Pis, piratas informáticos y un 'secuestro': los pasajes más locos de la biografía de Meghan
Aunque el libro 'Finding Freedom' se centra en la salida de los Sussex de la Casa Real, hay algunos extractos puramente anecdóticos y que cuentan detalles muy íntimos a los que los autores han tenido acceso
Aunque la historia se centra en qué les llevó y cómo decidieron salir de Bukingham, también se han desvelado otras historias, mucho meños dañinas para los Windsor y más anecdóticas. Y algunas cuentan detalles tan personales que pocos creen que no los haya contado la propia Meghan Markle a los autores, Omid Scobie y Carolyn Durand. Pero tanto ellos como los Sussex están negando por activa y por pasiva que haya habido colaboración directa de los protagonistas a estos dos periodistas. Claro que no desmienten que hayan tenido acceso a su círculo más cercano, esas personas de confianza de la pareja, que podrían tener licencia para contar ciertas informaciones, algunas muy beneficiosas para la imagen de la pareja.
Sin duda, el pasaje que se lleva la palma por contar los detalles más sorprendentes e íntimos es el que narra el viaje que Meghan y Harry hicieron a Botsuana a las seis semanas de conocerse. Según los autores, Harry fue conquistado por la actitud llana y sencilla de Meghan, entonces una estrella de Hollywood. No tenía el mínimo problema en limpiarse la cara con toallitas para bebés o hacer pis en el bosque cuando tenía la necesidad y no había un baño cerca. Gestos que dejaron a Harry "gratamente sorprendido" y completamente colgado de ella.
Pero hay más historias que merece la pena conocer, mucho menos escatológicas, eso sí. Una vez que se hizo pública la relación de Meghan y Harry, la pareja recibió algunas amenazas, entre ellas una carta con proclamas racistas y un polvo blanco similar al ántrax que, aunque luego resultó ser inofensivo, preocupó especialmente a los responsables de seguridad del Palacio de Kensington. Así, se hacía necesario el entrenamiento de dos días en el Servicio Áereo Especial al que han de someterse todos los miembros de la realeza, a excepción de la reina Isabel. Se trata de una formación para saber cómo actuar en posibles escenarios de alto riesgo, como secuestros o ataques terroristas. Durante la preparación, Meghan fue metida en la parte trasera de un vehículo por un 'terrorista', y conducida a otro lugar antes de que los agentes la salvaran. Un entrenamiento que ella encontró "intenso y aterrador", según los autores.
Su preparación no fue solo de cara a preservar su seguridad, sino también su imagen en actos públicos. Recibió lecciones, por ejemplo, de cómo salir del coche oficial con elegancia vistiendo una falda lápiz o del protocolo que debía seguir a la hora de dirigirse a miembros de la familia real que estuvieran algunos peldaños por envima de ella en la jerarquía.
Otro de los datos desconocidos hasta ahora de la pareja que desvela 'Finding Freedom' es que la pareja fue víctima de hackers informáticos que consiguieron cientos de sus fotos personales, tanto de su compromiso como de la fiesta de su boda, incluyendo algunas en las que aparecía la propia reina Isabel. Incluso, los autores afirman que las fotos llegaron a publicarse de forma on line, aunque la mayoría de los que las veían pensaron que eran falsas. El incidente no tuvo mayores consecuencias, pero sí hizo que se sintieran muy preocupados por su seguridad, ya que vieron lo fácil que era acceder a su documentación más personal.
Aunque la historia se centra en qué les llevó y cómo decidieron salir de Bukingham, también se han desvelado otras historias, mucho meños dañinas para los Windsor y más anecdóticas. Y algunas cuentan detalles tan personales que pocos creen que no los haya contado la propia Meghan Markle a los autores, Omid Scobie y Carolyn Durand. Pero tanto ellos como los Sussex están negando por activa y por pasiva que haya habido colaboración directa de los protagonistas a estos dos periodistas. Claro que no desmienten que hayan tenido acceso a su círculo más cercano, esas personas de confianza de la pareja, que podrían tener licencia para contar ciertas informaciones, algunas muy beneficiosas para la imagen de la pareja.