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La hazaña de Recasens, ginecólogo de Letizia y la infanta Elena, en mitad del temporal Filomena
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TIENE 69 AÑOS

La hazaña de Recasens, ginecólogo de Letizia y la infanta Elena, en mitad del temporal Filomena

El médico recorrió 14 kilómetros desde su domicilio en Aravaca hasta la clínica Ruber Internacional a 8 grados bajo cero para atender un parto

Foto: La reina Letizia. (Limited Pictures)
La reina Letizia. (Limited Pictures)

La escena parece más propia de una novela costumbrista de Unamuno que de una estampa del tiempo en que vivimos: el médico del lugar camina a paso firme sabedor de que su presencia es necesaria. Provisto de sus bastones de esquí, atraviesa la helada nieve para atender a la parturienta que, a duras penas, soporta las contracciones ante la llegada del doctor.

Pero no se deje engañar porque no se trata de una novela. Ocurría este fin de semana y la situación es cien por cien real: el suceso tenía lugar en las inmediaciones de la clínica Ruber Internacional de Madrid. Hasta allí, siguiendo el relato inicial, como se ve en el vídeo que corre por la redes, llegaba el doctor Luis Ignacio Recasens, conocido por ser el ginecólogo real y haber atendido los partos de royals como la reina Letizia o la infanta Elena.

De Aravaca a Mirasierra, andando

Lo suyo ha sido una demostración de coraje y voluntad digna de encomio. Con Madrid sufriendo las consecuencias del temporal Filomena, el tránsito a los hospitales de los sanitarios ha sido una tarea titánica. Y este ha sido el caso. Recasens, de 69 años y, probablemente, el ginecólogo más reputado del país, partía desde su casa, en Aravaca, hasta el Hospital Ruber Internacional, situado en Mirasierra, solo con la ayuda de un par de bastones para atender un parto en el hospital donde trabaja como jefe de Ginecología y Obstetricia desde hace más de 20 años.

placeholder Imagen del doctor Recasens. (RRSS)
Imagen del doctor Recasens. (RRSS)

Para los no familiarizados con Google Maps, la hazaña tiene su miga. El doctor caminó sobre la nieve helada alrededor de 14 kilómetros para acudir a su puesto de trabajo y atender a una paciente que se encontraba de parto. La temperatura tampoco ayudaba. Madrid ha vivido temperaturas que rondaban los 8 grados bajo cero. La escena era grabada por el personal sanitario que no daba crédito a la imagen a su llegada al hospital. Vestido con un abrigo negro con capucha, pantalones y botas de nieve, caminando a buen ritmo y con la preceptiva mascarilla, el galeno accedía al recinto completamente nevado ante la mirada atónita de médicos y enfermeras de guardia que inmortalizaban con sus móviles la insólita escena.

La odisea la conocíamos este lunes gracias a María León, que publicaba en su cuenta de Instagram la valiente hazaña del doctor Recasens. La conocida influencer, que es sobrina por parte de madre del afamado ginecólogo, no ahorraba en piropos con su tío: “Bravo Tío Luis, eres el mejor”. Y explicaba la gesta: “Mi tío, el doctor Luis Ignacio Recasens llegando después de un largo y complicadísimo trayecto de Aravaca a Mirasierra al Ruber para asistir un parto. Oleeeeé oleeeé y oleeeé, eso es vocación y servicio a los demás... #orgullode familia”.

Una saga de ginecólogos reales

Procedente de una familia de ginecólogos, Luis Ignacio Recasens se ha ganado su fama a pulso. Más allá de la demostración de profesionalidad de hoy, el obstetra lleva mostrando su valía en los paritorios de la Ruber desde hace dos décadas. Su buen hacer solo es comparable a su discreción en todo lo que tiene que ver con los partos de sus afamadas pacientes. Más de 20 años como jefe de servicio le avalan.

Casado con Catalina Castillejo, marquesa de Mejorada del Campo (hermana de la madre de María León), y padre de dos hijos, Recasens siempre ha optado por mantener su dedicación alejada de los focos. Quizá por eso la reina Letizia le eligió como ginecólogo para dar a luz a sus dos hijas, en un momento especialmente delicado. Con el debate de la sucesión en todo lo alto, el doctor Recasens supo guardar en secreto el sexo del primer hijo de los reyes Felipe y Letizia, un bebé que estaba llamado a convertirse en rey/reina de España en un momento trascendental.

placeholder Doctor Recasens. (Foto: Top Doctors)
Doctor Recasens. (Foto: Top Doctors)

Su elección parecía cosa del destino ya que su bisabuelo, Sebastián, atendió en sus embarazos y partos a la reina Victoria Eugenia, madre del conde de Barcelona y bisabuela y madrina del bautismo del entonces príncipe Felipe. Pese a la repercusión mediática de sus partos, el doctor ha sabido guardar con celo su vida privada. Una excepción fue la boda de su hijo Luis Ignacio Recasens Castillejo, en octubre de 2019, cuando contrajo matrimonio con Magdalena Cabello de los Cobos en Gran Canaria. La familia se convertía en centro de atención de la isla en una boda de relumbrón que tenía lugar por todo lo alto en la iglesia de San Juan de Arucas.

Sevillano de nacimiento, aunque madrileño de adopción, Luis Ignacio Recasens es además un futbolero irrendento. Aficionado acérrimo del Betis, el ginecólogo comparte su pasión por el balón con sus otras dos grandes aficiones: la música clásica y la ópera.

Sangre torera

La valentía demostrada hoy no extrañará a quienes le conocen. Luis Ignacio Recasens, de segundo apellido Sánchez Mejías, proviene de una estirpe de toreros. La fama del doctor, de hecho, palidece al recordar la figura de su abuelo, el afamado diestro Ignacio Sánchez Mejías. Apodado ‘el torero de la generación del 27’ y cuñado de Joselito el Gallo. Famoso por su valor y torería, el abuelo de Recasens escribió antes de su muerte una de las páginas más recordadas de la historia del toreo.

placeholder El ginecólogo, llegando a la clínica. (RRSS)
El ginecólogo, llegando a la clínica. (RRSS)

Cuentan las crónicas de la época que, tras un período fuera de los ruedos, Ignacio Sánchez Mejías decidió reaparecer al mismo tiempo que Juan Belmonte. El 11 de agosto de 1934, sustituyendo a Domingo Ortega en Ciudad Real, sufrió una gran cornada en el muslo derecho al iniciar la faena de muleta tras recibir al toro sentado en el estribo de la plaza. Pese a la gravedad de la cornada asestada por Granadino, el diestro se negó a ser operado en la plaza y pidió volver a Madrid. La tardanza de la ambulancia que llegó dos horas más tarde hizo que la pierna se gangrenara, encontrando la muerte dos días después. Los medios de entonces relataban cómo el mítico torero había buscado su muerte. García Lorca, en su ‘Llanto por Ignacio Sánchez Mejías’, daba cuenta del luto por su amigo. Siguiendo la estela de su abuelo, y salvando las distancias, el doctor Recasens daba una muestra de su particular torería.

La escena parece más propia de una novela costumbrista de Unamuno que de una estampa del tiempo en que vivimos: el médico del lugar camina a paso firme sabedor de que su presencia es necesaria. Provisto de sus bastones de esquí, atraviesa la helada nieve para atender a la parturienta que, a duras penas, soporta las contracciones ante la llegada del doctor.

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