La infanta Cristina cumple 55 refugiada en Ginebra y con varios frentes abiertos
Tras la firma de su abandono de La Caixa, el coronavirus ha paralizado planes, incluso los permisos de Iñaki Urdangarin. La hermana del Rey mide su futuro, ahora lejos de su marido
La infanta Cristina cumple este sábado 55 años en un momento decisivo. Han sido años de darle vueltas, de convertir Ginebra en su hogar, su casa para siempre, pero la vida no siempre nos facilita poner en práctica nuestras decisiones. Iñaki Urdangarin le pidió al juez poder pasar algunos fines de semana de permiso carcelario en Ginebra, algo que el magistrado rechazó de plano y de forma contundente. Incluso desde Instituciones Penitenciarias señalaron que hubiera sido algo inaudito. La condena a seis años de prisión que pesa sobre Urdangarin alargará su estancia en Brieva más de lo que la familia hubiera deseado. Así que la infanta se encuentra en un momento en el que debe tomar una decisión.
LEA MÁS. La infanta Cristina se muda: ya no vive en el centro histórico de Ginebra
En este contexto, la posibilidad de mudarse a Lisboa, volver a aquel plan inicial, podría ser de nuevo una opción, descartada hace años. La pandemia ha alterado sus planes y ha retrasado los movimientos que tenía previstos. El 12 de diciembre se firmó su salida de La Caixa en una reunión del patronato de la fundación y lo que debía ser un movimiento inminente, a desarrollarse entre febrero y marzo, se vio afectado por la crisis mundial.
Además, su marido ha pasado de poder disfrutar de sus primeros permisos penitenciarios a verse encerrado de nuevo con un futuro también incierto, puesto que sus salidas semanales quedan descartadas por el momento porque la residencia Don Orione, donde realizaba su voluntariado, no quiere recibir a voluntarios hasta que la situación sanitaria no sea un riesgo para sus residentes. Y eso, nos cuentan desde la residencia, no saben cuándo sucederá.
Varapalo judicial
Los jueces tampoco han sido de gran ayuda en la situación de Urdangarin y eso pesa en el matrimonio. Si el juez de Vigilancia Penitenciaria de Valladolid siempre ha dictado sentencias favorables, dejando entrever un camino llano hacia la semilibertad, los magistrados de la Audiencia de Palma de Mallorca han echado para atrás esas esperanzas al revocar, en plena pandemia, los permisos carcelarios concedidos.
Así que, por ahora, el exduque de Palma no puede beneficiarse del régimen de semilibertad que le otorgó el juez de Valladolid a través del artículo 100.2 del reglamento penitenciario, por el que podía salir de prisión dos fines de semana al mes. En cuanto Ávila, donde está la cárcel de Brieva, pase a la fase 3, Urdangarin podrá recibir visitas y acaso disfrutar de algún permiso. Poco más. A partir de 21 de junio, con el fin del estado de alarma, también podría recibir visitas del extranjero, momento en el que entran en escena la infanta y sus hijos.
Ginebra, sine die
La intención de la infanta y su familia ha sido siempre la de establecer Ginebra como su vivienda de forma definitiva. Pero la circunstancias son cada vez más complejas para mantenerse firme en esa decisión. Y Lisboa podría ser una posibilidad, algo que no entraba en sus planes, no por el momento. Lo descartaron en 2016, cuando la capital lusa sonó por primera vez. Entonces fue Mariángel Alcázar en ‘El programa de AR’ quien contó que esta posibilidad estaba sobre la mesa. Contaba con la aprobación de Casa Real y además el Aga Khan, gran amigo de Juan Carlos I, había trasladado la sede de su fundación a la capital portuguesa. El príncipe adquirió el Palacio Henrique Mendonça por 12 millones de euros, una fuerte inversión.
LEA MÁS: Irene Urdangarin, la protegida, cumple 15 años
Pero todo quedó en nada porque la vida de los Urdangarin de Borbón está en Ginebra y es allí donde quieren vivir. Allí viven una normalidad plácida, los niños se integraron a la perfección, lograron adaptarse a la escuela, tienen buenos expedientes académicos y la familia podía costearse la vida, muy cara, porque la infanta contaba con dos sueldos: el de La Caixa y el de la Fundación Aga Khan.
Pero las cosas cambian, y la decisión de doña Cristina de desvincularse de La Caixa la deja en una posición económica menos fuerte. Ese fue uno de los motivos que la llevaron a decidir mudarse dentro de Ginebra y abandonar la gran casa en el centro histórico de la ciudad para vivir en una zona más discreta y también más barata. Ahora residen en un barrio con más movimiento, lo que les permite estar más protegidos ante curiosos y prensa, y además pagan menos por el alquiler.
La infanta Cristina cumple este sábado 55 años en un momento decisivo. Han sido años de darle vueltas, de convertir Ginebra en su hogar, su casa para siempre, pero la vida no siempre nos facilita poner en práctica nuestras decisiones. Iñaki Urdangarin le pidió al juez poder pasar algunos fines de semana de permiso carcelario en Ginebra, algo que el magistrado rechazó de plano y de forma contundente. Incluso desde Instituciones Penitenciarias señalaron que hubiera sido algo inaudito. La condena a seis años de prisión que pesa sobre Urdangarin alargará su estancia en Brieva más de lo que la familia hubiera deseado. Así que la infanta se encuentra en un momento en el que debe tomar una decisión.