Carolina de Mónaco y Carlota Casiraghi, la última lección de estilo de madre e hija

La Ópera Garnier de Mónaco fue el escenario la noche de este martes de la entrega de los Premios Príncipe Pierre, una cita que presidieron Carolina de Mónaco y Carlota Casiraghi y en la que dieron una nueva lección de estilo, como nos suelen tener acostumbrados. Madre e hija aparecieron en la velada bien protegidas con mascarillas -la de la primera negra con el escudo del principado y la de la segunda quirúrgica-, demostrando cada una de ellas por qué siempre ocupan los puestos más altos en las listas de las más elegantes.

Empecemos por la hermana de Alberto de Mónaco, quien, tras unos meses desaparecida de la agenda, que provocaron todo tipo de especulaciones, ha vuelto a la escena pública retomando la actividad diaria que tenía en el pasado. Para estos galardones, que anualmente reconocen la labor literaria de dos autores y que fueron creados por el príncipe Rainiero en honor a su padre -de ahí que lleven ese nombre-, Carolina optó por un vestido negro estampado.

Se trata de un diseño de manga corta, largo midi, hombros marcados y escote redondo, con un original print representando hojas en verde y marrón. La princesa lo combinó con unos salones cruzados negros con plataforma, un clutch con el mismo estampado que el vestido y joyas en oro amarillo: una gargantilla, una pulsera y unos discretos pendientes. Elegancia en estado puro.

Por su parte, Carlota fue fiel a la firma de la que es imagen, Saint Laurent, con un vestido en el que el animal print de leopardo era el gran protagonista. Una creación vaporosa con escote en V y, al igual que su madre, de largo midi cuyo precio es de 2.000 euros. A su llegada, la amazona llevaba encima un abrigo oversize a juego con un bolso de piel. Los zapatos, también de Saint Laurent, eran unas sandalias tipo peep-toes con el empeine cerrado.