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Meghan, ¿profeta en su tierra?: las reacciones de la prensa estadounidense a su entrevista
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LA ENTREVISTA DE LA POLÉMICA

Meghan, ¿profeta en su tierra?: las reacciones de la prensa estadounidense a su entrevista

Del “una mirada cruda tras las puertas de palacio” al "la entrevista está llena de patrañas", repasamos la forma en que los medios norteamericanos han abordado la charla con la todopoderosa Oprah Winfrey

Foto: Meghan y Harry, en una imagen de archivo. (EFE)
Meghan y Harry, en una imagen de archivo. (EFE)

Mucho ha llovido desde el entusiasmo casi unilateral que coronaba a Meghan Markle como la 'princesa estadounidense', una especie de hito histórico para un país que nunca conoció la monarquía. O, en realidad, no tanto: ¡no han pasado ni tres años! Pero ayer el escrutinio al que fue sometida durante su entrevista con Oprah Winfrey dejó claro que, en tiempos de división en el país, una mujer, actriz y de raza mixta no es precisamente la gran esperanza unificadora. Sí consiguió una audiencia millonaria, pero eso no significa que no fuera desde posturas totalmente opuestas.

Foto: Los Sussex, saliendo de la rueda de prensa en la que anunciaron su compromiso. (EFE)

No faltaron los que apoyaron incondicionalmente su empoderamiento y la denuncia de los ambientes tóxicos, clasistas y racistas. Cuando en enero de 2020 decidió romper lazos con Buckingham (referidos durante la entrevista como 'the firm'), Meghan Markle emergió como un brazo real del Time’s Up. En tiempos de inclusión, no hay nada más a contrapelo que la sangre azul e incluso se llegó a acuñar el verbo 'to meghanmarkle' para la acción de abandonar con la cabeza bien alta un entorno cargado de negatividad hacia tu persona. Entre el ala más activista de esta facción, ayer se hizo viral el tuit del presentador y crítico de televisión británico Toby Earle en el que decía: “¿Os imagináis que la primera pregunta de Oprah es si se atrevería a dejar al príncipe Andrés de canguro?”, haciendo referencia a la vinculación del hijo de Isabel II con la red de prostitución infantil de Jeffrey Epstein como colmo de la altura moral de los Windsor.

placeholder El príncipe Andrés y la reina Isabel II. (Getty)
El príncipe Andrés y la reina Isabel II. (Getty)

Aunque también tomaron partido por Meghan, más moderadas fueron las reacciones de cabeceras de peso como ‘New York Times’ (en el que el pasado noviembre Meghan escribió una columna de opinión sobre su aborto) que fueron descriptivas pero no pusieron en duda las declaraciones de la entrevista. Titularon “Una mirada cruda tras las puertas de palacio” e hicieron hincapié en cuestiones de racismo, una de las líneas editoriales del periódico en los últimos años. También aplaudieron el trabajo de Oprah Winfrey como conductora de un encuentro televisivo estelar. Al menos en ciertas alas más liberales de su tierra, Meghan consiguió ser profeta. También ‘LA Times’ se sumó a esta corriente, aunque sí destacó los problemas de la pareja a la hora de distinguir entre sus críticas a la institución monárquica en sí y a miembros concretos de la Casa Real.

El ciclón de la Casa Real

El ‘New York Post’, en cambio, no se anduvo con chiquitas y publicó una columna titulada “La entrevista con Meghan Markle está llena de patrañas”. Maureen Callahan, quien firma este abrasivo artículo, asegura que la exactriz midió muy bien sus bombazos mediáticos (con revelación incluida del sexo de su próximo bebé) a la vez que destruyó sin mesura los lazos de Harry con su familia, con todas las consecuencias que eso pueda suponer para él. Y, sobre todo, afirma que no compra su inocencia al decir que no sabía nada de la Casa Real británica hasta que conoció a su ahora marido. “Ahí estaba ella, haciendo su mediocre serie sobre juicios en la televisión por cable, cuando se vio devorada por el ciclón de la casa real”, ironiza la escritora sobre el rol de Meghan como víctima.

Ni Fox se atreve a llegar tan lejos, aunque entre una cobertura rigurosa de la entrevista, sí escribe con cierta sorna una pieza sobre la comparación que Markle hizo sobre sí misma y el cuento de La Sirenita, de Hans Christian Andersen. Asimismo, en los sectores más conservadores, definitivamente, la oda a Oprah no fue tan unánime y no faltaron voces que dijeron que se plegó demasiado a sus entrevistados y no preguntó a Meghan sobre su propia familia, la primera que cargó contra ella antes de ser recibida con cajas destempladas en palacio.

placeholder Harry y Meghan, durante su entrevista con Oprah. (Instagram @cbstv)
Harry y Meghan, durante su entrevista con Oprah. (Instagram @cbstv)

El ‘Washington Post’, en un enfoque más institucional y sociológico, se preguntaba cuál sería el efecto real de esta entrevista en la monarquía. “Probablemente ninguno, por lo menos no causará un daño irreparable, en parte porque con el éxito de la cuarta temporada en Netflix de 'The Crown’, la gente ya asume que la familia real es distante y disfuncional”. Y es cierto que la entrevista fue vista por muchos espectadores más como un capítulo de un eterno culebrón o incluso como un ‘spin-off’ o ‘flash forward’ de la famosa serie. Pura carnaza viendo a dos personas hablando seriamente de intentos de suicidio, acoso mediático y sectarismo de sangre azul. El enfoque siempre más financiero del ‘Wall Street Journal’ describía a la célebre pareja como “un raro ejemplo de miembros de la realeza saliendo exitosamente de la que es conocida como ‘the firm’ y ganando con ello mucho dinero”. El titular consideraba la entrevista “un acto de equilibrismo” en los esfuerzos de los duques de Sussex por controlar su narrativa ante unos medios que los tienen como pieza de caza mayor. ¿Acabarán tropezándose y cayendo?

Mucho ha llovido desde el entusiasmo casi unilateral que coronaba a Meghan Markle como la 'princesa estadounidense', una especie de hito histórico para un país que nunca conoció la monarquía. O, en realidad, no tanto: ¡no han pasado ni tres años! Pero ayer el escrutinio al que fue sometida durante su entrevista con Oprah Winfrey dejó claro que, en tiempos de división en el país, una mujer, actriz y de raza mixta no es precisamente la gran esperanza unificadora. Sí consiguió una audiencia millonaria, pero eso no significa que no fuera desde posturas totalmente opuestas.

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