Diez años después: cuando Letizia compartió mesa con sus dos futuras 'enemigas'
La boda de Nicolás y Tatiana de Grecia también fue una de las últimas ocasiones en las que la futura Reina compartió cita con la infanta Cristina y Marie-Chantal Miller
Se cumplen este martes diez años desde que Nicolás de Grecia y Tatiana Blatnik se dieran el 'sí, quiero' en la isla griega de Spetses. Una boda que unía a una jovencísima relaciones públicas afincada en Londres y con raíces venezolanas con uno de los solteros más cotizados por las familias aristocráticas con hijas en edad casadera. Las crónicas de esos días llegaron a decir que solo faltaba que los asistentes entonaran canciones del grupo ABBA para que pareciera una escena de la película 'Mamma Mia!'. Nada hacía presagiar en ese día feliz y soleado las 'enemistades' que se fraguarían después entre algunas de sus invitadas.
Y es que la boda, que llegaba ocho años después de que se conocieran, significó mucho más que el 'sí, quiero' de los novios. Fue un enlace inolvidable al que asistieron todas las casas reales europeas, incluida la española, pero también la primera boda real que se celebraba en el país tras casi 50 años. Y, de momento, ha sido la última, ya que el enlace de Teodora, previsto para el pasado mayo, no ha podido celebrarse aún a causa del coronavirus. También era la primera boda real a la que acudían Victoria de Suecia y Daniel Westling como marido y mujer o la segunda aparición de Magdalena en un gran evento tras su ruptura con Jonas Bergström, infidelidad incluida.
Pero hay mucho más. La boda de Nicolás de Grecia y Tatiana Blatnik fue la última gran cita de la realeza europea en la que estuvieron presentes la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin antes de que estallara todo el escándalo del caso Nóos. La imagen de los entonces duques de Palma con Felipe y Letizia no se ha repetido mucho desde entonces, y nunca en una cita nupcial como aquella. Volverían a coincidir cuatro años después en el mismo país, pero con un motivo mucho menos festivo, el 50 aniversario de la muerte del rey Pablo de Grecia. Y, por supuesto, con un ambiente mucho más tenso.
Pero había otra relación, hasta entonces casi perfecta, que se quebraría después. Ese día, Pablo de Grecia y el entonces príncipe Felipe seguían siendo amigos íntimos, además de primos hermanos. Fueron compañeros de estudios en la universidad de Georgetown, un tiempo en el que Felipe se convertía en cómplice de los amoríos de su primo con Marie-Chantal Miller, hasta el punto de que fue uno de los padrinos de su boda, en 1995. Claro que su vínculo no tenía por qué extenderse a sus respectivas esposas, lo que quedó claro tras el rifirrafe que protagonizaba Letizia con la reina Sofía en la catedral de Palma y la posterior y contundente respuesta de la americana, que no dudó en salir en defensa de su tía política. La empresaria dejaba claro en su tuit que su prima política nunca había sido de su agrado.
Su historia de amor
Futuras rencillas entre invitadas a un lado, lo cierto es que fue un día más que feliz para los novios, que ponían la guinda a su historia de amor, comenzada ocho años antes. Tras la boda, los recién casados regresaban a Londres, donde Tatiana tenía su trabajo como asesora de relaciones públicas de la diseñadora Diane von Fürstenberg. No le importó aparcar toda su carrera unos años después para seguir los pasos de su amor hasta Grecia. Nicolás siempre había querido volver a su país, del que sus padres tuvieron que salir huyendo en 1967 y al que no pudieron regresar hasta hace unos años, más de cuatro décadas después. Tatiana, acostumbrada desde pequeña a vivir en diferentes países, no se arrepintió de la decisión que tan feliz hizo a su marido. Abrazó rápidamente la cultura y el idioma, convirtiéndose en una griega más.
Nicolás y Tatiana son los únicos familiares de Constantino y Ana María que viven en Grecia. De ahí que intenten pasar con ellos todo el tiempo posible, especialmente por la delicada salud del hermano de la reina Sofía, que ya ha dado algún que otro susto. Ocupan la mayor parte de su vida en dos tareas: Nicolás, la fotografía, que ya ha llevado por numerosos países con diferentes exposiciones. Tatiana, en las causas solidarias, especialmente a través de las fundaciones Demos y The Lemon Tree Trust. Y ambos, volcado en la difusión de la cultura helena, promocionando la artesanía del país o con la publicación del libro 'El sabor de Grecia: recetas, cocina y cultura', que esta venezolana de nacimiento y suiza de adopción publicaba hace unos años.
Pero a Nicolás y Tatiana les queda una pregunta por contestar, que les lleva persiguiendo casi desde que se casaran. Como a toda pareja estable y que ha pasado por el altar, les ronda la cuestión de cuándo serán padres. En esta década, como marido y mujer ha habido varias ocasiones en las que los rumores sobre un posible embarazo se han disparado, quizá por alguna imagen de la venezolana mal interpretada y que después se ha quedado en solo un espejismo. Pero lo más posible es que, sin nosotros saberlo, ellos ya hayan contestado a la pregunta, solo con el tiempo y la evidencia, que dicen que -al menos de momento- son felices así.
Se cumplen este martes diez años desde que Nicolás de Grecia y Tatiana Blatnik se dieran el 'sí, quiero' en la isla griega de Spetses. Una boda que unía a una jovencísima relaciones públicas afincada en Londres y con raíces venezolanas con uno de los solteros más cotizados por las familias aristocráticas con hijas en edad casadera. Las crónicas de esos días llegaron a decir que solo faltaba que los asistentes entonaran canciones del grupo ABBA para que pareciera una escena de la película 'Mamma Mia!'. Nada hacía presagiar en ese día feliz y soleado las 'enemistades' que se fraguarían después entre algunas de sus invitadas.