales. Lo hizo después de un intento desesperado por defender su inocencia y por justificar su amistad con Epstein, concediendo una polémica entrevista en televisión que resultó letal para su imagen y que colocó en una más que delicada situación a la reputación de la Corona.
Detrás de aquella entrevista estuvo su exmujer, Sarah Ferguson, la que ha sido su mayor defensora desde que el escándalo vio la luz.
Sarah Ferguson siempre ha dado la cara por el príncipe Andrés, con quien vive bajo el mismo techo cuando está en el Reino Unido y con quien comparte también chalet en la estación de esquí de Verbier en Suiza. Ella fue una de las personas que más animaron al príncipe Andrés a dar la cara públicamente, a sentarse frente a una periodista y afrontar las preguntas más incómodas. Pensó que aquel acto de valentía haría ganar puntos al hijo de Isabel II. Pero fue una mala decisión. Lejos de funcionar su estrategia, la entrevista resultó ser letal y las respuestas del príncipe Andrés indignaron a gran parte del público.
Pero Sarah Ferguson no se da por vencida. Esta misma semana ha vuelto a lograr que su marido se coloque en primera línea del foco público. Lo ha hecho a través de unas imágenes que ha publicado en redes sociales en las que se la ve junto al príncipe Andrés en Royal Lodge, donde pasan su confinamiento, preparando un envío para un hospicio británico, según desvela Antonia Marshall, la asistente de Ferguson: "La familia York es una firme unidad. Durante esta crisis están ayudando a los demás de manera continuada. Muy orgullosa de ellos".
Las imágenes muestran cómo el príncipe Andrés coloca dulces en bolsas destinadas a los trabajadores de la salud del Hospicio Thames en Windsor. Otra foto muestra a Andrés entregando personalmente las bolsas rosadas en el hospital.
Pero las críticas no se han hecho esperar. El gesto del príncipe Andrés ha encontrado muchos detractores que solo ven oportunismo en él, un claro intento de utilizar una tragedia para limpiar su imagen. Tom Bower, quien ya ha escrito varias biografías sobre la realeza, es una de esas voces: "Es bastante patético cómo usa la crisis del coronavirus para reactivar su notoriedad", ha comentado. "Debería hacer esas buenas acciones, pero sin publicar esas fotos de mala calidad en Internet en un intento por generar simpatía", añade.
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Bower considera que la estrategia del Ferguson y Andrés es errónea: "Ambos deberían aceptar que su única tarea pública es permanecer invisibles para el público".
A través de Instagram, los comentarios críticos también han resonado con fuerza. "Ahora está preparando regalos para los trabajadores de la salud, lo cual es genial, pero antes de eso, el príncipe Andrés se juntaba con pedófilos", escribe un usuario de la red. “Un poco tarde, esto. Pero oye, sigue intentándolo", comenta otro.
Un acto solidario, de caridad, en plena pandemia por el coronavirus, parecía el contexto perfecto para que el príncipe Andrés se mostrara realizando algo positivo para su imagen. Nada más lejos de la realidad. De nuevo, una aparición pública del hijo de Isabel II tratando de blanquear su denostada figura, ha sido muy criticada y ha logrado el efecto contrario al buscado.