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Leonor y Sofía, la llave maestra de Zarzuela en tiempos convulsos
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CASA REAL ESPAÑOLA

Leonor y Sofía, la llave maestra de Zarzuela en tiempos convulsos

Leonor vuelve a la agenda real al cabo de... tres meses. Zarzuela hace guiños al futuro para escapar del pasado

Foto: La princesa Leonor y la infanta Sofía. (LP)
La princesa Leonor y la infanta Sofía. (LP)

“Sorpresa sorpresa”, arrancaba al mediodía de ayer la noticia de Nuria Tiburcio en Vanitatis sobre la inadvertida reaparición de la princesa Leonor en la agenda de la familia real, acompañada de su hermana, la infanta Sofía. Y ciertamente lo era, dada la falta de preaviso oficial y lo muy esporádico de las exposiciones públicas de la heredera de La Corona. La última, lo recordarán, la de aquel paseo por el pueblo asturiano de Somao de 17 de septiembre, hace ya tres largos meses.

Pero lo verdaderamente sorprendente, al decir de las fuentes más sensibles a la causa monárquica -hoy casi una suerte de ‘casus belli’ en España- es que Zarzuela no lo hubiera programado antes.

Foto: Leonor, durante su breve discurso. (LP)

Suele ser un sello de la Casa que las reales adolescentes acudan a modo de apagafuegos para la Corona en momentos puntuales. El más célebre, aquella visita al hospitalizado rey Juan Carlos, bien entrelazadas las manitas con las de su abuela, la reina Sofía, y a los pocos días del descalabro viral que supuso el duelo con la reina Letizia, a la salida de la Catedral de Palma (abril 2019). En aquella ocasión, Zarzuela intentaba trasladar un voluntarioso mensaje de paz interna frente a aquel ‘reality’ de máxima tensión coprotagonizado ‘urbi et orbe’ por la propia familia real. Por cierto, la última hasta hoy de las imágenes de sus seis miembros al completo... en año y medio.

placeholder Los Reyes, sus hijas y la reina Sofía, visitando al rey Juan Carlos en el hospital. (Cordon Press)
Los Reyes, sus hijas y la reina Sofía, visitando al rey Juan Carlos en el hospital. (Cordon Press)

La ocasión se presentaba propicia también ahora, con la reunión del patronato de la Fundación Princesa de Girona. La bola de fuego a sofocar esta vez eran los titulares de prensa, radio, televisión y redes sobre la regularización fiscal del ‘abuelo Juan Carlos’ y sus desairados deseos de regresar a España y a su casa de La Zarzuela por Navidad, en medio del acalorado incendio declarado en la opinión pública.

En realidad, la ceremonia de El Pardo suponía en sí misma una anomalía, porque la reaparición de Leonor debía haberse producido en Girona, sede de la Fundación cuya entrega anual de Premios hubo de suspenderse -oficialmente- por la pandemia, pero además -y en el fondo- por la creciente resistencia declarada, por parte de los independentistas catalanes y socios del Gobierno de España, a la presencia de la familia real en la Comunidad Autónoma.

Más aún, el acto supondría una ocasión perdida: no hay más que recordar el mejor de los discursos pronunciados por la princesa hasta ahora (incluido su estreno en Asturias, días antes), del 4 de noviembre de 2019 -“Es un honor para mí hablar por primera vez en la Fundación y hacerlo cuando cumple 10 años. Tenemos casi la misma edad, hemos ido creciendo al mismo tiempo” (...) “Gracias por vuestro compromiso con una tierra, Cataluña, que siempre ocupará un lugar especial en mi corazón...”- Ante un público puesto en pie, habló en castellano, inglés, árabe y en perfecto y muy aplaudido catalán.

placeholder La princesa Leonor pronunciando un discurso durante la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias. (EFE)
La princesa Leonor pronunciando un discurso durante la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias. (EFE)


Lo de ayer, en el Pardo, fue más bien una faena de aliño. A falta de público, la princesa -ya claramente adolescente- pronunció bajo su mascarilla unas pocas palabras de agradecimiento a los patronos. Lo hizo en castellano y en catalán, leyendo el texto casi en su integridad, y se mostró más tímida que en su estreno del año pasado.

Pero con su mera y discreta participación, la presencia institucional de la princesa de Girona quedaba así normalizada; lo que es mucho decir en comparación con su condición de princesa de Viana, dada la ya reiterada falta de invitación de la Fundación del mismo nombre, controlada por el Gobierno de Navarra.

Sobre el papel, el guiño de ayer hacia el futuro de la institución servía para tratar de escapar de un pasado volcánico y en máxima erupción, que amenaza realmente al presente de Felipe VI. Pero fue sintomático que ningún digital de información general llevara a portada esta reaparición “sorpresa” de la joven e impoluta heredera del monarca. Queda por saberse si la política de Zarzuela con respecto a la princesa y su hermana seguirá siendo la ya conocida o si, dada la extrema gravedad de la situación, la Casa está dispuesta a cambiar de estrategia y a hacer una apuesta más decidida por la presencia y la continuidad de la princesa en la retina de los españoles. Y no solo en un acto cerrado, institucional, de palacio, al estilo funcionarial del actual monarca, sino en la calle, donde las monarquías han basado tradicionalmente su conexión emocional con la ciudadanía.

placeholder El rey Juan Carlos. (Reuters)
El rey Juan Carlos. (Reuters)

Ayer, al tiempo que arreciaba el incendio en torno al emérito, una parte de la opinión publicada empezaba a demandar ya una operación de salvamento para La Corona. Para ello sería necesaria una colaboración estrecha y activa entre Gobierno y Casa del Rey -hoy aún improbable, dado el republicanismo militante de una parte del Ejecutivo-; pero lo imprescindible, antes aún, resultaría una convicción, una determinación clara en la propia Corona de que toca visualizar un nuevo corte ‘sanitario’ en la foto de la familia real y un agrandamiento del foco sobre la figura -hoy tímida- de Leonor.

“Sorpresa sorpresa”, arrancaba al mediodía de ayer la noticia de Nuria Tiburcio en Vanitatis sobre la inadvertida reaparición de la princesa Leonor en la agenda de la familia real, acompañada de su hermana, la infanta Sofía. Y ciertamente lo era, dada la falta de preaviso oficial y lo muy esporádico de las exposiciones públicas de la heredera de La Corona. La última, lo recordarán, la de aquel paseo por el pueblo asturiano de Somao de 17 de septiembre, hace ya tres largos meses.

Pero lo verdaderamente sorprendente, al decir de las fuentes más sensibles a la causa monárquica -hoy casi una suerte de ‘casus belli’ en España- es que Zarzuela no lo hubiera programado antes.

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