Las dos tiaras reales que jamás podrá llevar Sofía de Suecia

Si pensamos en las figuras de Victoria, Magdalena y Sofía de Suecia es evidente caer en la cuenta de que estas tres mujeres comparten papel en la familia real de Suecia, pero si profundizamos en el rol de cada una y cómo han logrado ostentar ese título es cuando nos percatamos que no son tres princesas similares.

Victoria es la heredera natural del trono, es decir, la primera en la línea de sucesión tras sus padres, los reyes Carlos Gustavo y Silvia. Magdalena, aunque muy alejada de ese trono, es princesa por nacimiento. En cambio, Sofía Hellqvist pasó a formar parte de la Casa Real al contraer matrimonio con el príncipe Carlos Felipe, segundo hijo de losrReyes y cuarto en la línea de sucesión al trono. De ahí que no puedan ser consideradas princesas de la misma manera.

Que sus rangos como princesas no tengan la misma importancia se nota y mucho en la práctica. Es Victoria la que ejerce como mayor representante de la familia real sueca y las otras dos, su hermana y su cuñada, se quedan en un segundo plano y su presencia solo se requiere para actos de segundo nivel.

Justificado el rol de cada una, ahora comprenderás por qué hay ciertas joyas de la corona, dos tiaras reales para ser más exactos, que por su rango jamás podrá llevar la princesa Sofía de Suecia y en cambio sí lo hacen Victoria, Magdalena y, cómo no, la madre de ellas dos, la reina Silvia. Particularidades o no de la realeza, lo que viene marcado como imperativo real es que esas dos tiaras solo se reservan a princesas por nacimiento y en este caso Sofía se queda fuera.

Las tiaras prohibidas para Sofía son dos y esconden una larga historia a sus espaldas. Hablemos primero de la tiara de rubíes que perteneció a la abuela del rey, la princesa Margarita de Suecia. Ella recibió la tiara en 1905 como regalo de bodas por parte de su tío y tía, nada menos que los reyes Eduardo y Alejandra del Reino Unido, y desde entonces solo ha caído en manos, mejor dicho, en cabezas, de altos cargos femeninos de la realeza.

Hoy, aunque contadas veces, es la reina Silvia quien porta esta impresionante y deslumbrante tiara de rubíes reservada únicamente para las grandes ocasiones. Aquí está con ella hace un par de años, en 2018, en una cena de gala en el palacio de Christiansborg en Copenhague.

A la mujer del príncipe Carlos Felipe de Suecia tampoco se le permite portar la famosa tiara de zafiros de Leuchtenberg, una de las más bonitas y conocidas de la Casa Real sueca, y que según cuentan fue el regalo de boda de Napoleón a los duques de Leuchtenberg, que a su vez se la cedieron a su hija y futura reina, Josefina von Leuchtenberg, casada con el rey Óscar I de Suecia.