No habrá Copa del Rey, la regata que marca el comienzo del verano de los Borbón

Esta semana se decidía si por fin se celebraba en Palma la Copa del Rey de Vela. Ya había fecha cerrada antes de que apareciera la pandemia mundial por el coronavirus. Como todos los años, los regatistas se darían cita en la capital de Mallorca del 1 al 8 de agosto. La decisión dependía del informe del Consejo Superior de Deporte y una vez que fueran aprobadas las condiciones sanitarias sería el comité organizador de la Copa del Rey quien evaluara el informe.

Según ha confirmado a Vanitatis el presidente del Club Náutico, Emerico Fuster, “la responsabilidad sanitaria nos obliga a retrasar este acontecimiento deportivo. Tras 38 años ininterrumpidos de celebración, ha sido una decisión muy dura, pero en nuestra mente está ante todo garantizar la salud de nuestros socios, empleados, deportistas y todos los invitados que participan de la Copa del Rey Mapfre”. El aplazamiento, que no cancelación, trasladará esta 39 edición al año que viene.

Como ya adelantó Vanitatis, este miércoles era el límite que se habían marcado los organizadores para preparar la regata. Hay que tener en cuenta que el setenta por ciento de los participantes son extranjeros y, por lo tanto, tendrán que estar normalizados los vuelos, los hoteles y todo aquello que es imprescindible para que funcione. La Copa del Rey tiene una participación media de 140 equipos con más de 2.000 regatistas.

“La importancia que tenía la regata de este año era que se convertiría en la primera competición con repercusión mundial tras la gran tragedia que ha supuesto el covid-19”, explica Alejandro Varela, jefe de Comunicación de la regata.

No ha podido ser y habrá que esperar para ver navegar al rey Felipe en aguas de la bahía de Palma. El año pasado participó con el barco Aifos de la Armada todos los días y acudió a la entrega de trofeos. La repercusión mediática que supone la presencia de los Reyes es inmensa ya que la regata es un referente en la vela a nviel mundial. El rey Harald de Noruega es uno de los participantes fijos y la prensa de su país refleja la asistencia con el consiguiente reclamo turístico de nivel para las Baleares.

La primera Copa del Rey se celebró en 1982. Durante años, esta competición marcaba el inicio del verano de la familia real, que se instalaba en agosto en Marivent y permanecía en el palacio hasta finales del mes. El rey Juan Carlos, el entonces príncipe Felipe y las infantas Elena y Cristina acudían todos los días al Club Náutico para participar en las regatas. La reina Sofía les seguía desde el Somni, el yate propiedad del armador José Cusí, que lo prestaba todos los veranos. Desayunaban a la vista de periodistas y ciudadanos, y a continuación subían a sus barcos con el resto de la tripulación.