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75 años del reinado de Humberto II, quien pudo ser suegro de don Juan Carlos
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EL ÚLTIMO REY DE ITALIA

75 años del reinado de Humberto II, quien pudo ser suegro de don Juan Carlos

Un reinado de 33 días, un duro exilio y una vida en Portugal junto al ahora Rey emérito y su familia, quienes supusieron un gran apoyo para él y sus hijos

Foto: Humberto II de Saboya, en una imagen de archivo. (Cordon Press)
Humberto II de Saboya, en una imagen de archivo. (Cordon Press)

Tal día como hoy, 9 de mayo, pero de 1946, Humberto II se convertía en rey de Italia tras la abdicación de su padre, Víctor Manuel III. Lo hacía ante circunstancias políticas tan adversas que, a los 33 días, tuvo que dejar el trono y exiliarse. Para la historia pasó a ser ‘el Rey de mayo’ y el último monarca de su país.

La imagen de la monarquía italiana había quedado gravemente dañada al estar ligada al partido fascista de Benito Mussolini y Humberto II tuvo que fijar su residencia en Cascais, Portugal, donde el dictador Antonio de Oliveira Salazar acogía a todas las familias reales europeas exiliadas.

Foto: Emanuele Filiberto de Saboya, en una imagen de archivo. (Getty)

Para conocer más en profundidad el periodo de exilio de Humberto II en Portugal, su cercanía con los condes de Barcelona y a sus hijos y por qué pudo convertirse en suegro de don Juan Carlos, desde Vanitatis nos hemos puesto en contacto con toda una eminencia en Historia y en Casas Reales que es, además, conocido del hijo de Humberto II, el príncipe Víctor Manuel, y del nieto, Manuel Filiberto. En la boda de este último fue, de hecho, uno de los invitados. Se trata de Amadeo-Martín Rey y Cabieses, doctor en Historia, profesor de Dinastías Reales en la Universidad Rey Juan Carlos, académico de número de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía y académico correspondiente de la Real Academia de la Historia.

placeholder Boda de María José y Humberto II de Saboya. (Cordon Press)
Boda de María José y Humberto II de Saboya. (Cordon Press)

“Italia acababa de salir de una guerra y Humberto se había ocupado de las labores de jefe de Estado como lugarteniente del Reino desde junio de 1944. Por tanto, Humberto II ejerció esa regencia hasta que su padre Víctor Manuel III abdicó el 9 de mayo de 1946 y se marchó a Alejandría, en Egipto, donde murió. El rey tenía el lastre de haber reinado bajo el régimen fascista y eso fue decisivo para que se planteara un referéndum monarquía-república. Venció la opción republicana por un estrecho margen. Fue muy discutida la limpieza de ese referéndum. El senador Franco Malnati en su libro 'La grande frode: come l'Italia fu fatta Repubblica', que me regaló y dedicó en su casa de Bérgamo, explica los entresijos de lo que él consideraba un auténtico fraude electoral. Fraudulento o no, el referéndum obligó a Humberto II a salir de su patria desde el aeropuerto de Ciampino con destino a Portugal. Jamás pisaría de nuevo Italia”, nos cuenta Amadeo-Martín Rey y Cabieses.

Humberto II se instaló en Villa Itálica con su familia: su esposa, María José de Saboya, y sus hijos, la princesa Gabriela de Saboya, que entonces tenía 6 años, la princesa María Pía, el príncipe Víctor Manuel y la pequeña princesa María Beatriz. El exilio fue duro para el rey destronado.

“Por un lado, hay que tener en cuenta que Portugal ya fue lugar de exilio de otro rey de la Casa de Saboya, Carlos Alberto, rey de Cerdeña, que murió en Oporto en 1849, y que era el tatarabuelo de Humberto II. Por otra parte, no podemos olvidar que María Pía de Saboya, tía bisabuela de Humberto II, fue reina de Portugal por su matrimonio con el rey Luis I de Portugal. Por tanto, la relación entre Portugal e Italia era ya histórica y relevante. Ahora bien, el exilio fue especialmente duro por la lejanía de su patria, que la Norma Transitoria XIII de la Constitución Italiana, luego abolida, le impedía pisar, no solo a él sino a sus descendientes varones. Es decir, a su hijo el príncipe Víctor Manuel y a su nieto el príncipe Manuel Filiberto.

Sin embargo, ese destierro fue sin duda suavizado por la 'colonia de realezas' que poblaba Estoril y Cascais en aquella época. Y que permitieron que Humberto II tuviera un trato con sus iguales. Me refiero a los Orleáns, condes de París, a la reina Juana de los Búlgaros, madre de Simeón II, que era hermana de Humberto II y, por supuesto, a los condes de Barcelona y a sus hijos y a los cuques de Braganza, de la antigua familia reinante en Portugal. No deseo olvidar tampoco a otros príncipes exiliados en Portugal como fueron el rey Carlos II de Rumanía, fallecido en Estoril en 1953, o al archiduque José Francisco de Austria o su hijo el archiduque José Árpád de Austria, príncipes palatinos de Hungría, o a los duques de Windsor, que llegaron a Portugal antes de que lo hiciera Humberto II. Este siempre mantuvo su ligazón con su país de cuyos acontecimientos estaba siempre al tanto”, apunta Amadeo-Martín Rey y Cabieses.

placeholder María José y Humberto II. (Cordon Press)
María José y Humberto II. (Cordon Press)

María José no asumió bien el nuevo destino y no tardó en mudarse a Suiza. Desde ese momento, ella y Humberto hicieron vidas separadas. “Tuvo la pena en 1947 de separarse de la reina María José, su mujer, que se fue a vivir a Suiza, pero siempre mantuvieron una cercana relación de afecto”, relata para Vanitatis el prestigioso historiador.

Los niños se quedaron junto a su padre y crecieron en Portugal. María Gabriela de Saboya se convirtió en una encantadora joven en la que el por aquel entonces príncipe Juan Carlos no tardó en fijarse.

La relación entre ambas familias era excelente en Portugal, tal y como nos recuerda Amadeo-Martín Rey y Cabieses. “Humberto II nació en 1904. Era por tanto contemporáneo de don Juan, conde de Barcelona, más que de don Juan Carlos. Ya Alfonso XIII había hecho a Humberto caballero del Toisón de Oro en 1923 y tenía también el collar de la Orden de Carlos III. Era de carácter exquisito, amante de la historia y del arte, y hasta de la joyería. La relación entre don Juan Carlos y Humberto II, tío Beppo, que era como le llamaban sus más próximos, era excelente. Los Saboya comían siempre en Villa Giralda en Navidad, con los condes de Barcelona y sus hijos. Y la fiesta de la Befana, nuestros Reyes Magos, la pasaba la familia real española en casa de Humberto II”.

“La familia real española en pleno fue, como el resto de familias reales exiliadas en Portugal, de gran apoyo para Humberto II. Existe una especie de solidaridad de la realeza, fruto de compartir costumbres y sinsabores, entre los que el destierro de la patria añorada es uno de los peores”, añade.

placeholder Fotografía de archivo del príncipe Juan Carlos de Borbón en Estoril (Portugal) en 1946. (EFE)
Fotografía de archivo del príncipe Juan Carlos de Borbón en Estoril (Portugal) en 1946. (EFE)

La relación entre Juan Carlos y Gabriela de Saboya respondió a un amor de juventud que con el tiempo se transformó en amistad y cariño. Así lo explica Amadeo-Martín Rey y Cabieses: “La princesa María Gabriela de Saboya, que por cierto es presidenta de la Fundación Humberto II, fue novia de don Juan Carlos. La relación no prosperó pero ambos mantienen una excelente amistad y ella ha pasado muchos veranos en Mallorca con los Reyes de España y ha estado en las bodas de sus hijos. Don Juan Carlos era muy joven cuando esa relación de adolescentes se inició. Estaban siempre de la mano y se querían con un amor más platónico que carnal. Ambos eran muy proclives a romper reglas y se comprendían.

Se ha escrito que Franco no veía con buenos ojos que don Juan Carlos se casara con la hija de un monarca destronado, pero eso no está confirmado. Se ha apuntado también que a Franco no le convencía la condición de esteta de Humberto II y el carácter de intelectual algo izquierdosa de la reina María José. Hay que considerar también que las obligaciones de don Juan Carlos como hijo del jefe de la Casa Real de España no casaban con la mayor libertad de movimientos de María Gabriela, acostumbrada a viajar. Don Juan Carlos empezó una relación con la hermosa italiana Olghina Nicolis de Robilant, autora del interesante libro 'Sangue blu', donde cuenta sus andanzas en la jet set internacional. Finalmente, don Juan Carlos se casaría con la hija de un rey reinante en 1962”.

¿Cómo es hoy la relación del padre de Felipe VI con la familia de Humberto II? Amadeo-Martín Rey y Cabieses rememora una trifulca familiar que Juan Carlos I presenció en Zarzuela entre el hijo de Humberto II, Víctor Manuel, y su primo, Amadeo de Saboya. El hecho ocurrió en la boda de Felipe VI y Letizia, algo que enfrió las relaciones entre el hoy emérito y los príncipes de Saboya: "Lo primero que hay que decir que es don Juan Carlos tiene muchos primos entre la realeza europea. Y los príncipes de la Casa de Saboya también lo son. Los caminos de don Juan Carlos y los príncipes de Saboya van por derroteros diversos, pero eso no ha impedido ni impide que sean unas relaciones cordiales y hasta afectuosas.

Como es sabido, en mayo de 2004, en una comida en el palacio de la Zarzuela, realizada con motivo del matrimonio de don Felipe y doña Letizia, hubo una pequeña trifulca entre el príncipe Víctor Manuel de Saboya, príncipe de Nápoles y duque de Saboya, y su primo el príncipe Amadeo de Saboya, duque de Aosta, que recibió una bofetada de Víctor Manuel, siendo sostenido gracias a la reina Ana María de los helenos, cuñada de doña Sofía. Lo relató precisamente Olghina de Robilant, que estaba presente, y lo confirmó el propio Amadeo, que no devolvió el sopapo. Don Juan Carlos dijo: "Nunca más". Y Amadeo le dijo a María Gabriela, antigua novia de don Juan Carlos y hermana de Víctor Manuel: "Pero, Víctor, ¿se da cuenta de dónde estamos?". Este episodio no contribuyó a las relaciones entre don Juan Carlos y el hijo de Humberto II, pero el tiempo lo apacigua todo, aunque la memoria del episodio sigue existiendo".

Tal día como hoy, 9 de mayo, pero de 1946, Humberto II se convertía en rey de Italia tras la abdicación de su padre, Víctor Manuel III. Lo hacía ante circunstancias políticas tan adversas que, a los 33 días, tuvo que dejar el trono y exiliarse. Para la historia pasó a ser ‘el Rey de mayo’ y el último monarca de su país.

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