La infanta Sofía y su debut: 30 segundos, timidez y nervios

Es, sin duda, el Día del Libro más atípico y especial que recordamos. El coronavirus ha hecho que ferias, firmas de libros y todos los actos que cada año se celebran para conmemorar la fecha se vieran cancelados. Aun así, la Casa Real ha querido que el valor de la lectura siga estando muy presente en este día. Y, por primera vez, los reyes Felipe y Letizia han dejado que sus hijas participen en la lectura continuada del 'Quijote', que cada año tiene lugar en el Círculo de Bellas Artes en Madrid y que, debido al confinamiento, ha tenido que ser a distancia.

Esta participación de las dos niñas en la lectura continuada suponía también el debut de la infanta Sofía, ya que se ha estrenado hablando en público, aunque haya sido desde su casa. Su intervención ha tenido lugar en tercer lugar, ya que el honor de iniciar la lectura, con las mundialmente conocidas palabras de "En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme...", ha recaído en el Premio Cervantes, como es habitual, en este caso Joan Margarit. Después, han tomado la palabra la princesa Leonor y, por fin, la propia Sofía, después de que su hermana le cediera el libro que habían escogido, un volumen editado por la RAE en 2015.

Su lectura ha durado poco más de 30 segundos, en los que contaba cuánto le gustaba a Alonso Quijano comprar y leer libros de caballerías. Un fragmento tras el cual tomaba la palabra Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid. Aunque ha habido un pequeño tropezón sin importancia, quizá producto de los nervios de la primera vez, por el que se ha trabado al leer una de las palabras, se ha notado que Sofía tenía el texto preparado, leyendo despacio mientras su hermana no perdía detalle.

[Dale al Play para ver a la infanta Sofía leyendo un fragmento de El Quijote]

Aunque siempre se dice que Leonor es mucho más tímida y Sofía mas espontánea, en este debut han cambiado los papeles, ya que la infanta Sofía se ha mostrado algo más vergonzosa, mirando apenas a cámara, mientras su hermana, ya más acostumbrada a los discursos y las lecturas en público, sí levantaba la cabeza del libro.