Meghan Markle y Harry vuelven a la carga: denuncian ser acosados por drones
La pareja ha realizado varias llamadas al departamento de emergencias de Los Ángeles después de que estos artefactos volaran por encima de la propiedad donde viven
Hablábamos en Vanitatis hace unas semanas de cómo Meghan Markle y el príncipe Harry habían blindado la mansión donde están viviendo, propiedad del actor Tyler Perry. La pareja ha colocado pantallas opacas por todo el perímetro de la finca, ya que cualquier cosa que pasa en el jardín se puede ver desde varios puntos de los alrededores, especialmente ahora que las medidas de confinamiento en Los Ángeles se han relajado y la casa se encuentra cerca de varias rutas de senderismo, en las que, dicho sea de paso, también pueden estar tranquilamente los fotógrafos esperando a captar la mejor imagen familiar.
Pues bien, parece que nada detiene a los paparazzi, ni pantallas opacas ni cámaras de seguridad, o al menos eso es lo que piensan los duques de Sussex. La pareja ha realizado varias llamadas estos días para denunciar la presencia de drones sobrevolando la propiedad, además no demasiado alto, a unos 6 o 7 metros. Y claro, ellos dan por hecho que estos aparatos voladores no son sino el sistema que utilizan los fotógrafos para poder conseguir una buen exclusiva sin necesidad de invadir una propiedad privada. Pero lo cierto es que no está claro que sea así y, por supuesto, no tienen forma de probarlo.
Y es que, aunque los paparazzi consiguieran, por ejemplo, una fotografía de Meghan con Archie en la piscina, que a priori sería un reportaje que se pagaría bien, lo cierto es que no es tan fácil que se venda. Primero, porque tomar este tipo de fotografías no es legal. Segundo, porque aunque una publicación se arriesgara a comprar ese reportaje, sabe que los abogados de la pareja están muy atentos a todo lo que se publica y en qué condiciones para así tomar las medidas legales oportunas.
En concreto, los incidentes con los drones se produjeron los días 9, 19, 20, 21 y 25 de mayo, con la consiguiente denuncia a las autoridades. Pero, por el momento, se desconocen las medidas que estas han tomado para evitar que vuelva a ocurrir, tal y como ha pedido la pareja. Y lo cierto es que, si no se trata de fotógrafos, la alternativa que barajan es aún más inquietante, ya que podría ser alguien que quisiera hacerles daño. Recordemos que la duquesa de Sussex ya recibió amenazas racistas antes de su boda, además de que había algunas cuestiones por las que su seguridad, una vez fuera de la Casa Real, preocupaba especialmente. Y es que los Sussex están constantemente expuestos al riesgo de ser blanco de grupos terroristas, fanáticos políticos, seguidores obsesionados y otros maniacos solitarios, tal y como contaba Dai Davies, quien fuera jefe de Protección Real en los 90.
Eso sí, ahora mismo la cuestión que más convence a la pareja es que se trata de paparazzi a la caza de la mejor fotografía, por lo que solo temen, de momento, por su privacidad, y no por su integridad física.
Hablábamos en Vanitatis hace unas semanas de cómo Meghan Markle y el príncipe Harry habían blindado la mansión donde están viviendo, propiedad del actor Tyler Perry. La pareja ha colocado pantallas opacas por todo el perímetro de la finca, ya que cualquier cosa que pasa en el jardín se puede ver desde varios puntos de los alrededores, especialmente ahora que las medidas de confinamiento en Los Ángeles se han relajado y la casa se encuentra cerca de varias rutas de senderismo, en las que, dicho sea de paso, también pueden estar tranquilamente los fotógrafos esperando a captar la mejor imagen familiar.