Hemeroteca: el primer gran reto de Felipe de Borbón en el ejército

El rey Felipe, desde su despacho, está realizando entrevistas con políticos, empresarios, responsables de hospitales y demás estamentos sociales, y ha llevado a cabo gestiones para aprovisionar de material sanitario a los sectores más vulnerables. Sin agenda oficial, esta es la manera de hacerse visible como jefe del Estado ante la gran tragedia que asola España y el mundo.

Sus salidas públicas se documentan, al igual que la información del trabajo de despacho, en la cuenta de Twiter que controla el gabinete de Comunicación del palacio de la Zarzuela. Una manera de hacer visible la imagen de Felipe VI de cara a los ciudadanos. El resto de familias reales también lo hacen, de la misma manera que lo realizan los herederos.

En este sentido, tal vez se echa de menos una participación más activa de la Princesa de Asturias y la infanta Sofía, que, desde su aparición en la apertura del Congreso en el mes de febrero, no se ha vuelto a saber nada de ellas. Mantener su privacidad ante la cuarentena que viven millones de niños, adolescente, jóvenes y personas mayores es un indicativo que marca la diferencia con el trabajo que realiza, tanto públicamente como en la sombra, el jefe del Estado. De los Reyes eméritos no se sabe nada, salvo su confinamiento en el palacio de la Zarzuela.

Los problemas del Golfo

Hace muchos años, cuando España participó en la guerra del Golfo, el Príncipe de Asturias también tuvo que aparecer como heredero de la Corona y en su calidad de alférez de navío en varios buques de la Armada. La revista 'Tiempo' publicaba el 15 de octubre de 1990 un reportaje bajo el título 'Los nuevos problemas que esperan al príncipe en el Golfo'.

En esa fecha visitó las fragatas Santa María y las corbetas Cazadora y Descubierta, donde tomó conciencia de los problemas que padecían los militares en su misión en la zona del golfo Pérsico. El motivo de esa aparición era levantar la moral a los profesionales y a los soldados de reemplazo. Sin embargo, no todo iba bien. El descontento y la tensión que en aquel momento existía entre el Estado Mayor y el ministro de Defensa en Madrid y el día a día de los buques cuyo trabajo era vigilar fue uno de los aspectos que vivió en directo.

La tirantez entre los diferentes estamentos no fue el único inconveniente al que tuvo que enfrentarse el príncipe. Las fragatas en el golfo de Omán y las corbetas en el mar Rojo sufrían problemas de coordinación con Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. Una situación muy parecida a como se está luchando contra la crisis del coronavirus en los diferentes países.

Al heredero también le planteaban problemas menores pero importantes al mismo tiempo, algunos de ellos que guardan similitudes más que evidentes con la actualidad debido al estado de confinamiento para evitar el contagio. Por ejemplo, los marineros expresaban los problemas de espacio en los barcos, que sería el equivalente a la cuarentena de familias de varios miembros en pisos sin terrazas ni balcones.

En el reportaje de 'Tiempo' se podía observar cómo Felipe atendía las demandas. En las corbetas, los marineros disponían de muy pocos metros para su intimidad y el problema se agravaba con el paso de las semanas. A esta cuestión se unía el hecho de no saber cuándo regresarían a casa ya que se trataba de asuntos de alta seguridad. Una sensación que compartimos hoy día al no tener claro cuándo la pesadilla del Covid-19 terminará. En el plano más frívolo, los marineros se quejaban de no poder ver la televisión ya que era el Ministerio de Defensa el que filtraba los programas.

Unos problemas que hoy vuelven a ser actualidad y que ya vivió (salvando las distancias) el rey Felipe con la guerra del Golfo.