Polémica en Buckingham: el primo de Isabel II y sus amistades peligrosas con Putin
Aunque es uno de los parientes más desconocidos de la familia de la reina Isabel, también es uno de los primos más especiales de la monarca
El príncipe Michael de Kent, de 78 años, es uno de los miembros más desconocidos de la familia real británica, pero se trata de uno de los parientes más especiales para Isabel II. Son primos hermanos y desde siempre han tenido un vínculo muy estrecho. Él fue paje en la boda de la reina con el duque de Edimburgo e incluso la ha representado formalmente en varios eventos. Es más, a menudo aparece junto a la soberana en el balcón del palacio de Buckingham durante el Trooping the Colour, el desfile que se organiza con motivo de su cumpleaños. No recibe financiación por parte de la Corona, pero su protección policial en el Reino Unido y en el extranjero se paga con el erario público. Y ocasionalmente se le da alojamiento en la embajada británica durante sus viajes internacionales.
Pues bien, una vez realizadas las presentaciones, concentrémonos en la llamada de Zoom que tuvo lugar el pasado 3 de marzo. El príncipe se conectó desde su apartamento en el número 10 de Kensington Palace, una residencia de cinco habitaciones, muy cerca de la casa oficial en Londres del príncipe Guillermo y Kate Middleton. En la pantalla también aparecía su amigo íntimo y socio comercial, el marqués de Reading, y dos ejecutivos de una empresa surcoreana que estaba interesados en contratarle para que les ayudara a promover sus negocios de oro en Rusia. El príncipe no solo se muestra encantado con la idea, sino que además les asegura que podría servirles de gran ayuda, porque, debido a sus vínculos de tantos años con Moscú, le han otorgado incluso la Order of Friendship (Orden de la Amistad), uno de los premios más prestigiosos del Kremlin.
Lo que el nieto del rey Jorge V ignoraba es que los ejecutivos en cuestión eran dos periodistas infiltrados que ahora han sacado a la luz cómo el primo de la jefa de Estado utiliza su conexión con la monarquía para cerrar en secreto suculentos contratos comerciales con el régimen del presidente Putin, considerado recientemente por Downing Street como la principal amenaza para la seguridad nacional del Reino Unido.
La investigación realizada durante meses por 'The Sunday Times' y Channel 4 pone de nuevo a Buckingham en el centro de la polémica y deja a Isabel II en una posición realmente incómoda de cara a este martes, cuando protagoniza en Westminster su primer gran acto oficial tras la muerte de su esposo, el duque de Edimburgo, con la presentación de la agenda legislativa del Ejecutivo.
Durante la investigación periodística, fueron contactados otros cuatro miembros de la realeza por la empresa surcoreana ficticia House of Haedong: tres rechazaron la oferta y uno ni siquiera respondió. Pero con el príncipe Michael, los periodistas sabían que había muchas posibilidades de que mordiera el anzuelo porque, según el rotativo británico, durante años ha ganado "muchísimo dinero" en Rusia. El príncipe es tratado con gran reverencia en Moscú, en parte debido a su conexión familiar y su extraño parecido con Nicolás II, el último zar asesinado de Rusia, que era primo hermano de su abuela materna y abuelo paterno, el rey Jorge V. Cuenta con un ruso fluido y realiza frecuentes visitas al país, el mismo régimen despótico al que Occidente ha impuesto varias sanciones por una serie de violaciones del derecho internacional.
En el caso concreto del Reino Unido, la gota que colmó el vaso fue en marzo de 2018, cuando dos agentes de inteligencia rusos intentaron envenenar al exespía Sergei Skripal y a su hija con un agente nervioso novichok en su casa de Salisbury, Inglaterra. Los Skripal finalmente consiguieron sobrevivir. Pero Dawn Sturgess, una inglesa de 44 años, madre de tres hijos, murió después de tener contacto con el frasco desechado que contenía la sustancia letal.
El día antes de la llamada de Zoom, el 2 de marzo, la Unión Europea y los Estados Unidos habían impuesto una nueva serie de sanciones contra personas y organizaciones vinculadas al régimen de Vladimir Putin para castigar al Kremlin por su papel en el intento de asesinato del líder de la oposición Alexei Navalny, usando también el agente nervioso novichok.
No obstante, como queda ahora demostrado, el episodio no impidió al príncipe Michael seguir con sus negocios. El primo de la reina financia su estilo de vida actuando como consultor para clientes comerciales a través de su empresa, Cantium Services, que ha recaudado más de 2,2 millones de libras esterlinas, principalmente de honorarios, durante los últimos cinco años, sin pagar un céntimo de impuesto de sociedades porque ha estado operando con pérdidas.
Con el sonado Megxit, Meghan Markle llamó la atención sobre el estatus comercial del príncipe Michael en documentos judiciales para argumentar que había un precedente de que los miembros de la realeza ganaran dinero en el sector privado sin dejar de conservar el estatus real. Mientras que el príncipe Harry ha sido despojado de su seguridad personal y sus puestos militares honoríficos, el primo de la soberana conserva ambos.
Durante la investigación periodística, la secretaria privada del príncipe Michael había dicho a los reporteros que se hacían pasar por ejecutivos de la empresa surcoreana que el primo de la soberana podía conseguir presentarles a personas de alto rango en el Gobierno ruso. "Ciertamente podemos ayudar en ese sentido", dijo. "Incluso si no tiene contacto directo con la persona que quieres, hay una forma de entrar. Siempre hay una forma de entrar”, matiza.
Por su parte, el marqués de Reading -socio comercial del príncipe y amigo íntimo desde sus años como escolares en el exclusivo centro de Eton- señala que el príncipe tenía un papel de facto como "embajador no oficial de Su Majestad en Rusia" y puede reunirse con Putin. El acceso "confidencial" del príncipe al Kremlin, recalca el marqués, se mantiene intacto a pesar de los numerosos atropellos cometidos por el régimen de Putin. "Siempre que obtenga la autoridad de la parte de arriba [refiriéndose a Putin], se puede hacer prácticamente cualquier cosa en Rusia", añade. "Esto es un poco discreto", recalca. "Estamos hablando con relativa discreción aquí, porque no quisiéramos que el mundo supiera que está viendo a Putin por motivos puramente comerciales".
En una serie de correos electrónicos intercambiados, los periodistas ofrecen al príncipe 143.000 libras (alrededor de 150.000 euros) por un discurso y 36.000 (alrededor de 39.000 euros) al mes por el trabajo de asesoría. A eso se sumarían 50.000 libras (alrededor de 55.000 euros) por un viaje de cuatro o cinco días a Rusia. Cuando 'The Sunday Times' contactó luego con los protagonistas, el marqués de Reading afirmó que había "prometido demasiado". Por su parte, el príncipe emitió un comunicado afirmando que no había estado en contacto con Putin desde 2003.
No es la primera vez que un miembro de la Casa Real británica se ve envuelto en su escándalo de este tipo. Durante sus años como representante especial de Comercio e Inversión del Reino Unido, el príncipe Andrés, hijo favorito de Isabel II, protagonizó varias polémicas, aunque el verdadero motivo por el que se le ha alejado ahora de la vida pública es por su bochornosa amistad con Jeffrey Epstein, el magnate estadounidense que se suicidó en una cárcel mientras esperaba ser juzgado por abusar sexualmente de varias menores.
Por su parte, la exmujer del príncipe Andrés, Sarah Ferguson también fue grabada en 2010 con cámara oculta por periodistas que se hacían pasar por hombres de negocios, ofreciendo acceso a su exesposo -con el que mantiene una gran relación- por medio millón de libras. "Usted cuide de mí y yo me preocuparé de usted... Su recompensa será diez veces mayor. Yo puedo abrirle cualquier puerta”, decía la duquesa.
El príncipe Michael de Kent, de 78 años, es uno de los miembros más desconocidos de la familia real británica, pero se trata de uno de los parientes más especiales para Isabel II. Son primos hermanos y desde siempre han tenido un vínculo muy estrecho. Él fue paje en la boda de la reina con el duque de Edimburgo e incluso la ha representado formalmente en varios eventos. Es más, a menudo aparece junto a la soberana en el balcón del palacio de Buckingham durante el Trooping the Colour, el desfile que se organiza con motivo de su cumpleaños. No recibe financiación por parte de la Corona, pero su protección policial en el Reino Unido y en el extranjero se paga con el erario público. Y ocasionalmente se le da alojamiento en la embajada británica durante sus viajes internacionales.
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