Lo que no viste de los Reyes en la ópera: anécdotas y secretos de la noche

Los reyes Felipe VI y Letizia han presidido este viernes la apertura de la temporada de ópera en el Teatro Real. Para esta importante inauguración, los responsables eligieron la obra de Verdi ‘Un ballo in Maschera’, dirigida por el impecable Gianmaria Aliverta, una decisión muy acorde con la situación actual.

El foro musical madrileño fue el primer gran teatro de ópera del mundo que abrió sus puertas tras el cierre por la pandemia y levantó el telón en julio pasado con ‘La Traviata’. Ahora, otra obra del compositor italiano ha servido para que Felipe VI recibiera durante varios minutos el aplauso del público que acudió al acto.

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Las puertas de acceso en la plaza de Isabel II presentaban una imagen sorprendente. Nada que ver con inauguraciones anteriores a la crisis por el coronavirus. Las restricciones sanitarias obligaron a los invitados a guardar largas colas donde incluso algunos llegaron a pedir la vez como sucede en los mercados.

Era llamativo ver al exalcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, con su mujer, Mar Utrera, a la abogada Cristina Peña, que se encargó del divorcio de Marichalar, a la ex eurodiputada Paca Sauquillo o a Esperanza Aguirre mantener la fila e intercambiar impresiones con los de delante y los de detrás. Una manera inusual de socializarse con desconocidos como reconocían muchos de los asistentes.

“Algo bueno tenía que tener la pandemia, que conoces gente”, comentaba la ex presidenta madrileña Esperanza Aguirre. Llamó la atención su cambio estético, más delgada, más rubia y con un estilismo mucho más moderno que en etapas anteriores. Si no fuera porque lleva años de matrimonio estable cabría pensar que se encuentra en lo que ahora se llama periodo de ilusión afectiva.

En realidad el cambio físico tiene que ver con su actual vida fuera de la política activa y mediática: “Me llaman de televisión y de programas de radio para colaborar pero por ahora prefiero pasar el tiempo con mis hijos, mis nietos y mis amigos”. Al preguntarle qué le parece la concursante de 'Máster Chef', Celia Villalobos, colega del Partido Popular, fue cauta en sus palabras al decir: “Prefiero callarme y no opinar porque si opino va a ser un titular”.

Una vez dentro del teatro, se encontró con Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler, con los que compartió charla hasta que llegaron los Reyes. Tamara Falcó lo hizo más tarde y no tuvo que hacer cola. Le dio un toque en la espalda a su “mami”, que aparentemente parecía sorprendida por su presencia. En un momento, se convirtió en el centro de atención del grupo y hasta Ruiz-Gallardón estaba al tanto de sus peripecias en ‘Máster Chef’ y de su actuación como colaboradora en el programa El Hormiguero’.

Tamara eligió un vestido de la diseñadora colombiana Silvia Tcherassi y contaba lo feliz que se encuentra al tener a su sobrino en casa: “Es una monada. Cuando nació era un “miniVerdasco” y ahora cada vez se parece más a Ana”.

A Gallardón le preguntaron por su hijo, que hace unos meses tuvo una importante operación quirúrgica, y confirmaba que todo estaba en orden y superado. Saludó a Andrea Levy, que durante un tiempo mantuvo una relación con el segundo de sus cuatro hijos. La concejala de Cultura siempre apuesta por los creadores y la moda española y a pesar de la mala noche eligió un vestido blanco nuclear con volantes firmado por Ulises Mérida.

Quienes no hicieron cola por temas de seguridad fueron las ministras Carmen Calvo, Nadia Calviño, Arancha González Laya, la presidenta del Congreso Meritxell Batet y Pablo Casado, que estuvo acompañado de su mujer, Isabel Torres. Explicaba que sus niños estaban encantados con volver al colegio y encontrase después de tanto tiempo con sus amigos.

Hubo entreacto con un reducidísimo cóctel al que esta vez no acudieron los Reyes, que permanecieron en otro salón con los representantes institucionales, patronos y patrocinadores del Teatro Real. Una vez finalizada la ópera volvieron a reunirse con ellos en una cena muy privada, una manera de apoyar el gran esfuerzo que han hecho los responsables para abrir sus puertas cuando el resto de teatros del mundo, como el Metropolitan de Nueva York, no lo hicieron.

Pasadas las doce de la noche, los Reyes se despidieron y volvieron a recibir el aplauso de los ciudadanos que, a pesar de la lluvia, permanecían en la calle.

Una tarde de sol que acabó en lluvia torrencial y con un homenaje a Verdi cuya relación con Madrid fue muy estrecha. Vivió durante un tiempo en la fonda Casa Castalia. Desde allí llegaba caminando al Teatro Real para supervisar el montaje y dirigir su ópera ‘La Fuerza del Destino’. Una placa en la pared de esta plaza de Isabel II recuerda su presencia.