Por qué el príncipe Harry no puede salir de la línea de sucesión al trono (a pesar de todo)
Una encuesta rápida realizada por YouGov tras conocerse que los Sussex no vuelven a la Casa Real arrojó un alto porcentaje de personas que no quieren que siga en la línea hereditaria
Era el viernes 19 de febrero cuando conocíamos la decisión que habían tomado el príncipe Harry y Meghan Markle sobre una posible vuelta al palacio de Buckingham. La pareja había comunicado a la reina Isabel que no tenía intención de retomar sus funciones institucionales, por lo que ella no dudó en retirarles la mayoría de patronazgos y honores militares que les había otorgado ella misma. Sí mantienen tanto el título de duques de Sussex como, en el caso de él, su puesto en la línea sucesoria. Un tema que estos días ha generado cierto debate en el país, después de que un conocido portal de encuestas concluyera que casi la mitad de los británicos querían que también se le eliminara de esa lista. Pero es algo casi imposible: hay un motivo muy importante por el que Harry no puede salir de la línea de sucesión al trono.
El motivo es que la decisión no está en manos de la reina Isabel, como sí los títulos, patronazgos y honores militares, sino que corresponde al Parlamento. La línea de sucesión está establecida en la Constitución británica, concretamente en la Ley de Sucesión a la Corona. Esta fue modificada por última vez en 2013 para eliminar la primogenitura masculina, pero no dice nada del supuesto del príncipe Harry. Por eso, si hubiera intención de sacarlo de la línea sucesoria, habría que tratarlo en una legislación especial. El resultado es que es poco probable que los parlamentarios utilicen su tiempo en este asunto, cuando la posibilidad de que el duque de Sussex llegase a gobernar es bastante ínfima, dado que va por detrás de su hermano Guillermo y sus tres sobrinos. Y más en un momento en el que el tiempo de los diputados ahora está centrado en la pandemia y en solucionar la crisis provocada por la situación sanitaria.
Pero sí hay casos en los que algunos familiares de la reina Isabel II -más o menos lejanos- han sido eliminados de la línea sucesoria, también aplicando la misma ley, ya que una condición indispensable para mantener el lugar es que profesen la religión anglicana. De ahí que Meghan Markle tuviera que convertirse para casarse con el príncipe Harry o que la princesa Ana no pudiera continuar su relación con Andrew Parker-Bowles, su novio de juventud, que luego se casaría con Camilla, hoy duquesa de Cornualles. También esa condición ha hecho que algunos nombres, como decíamos, se hayan suprimido. Es el caso de Lord Downpatrick y su hermana, Lady Marina Windsor, ambos nietos del duque de Kent, primo de la reina Isabel. Él perdía su puesto en 2003 y ella cinco años más tarde por el mismo motivo: confirmarse en la Iglesia católica. El caso más reciente y más conocido es el de Alexandra de Hannover, quien se convertía en católica en 2018 y era eliminada automáticamente de la línea sucesoria, en la que hasta entonces ocupaba el puesto 411.
Un caso muy curioso es el de Michael de Kent, otro de los primos de la reina Isabel. Él perdió su octavo lugar porque se casó con Marie-Christine von Reibnitz, ahora princesa Michael de Kent, que profesaba la religión católica. Pero en 2015 hubo otro cambio y ya no se 'castigó' a los que se casaban con católicos a salir de la línea de sucesión al trono, por lo que Michael de Kent volvió a la carrera. Actualmente ocupa el puesto 49.
Pero para hacernos una idea de lo difícil que es que una persona salga de la línea de sucesión sin que esté condicionado por la religión, podemos remontarnos a la figura de Carlos Eduardo, último duque de Sajonia-Coburgo-Gotha, uno de los nietos de la reina Victoria. Como tal, era príncipe de Reino Unido, tenía tratamiento de Alteza Real y estaba en la línea de sucesión al trono británico. Durante la Primera Guerra Mundial formó parte del ejécito alemán, por lo que era enemigo del país. De ahí que se le quitaran los títulos reales y honores militares. Años más tarde, fue un miembro destacado del partido nazi, llegando a ser encarcelado junto a otros oficiales tras la Segunda Guerra Mundial. Ni siquiera entonces se le quitó de la línea sucesoria.
Así que, sí, por muy lejos de casa que esté y por muy cuestionada que haya sido su decisión de no volver a servir a la Corona, el príncipe Harry tiene asegurado su puesto en la línea sucesoria. A pesar de todo.
Era el viernes 19 de febrero cuando conocíamos la decisión que habían tomado el príncipe Harry y Meghan Markle sobre una posible vuelta al palacio de Buckingham. La pareja había comunicado a la reina Isabel que no tenía intención de retomar sus funciones institucionales, por lo que ella no dudó en retirarles la mayoría de patronazgos y honores militares que les había otorgado ella misma. Sí mantienen tanto el título de duques de Sussex como, en el caso de él, su puesto en la línea sucesoria. Un tema que estos días ha generado cierto debate en el país, después de que un conocido portal de encuestas concluyera que casi la mitad de los británicos querían que también se le eliminara de esa lista. Pero es algo casi imposible: hay un motivo muy importante por el que Harry no puede salir de la línea de sucesión al trono.