Máxima de Holanda tira de clásicos para acertar con una combinación arriesgada
Por su llamativo color, porque la combinación es un tanto cuestionable o por sus complementos XL, tan de su agrado, la vestimenta de la argentina suele ser protagonista
Raro es el día en el que la reina Máxima de Holanda no llama la atención con su atuendo. Bien por su llamativo color, bien porque la combinación es un tanto cuestionable o bien por sus complementos XL, tan de su agrado: es habitual que su vestimenta se lleve todo el protagonismo. Y su última salida, este jueves, no ha sido una excepción, ya que optaba por una combinación un tanto arriesgada, pero tirando de algunos clásicos de su armario con los que sabe que rara vez falla. Así, quiso mezclar un vestido en azul cobalto con estampado de flores con los complementos en un rojo vivo, un atuendo idéntico al que lució cuando estrenó el vestido, en 2019, con la diferencia de que este jueves para su compromiso prescindía del sombrero que sí llevó en aquella ocasión, y el bolso y el abrigo eran ligeramente distintos.
La cita de la reina Máxima era en el Teatro Internacional de Ámsterdam, de cara a conocer la situación de los trabajadores del sector debido a la pandemia. En el país, los negocios y edificios no esenciales llevan cerrados más de seis meses, por lo que la crisis les ha afectado especialmente. De ahí que la emoción con las próximas representaciones, que están ya cerca, sea grande. La esposa del rey Guillermo participó en un encuentro con el director y los actores de la próxima función que se podrá ver en el teatro, quienes le han contado las dificultades de trabajar sin público. En todo momento, veíamos a la reina Máxima sin la mascarilla que sí llevaba a su llegada, ya que las normas en los Países Bajos a este respecto son bastante diferentes a las que tenemos en nuestra mente, y permiten despojarse de la mascarilla en interiores, siempre que la distancia interpersonal sea suficiente.
Pero lo cierto es que, con mascarilla y sin mascarilla, el look de Máxima destacó y gustó. La prenda central, como decíamos, es un vestido de Natan que estrenó en 2019. Un diseño de gasa, con bajo asimétrico y mangas semitransparentes que contrastaba con el resto de complementos, de un llamativo rojo. Desde el abrigo, que lució a modo de capa como su homóloga española, la reina Letizia, hasta los altísimos zapatos, además de la cartera, de piel con efecto trenzado. Pero si hay algo que ha llamado la atención del look han sido los pendientes y no solo porque quizá eran demasiado ostentosos para una cita tan informal, sino porque la argentina ha vuelto a demostrar que son sus favoritos.
Se trata de un diseño semilargo de diamantes y una enorme tanzanita en forma de rombo. Los estrenó en 2012 y desde entonces ha echado mano de ellos en numerosas ocasiones, también para grandes eventos en los que tenía que tirar de las piezas más valiosas de su joyero. Se desconoce tanto el origen como su precio, pero por el valor de mercado actual, teniendo en cuenta el diseño y las piedras con las que están realizados, podrían valer unos 5.000 euros. De ahí que Máxima recibiera algunas críticas cuando se los colocó en 2013 para un viaje a Tanzania, uno de los países más pobres del mundo. Como es habitual, la Casa Real no comentó nada al respecto, aunque se apuntó que se podrían considerar como un pequeño guiño al país anfitrión, ya que es la zona de donde proviene la tanzanita, de ahí el nombre.
Sea como sea, lo cierto es que los pendientes favoritos de Máxima han rematado un look que, aunque repetido, sigue siendo una de las mejores comboinaciones de su vestidor.