La formación de la princesa Leonor en el espejo del rey Felipe: la hora de la verdad
A su edad, su padre ya había hecho un viaje oficial y estaba gestándose ya el plan sobre cómo iba a ser su educación de cara a su futuro papel institucional. Pero ¿qué pasará con Leonor?
"Algunos años después, el marqués de Mondéjar solía referirse cariñosamente a mi mujer como 'la Republicana' o 'Doña Paciencia', por las muchas horas, días y meses que tuvo que soportar mis ausencias y falta de compañía como consecuencia de la dinámica del servicio en Zarzuela". José Antonio Alcina, el teniente coronel que fue tutor de Felipe de Borbón desde que cumplió 16 años hasta 1993, dejó escrito un relato de cómo fue el proceso de convertir a don Felipe en un rey del siglo XXI en su libro 'Felipe VI, la formación de un rey' (La Esfera). El libro y todo lo que allí cuenta son el testimonio más directo de cómo fueron aquellos años, y constituye una pista para intuir cómo puede ser en un futuro cada vez más cercano el camino que se ha de seguir con Leonor de Borbón, que hoy cumple 15 años.
Según la Casa del Rey, aún no se ha dado de forma oficial ningún paso en ese sentido. "No tengo en estos momentos constancia sobre plan de formación futura decidido y cerrado puesto que está en un periodo escolar todavía que tiene un recorrido", explican. Pero el tiempo corre. En mayo de 1983, cuando don Felipe tenía 15 años, emprendió su primer viaje oficial al extranjero. Tenía que representar a su padre en el aniversario de la fundación de Cartagena de Indias, en Colombia. Hasta allí viajó el chaval junto a uno de los ayudantes de campo de su padre, el teniente coronel Alcina, al que el rey Juan Carlos estaba tanteando sin saberlo como futuro tutor del Príncipe. Ambos tenían una relación de complicidad y respeto, bruñida a base de noches de telescopio mirando las estrellas en la Zarzuela.
Don Juan Carlos le confió por fin en 1984 la tarea de vigilar la educación y formación de Felipe, "acompañándole con frecuencia, orientándole y dirigiéndole con proximidad y asiduidad", y le nombró ayudante-secretario del Príncipe. A partir de ahí, Alcina estuvo presente en todos los acontecimientos relativos a la educación y los planes de estudio, estuvo al tanto de todas las vicisitudes que hubieron de sortearse (la presión mediática y política, fundamentalmente), conoció a todas las personas involucradas en este proceso (catedráticos, ministros, docentes extranjeros, embajadores), y estuvo presente en todos los escenarios de un tema que ya habrán deducido que no fue menor ni lo será en el caso de la Princesa de Asturias.
Fue entre los 15 y los 16 años cuando se cinceló el futuro de Felipe de Borbón. Meses de consultas y reuniones con expertos de varios ámbitos, también meses de consensos con todas las partes interesadas. Zarzuela dio por fin a conocer el plan de formación para don Felipe en 1984, con un comunicado de prensa que entonces no era muy detallado (se decía que recibiría estudios universitarios, sin concretar cuáles, por ejemplo).
El colegio canadiense donde Felipe de Borbón estudió COU fue una sugerencia de Constantino de Grecia, tras descartar decenas de instituciones extranjeras por ser demasiado elitistas
Se decidió que el Príncipe, que hasta 3º de BUP había seguido sus estudios como un niño 'normal', saliera de España para cursar COU, y que después siguiera una formación militar que incluyera a los tres ejércitos. Así, en 1984 Felipe se marchó a estudiar a Lakefield School, un internado canadiense sugerido por Constantino de Grecia donde habían estudiado otros miembros de la realeza, como el príncipe Andrés. Alcina se fue con él y recuerda en su libro cómo le costó al joven Felipe el asunto del madrugón y la puntualidad, como a cualquier adolescente.
Al año siguiente, en 1985, el Príncipe de Asturias ingresó en la Academia General Militar de Zaragoza. Un año más tarde continuó en la Escuela Naval de Marín, donde concluyó su formación marinera a bordo del Juan Sebastián Elcano. En su último año militar, en la Academia del Aire, el príncipe Felipe se convirtió en un destacado piloto de combate de la Fuerza Aérea, según sus instructores. Después recuperó su vida civil y se incorporó a la Universidad Autónoma para estudiar Derecho y algunas asignaturas de Económicas.
Fue precisamente el asunto de su formación militar lo que más problemas trajo en aquel momento a la Casa del Rey. "Los acontecimientos se fueron produciendo con mayor rapidez y con igual celeridad me llegaban noticias de distintos puntos de vista y temores que, nuevamente, desde las altas instancias gubernamentales se mantenían contra lo que se consideraba un 'exceso de formación militar'. Desde la lejanía -escribe Alcina-, estos intentos de frenar los planes que ya estaban en marcha eran como una ducha de agua fría para los que trabajábamos desde hacía tanto tiempo en el tema".
Hoy, con Leonor, podría repetirse la misma disyuntiva. Un teniente coronel miembro del gabinete del jefe del Estado Mayor de la Defensa alegaba estos días a Vanitatis que "todo lo relacionado con la formación de la Princesa de Asturias hay que preguntárselo a Casa Real, ya que son ellos los responsables". Otra voz del Ejército explica de forma extraoficial que en el ámbito militar "hay pleno convencimiento de que la Princesa de Asturias seguirá en su formación los pasos de su padre, el Rey". El asunto de su formación militar es, como lo fue para su padre, uno de los asuntos que tendrán que someterse a consenso a la hora de diseñar la formación de la heredera.
¿Seguirá Leonor el mismo esquema que su padre, al igual que está yendo a su mismo colegio? Todas las fuentes consultadas creen que la formación de la Princesa, tanto en el ámbito civil como en el ejército, será responsabilidad fundamentalmente de Zarzuela. Aunque tendrá que ser el Gobierno actual, el más abiertamente republicano de nuestra democracia, el interlocutor de la Casa del Rey en este asunto. Así lo reconocieron en una ocasión fuentes de la Zarzuela a Vanitatis: "Como norma general constitucional, todos los actos de la Corona tienen el refrendo del Gobierno y la responsabilidad política recae en última instancia en el Poder Ejecutivo".
"¿Por qué no ingeniera?"
Vanitatis ha querido pulsar la opinión de algunas voces autorizadas, pedirles ideas sobre cómo abordar el asunto. "El momento histórico es absolutamente diferente. En aquellos años todavía había mucho recuerdo del franquismo y mucho miedo a que la formación militar del príncipe fuera 'demasiado', había opiniones en los periódicos todos los días, el Gobierno quería una formación más civil", apunta un catedrático que prefiere no hacer público su nombre. "Hoy quizá no sería necesario que estuviera tanto tiempo en los ejércitos. En mi opinión tendría que conocer bien el funcionamiento del Estado, pero en esta ocasión yo le daría una formación más intensa en política exterior y relaciones internacionales, porque el papel diplomático de los Reyes al final es el más relevante. Y, por supuesto, en nuevas tecnologías".
Daniel Romero-Abreu, presidente y fundador de Thinking Heads, consultora especializada precisamente en el posicionamiento de líderes, aporta su propia visión a Vanitatis. “Para modular su proyección pública, la formación de la princesa Leonor deberá tener mucho que ver con los cambios que va a experimentar la sociedad española. Debería equilibrar una educación tradicional orientada a la diplomacia por su futuro papel de alta representación del Estado con habilidades STEM (en sus siglas en inglés: Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) propias de los avances tecnológicos que marcan el presente y el futuro. Por qué no, en vez de tener una formación clásica de letras orientada al derecho, la política y las relaciones internacionales, podría asentarse en las ciencias. ¿Por qué no tener una reina ingeniera?”.
“Su liderazgo debería asentarse en valores claros de servicio a la sociedad. Deberá ser desinteresada, humilde, con un perfil competente y brillante, con un estilo de liderazgo discreto, que proyecte una figura institucional de referencia por ser intachable. Deberá representar a su generación, sus valores y sus preocupaciones. Por ejemplo, teniendo una voz diferencial en temas medioambientales y de sostenibilidad”, sugiere Romero-Abreu.
"Algunos años después, el marqués de Mondéjar solía referirse cariñosamente a mi mujer como 'la Republicana' o 'Doña Paciencia', por las muchas horas, días y meses que tuvo que soportar mis ausencias y falta de compañía como consecuencia de la dinámica del servicio en Zarzuela". José Antonio Alcina, el teniente coronel que fue tutor de Felipe de Borbón desde que cumplió 16 años hasta 1993, dejó escrito un relato de cómo fue el proceso de convertir a don Felipe en un rey del siglo XXI en su libro 'Felipe VI, la formación de un rey' (La Esfera). El libro y todo lo que allí cuenta son el testimonio más directo de cómo fueron aquellos años, y constituye una pista para intuir cómo puede ser en un futuro cada vez más cercano el camino que se ha de seguir con Leonor de Borbón, que hoy cumple 15 años.