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Marta Gayá, íntima de don Juan Carlos, más visible que nunca en su nuevo yate
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UN VERANO MOVIDO

Marta Gayá, íntima de don Juan Carlos, más visible que nunca en su nuevo yate

A diferencia de otros veranos, en los que era complicado encontrarla, este 2020 la mallorquina se ha dejado ver por restaurantes y paseando con su barco recién estrenado

Foto: Marta Gayá. (Getty)
Marta Gayá. (Getty)

A diferencia de otros veranos, en que procuraba tener un perfil casi invisible, este mes de agosto Marta Gayá ha cambiado su agenda de vida. Lo ha pasado en Palma, sin esconderse, y con una actividad social más activa que en otras ocasiones. Mantiene su piso, que sigue siendo de su propiedad. Hace dos años lo quiso vender para buscar algo más discreto fuera de la ciudad, pero al final se echó atrás y se quedó con su vivienda, como confirman a Vanitatis. No es una casa de grandes dimensiones pero sí muy cómoda y, sobre todo, con espectaculares vistas a la bahía.

Una de las aficiones que compartía con el rey Juan Carlos era salir a navegar, y cuando ya no lo pudo hacer, mantuvo esos periplos con su grupo de amigos, entre los que se encontraba el matrimonio Bergareche, López de Letona y el galerista mallorquín Joan Guaita. Lo que sí ha cambiado este año en su vida ha sido el crucero que realizaba por las islas griegas con algunas de estas amistades. Alquilaban una goleta y recorrían la costa. Era un periplo fijo que este verano se canceló por el coronavirus. La alternativa ha sido navegar con su propio barco. Vendió el suyo y compró otro que le entregaron cuando finalizó el estado de alarma y con el que ha estado navegando por las costas de Mallorca, Ibiza y Formentera.

Se trata de un barco Sunnseeker de veinte metros. Según su referencia, es una firma británica de yates de lujo de alto rendimiento que fundaron en 1969 los hermanos Robert y John Braithwaite. El yate adquirido por Marta Gayá es de tipo medio y, según han confirmado a Vanitatis, con la venta del anterior pagó parte del nuevo.

Verano movidito

Marta Gayá se ha dejado ver en uno de los restaurantes preferidos de la familia real y que frecuentaba el Rey emérito siempre que se encontraba en la isla. Cada vez que había que hacer una aparición pública no institucional, el local de Miguel Arias en Porto Portals se convertía en el centro de reunión. Así, a lo largo de los años hemos visto a don Juan Carlos y doña Sofía con hijos, nuera, yernos y nietos. Hace dos años, al rey Felipe con sus sobrinos. Una manera de dejarse ver cuando la noticia lo requería o los rumores sobre supuestos desencuentros familiares eran lo habitual.

Este verano lo ha hecho también Gayá, una vez que circuló el rumor de que había acompañado al Rey jubilado en sus primeros días en Abu Dabi. Un dato difícil de confirmar. En cambio sí sorprendió, unas semanas después de que se hiciera pública la foto de don Juan Carlos bajando de un avión, la visibilidad buscada de la que fue una de las mujeres importantes en la vida del anterior monarca. Según las confesiones que el emérito le hizo a su íntimo Josep Cusí, y que grabaría el CESID el 4 de octubre de 1990, nunca había sido tan feliz. En aquel momento incluso se llegó a plantear la posibilidad de divorciarse de doña Sofía para casarse con ella. El general Sabino Fernández Campo se lo desaconsejó.

placeholder El rey Juan Carlos. (Reuters)
El rey Juan Carlos. (Reuters)

La dama mallorquina pasó de ser una de las mujeres más importantes en la vida del monarca a la amiga fiel que nunca le ha traicionado. Ahora, su nombre ha vuelto a estar de actualidad al ser la receptora del millón de euros que el monarca le donó en 2011 a través de Arturo Fasana, gestor de la fortuna suiza de don Juan Carlos. A esa cantidad habría que haber sumado otro millón de euros que nunca llegaron a las cuentas de Gayá. La fundación Lucum se disolvió en julio de 2012 tras estallar el escándalo Botsuana.

A diferencia de otros veranos, en que procuraba tener un perfil casi invisible, este mes de agosto Marta Gayá ha cambiado su agenda de vida. Lo ha pasado en Palma, sin esconderse, y con una actividad social más activa que en otras ocasiones. Mantiene su piso, que sigue siendo de su propiedad. Hace dos años lo quiso vender para buscar algo más discreto fuera de la ciudad, pero al final se echó atrás y se quedó con su vivienda, como confirman a Vanitatis. No es una casa de grandes dimensiones pero sí muy cómoda y, sobre todo, con espectaculares vistas a la bahía.

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