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Letizia: lo que jamás imaginó que viviría como Reina cuando era novia del Príncipe
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UN ANTES Y UN DESPUÉS

Letizia: lo que jamás imaginó que viviría como Reina cuando era novia del Príncipe

Una intensa lluvia el día de su boda aguó, en cierto modo, el evento, que lució desangelado. Los nubarrones podrían interpretarse hoy como una metáfora de lo que se avecinaba

Foto: Felipe y Letizia, en su boda. (Getty)
Felipe y Letizia, en su boda. (Getty)

Hace 16 años, una joven procedente de una familia de clase media, divorciada y periodista recorrió el camino hacia el altar mayor de la catedral de la Almudena del brazo del príncipe Felipe. Era el 22 de mayo de 2004. La hoy reina Letizia estaba a punto de cumplir el sueño de cuento de hadas de muchas mujeres: dar el 'sí, quiero' al futuro Rey de España.

[LEA MÁS: La luna de miel que conocimos de Felipe y Letizia versus la que tuvieron en realidad]

Un año y medio antes, en octubre de 2002, la pareja había coincidido en una cena organizada por Pedro Erquicia, director y presentador de 'Documentos TV' e 'Informe semanal', en su ático. La chispa saltó entre el hijo del rey Juan Carlos y Letizia, que por entonces presentaba los informativos en TVE. El noviazgo no tardó en llegar y la boda, tampoco.

placeholder Los reyes Letizia y Felipe, el día de su boda saludando desde el Palacio Real. (Getty)
Los reyes Letizia y Felipe, el día de su boda saludando desde el Palacio Real. (Getty)

La monarquía vivía por aquel entonces una época dorada si la comparamos con el momento que atraviesa en la actualidad. Letizia daba, con su relación con el príncipe Felipe, un salto social descomunal y entraba a formar parte de la familia más respetada, protegida, blanqueada y acomodada del país. La larga tradición de la prensa y de diferentes instituciones por mantener al Rey y a su familia intocables y alejados de cualquier tipo de polémica parecía irrompible.

A Letizia parecía esperarle una vida repleta de protocolo y compromisos oficiales, pero también una posición de respeto y alabanza unánime entre los monárquicos y los medios.

placeholder Felipe y Letizia, en la boda de Victoria de Suecia. (Limited Pictures)
Felipe y Letizia, en la boda de Victoria de Suecia. (Limited Pictures)

Una intensa lluvia el día su boda con Felipe aguó, en cierto modo, el gran evento, que lució algo desangelado. Los nubarrones podrían interpretarse hoy como una metáfora de lo que se avecinaba.

Letizia nunca imaginó la sucesión de desgracias y situaciones complicadas con las que tendría que lidiar, comenzando en el ámbito de su propia familia. En febrero de 2007, su hermana pequeña, Érika Ortiz Rocasolano, era hallada muerta en el piso de Valdebernardo (Madrid) donde residía. Con 31 años decidió quitarse la vida mediante la ingesta de medicamentos que poseía para tratar su depresión y ansiedad. Los motivos nunca fueron aclarados y la duda de si la exposición mediática a la que ella y su familia se habían visto sometidas tras la relación de Letizia con Felipe siempre planeó en el aire.

placeholder Felipe y Letizia, tras el funeral de Érika Ortiz. (Getty)
Felipe y Letizia, tras el funeral de Érika Ortiz. (Getty)

Más tarde llegaría el caso Nóos. A finales de 2011, los tribunales pusieron el dedo acusador sobre Iñaki Urdangarin. Era la primera vez que un miembro de la familia real era señalado por la justicia.

No mejoró la situación el rey Juan Carlos cuando pocos meses después, en abril de 2012, se desveló su caída durante un viaje a Botsuana. El incidente destapó una cacería de elefantes en la que el hoy emérito había participado en compañía de una supuesta amante, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, en plena crisis económica.

placeholder La infanta Cristina y su esposo, Iñaki Urdangarin, en noviembre de 2012. (EFE)
La infanta Cristina y su esposo, Iñaki Urdangarin, en noviembre de 2012. (EFE)

En abril de 2013 fue imputada la infanta Cristina. Su vida y la de su marido cambiaron para siempre. La imagen de la monarquía también. Se produjo el exilio familiar y el veto de apariciones oficiales. La institución quedó tocada y hundida ante la opinión pública.

Todos estos hechos precipitaron la abdicación de Juan Carlos en junio de 2014. Con el rey Felipe y la reina Letizia comenzaba una nueva era dentro de la Casa Real, un cambio de generación y con él un intento de recuperar la buena imagen perdida.

placeholder Los reyes Felipe y Letizia, junto a sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía. (EFE)
Los reyes Felipe y Letizia, junto a sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía. (EFE)

Pero Letizia y Felipe llegaban al trono en un momento complicado. Los hechos narrados habían variado la opinión de muchos con respecto a la Corona. También la libertad de los medios de comunicación a la hora de informar y de hablar sobre la familia real se había abierto como nunca antes y la tendencia parecía ya imparable. De forma paralela, una transformación social se había producido. La aparición de las redes sociales ha ido propiciando un escenario de opiniones cada vez más crudas y desprovistas de filtro que han ido en aumento.

Nuevas y comprometedoras informaciones sobre el rey Juan Carlos continúan surgiendo mientras Felipe VI trata de ofrecer junto a su mujer y sus hijas una imagen limpia, transparente y comprometida. La crisis por la pandemia ha sido una nueva prueba de fuego para los Reyes y ha vuelto a poner en el foco de atención la valía y el valor aportados por la institución en situaciones tan extremas como la vivida.

Hace 16 años, una joven procedente de una familia de clase media, divorciada y periodista recorrió el camino hacia el altar mayor de la catedral de la Almudena del brazo del príncipe Felipe. Era el 22 de mayo de 2004. La hoy reina Letizia estaba a punto de cumplir el sueño de cuento de hadas de muchas mujeres: dar el 'sí, quiero' al futuro Rey de España.

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