La abuela de Letizia, a corazón abierto: anécdotas, recetas y un epitafio

No son muchas las entrevistas que Menchu Álvarez del Valle, la abuela de la reina Letizia, dio a lo largo de su vida. Siempre prefirió el discreto segundo plano, difícil teniendo en cuenta quién era su nieta y la exposición mediática que la familia, tanto materna como paterna, ha tenido desde su compromiso con el entonces Príncipe de Asturias, quizá muy a su pesar.

Pero las veces que hablaba, lo hacía desde su experiencia. Una de las últimas entrevistas que dio fue a los 92 años y con esas perlas propias de una persona de su edad y su bagaje, y siempre sin meterse en el pantanoso terreno real, que siempre respetaba.

En aquella ocasión, la abuela de la reina Letizia concedió una entrevista a la publicación 'Viajar, Vivir y Saborear', desvelando algunas anécdotas de su vida relacionadas con los viajes realizados, empezando por el que hizo junto a su marido de recién casados, a principios de la década de los 40 a Covandonga, uno de los tesoros de Asturias, que por aquel entonces se encontraba en obras.

"Mientras mi marido dialogaba con el jefe de obras, yo me apoyé en la barandilla sobre la cascada; seguía absorta en aquella belleza que, desde allí, ampliaba mi visión. La barandilla estaba superpuesta, y empezó a doblarse sin que yo lo percibiese. En el último segundo, y a punto de caer sobre la cascada, mi marido, que estaba de espaldas, intuyó el peligro. Reaccionó rápidamente, tirando de mi abrigo, y los dos caímos hacia atrás. Quizás puedo vanagloriarme de haber renacido en Covadonga".

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No es el único sitio que Menchu recomendaba a los que no conocen Asturias, la tierra que la acogió a los 16 años, y en la que ha vivido desde entonces, dejándola solo esporádicamente para visitar la Costa del Sol, donde le gustaba escaparse de vez en cuando: "Comenzó como refugio en el apartamento de mis hermanos, cuando falleció mi esposo. Luego seguimos para pasar allí la primavera, que aquí en Asturias raramente tenemos. Mientras en la Costa del Sol el solecito es permanente y la gente encantadora".

Y hay un viaje que Menchu conserva en la memoria de forma muy especial, el que hizo con su marido, José Luis Ortiz, hasta Moscú en autobús, con el muro de Berlín recién derribado: "Yo estaba recién prejubilada, y allá nos fuimos mi marido y yo a recorrer los 4.021 km que nos separaban del lugar elegido. Confieso que los primeros días fue difícil aguantar horas y horas en un autobús. La experiencia fue maravillosa: Francia, Alemania, Polonia, Bielorrusia y por fin Moscú. Contemplar paisajes, costumbres, monumentos, pueblos de solo casitas, caracteres, sorpresas a la hora de alimentarnos … ¡Uff! Todo era nuevo y sorprendente. Luego San Petersburgo, en este caso en el tren Flecha Roja. Fue tan hermoso e ilusionante viaje que se nos antojó como de novios".

Pero gracias a esta entrevista no solo podemos saber algunos de los gustos viajeros de la abuela de la reina Letizia, sino también su plato favorito, el pitu -un tipo de pollo asturiano- al maíz, cuya receta además compartió con los lectores. Y sorprendía también con un deseo, el epitafio con el que le gustaría que se la recordase: "Menchu fue una amante fiel a su trabajo. Enamorada de la Radio". Y es que, a sus 92 años, la radio y su familia seguían siendo su pasión.