Exclusiva: los permisos de Iñaki Urdangarin en Ginebra tras su renovada 'libertad'

Mientras usted lee esto, querido lector, puede que el protagonista de estas líneas esté haciendo lo mismo. Si es así, no lo hará desde el centro de reinserción de Zaballa, ni desde la casa de su madre en Vitoria, ni siquiera desde el despacho de abogados en el que fue contratado como asesor. Si nada se ha torcido a última hora, Iñaki Urdangarin ha viajado a Ginebra este mismo lunes con un permiso de cuatro días.

Su mujer, la infanta Cristina, cumplía 56 años este domingo y nada mejor para celebrarlo que recibir la visita de su marido. Y no es la primera vez que Urdangarin disfruta de su permiso en el país que fue su refugio en los peores momentos de su vida ‘preprisión’.

El marido de la infanta Cristina volvió el pasado jueves 10 de junio de otro permiso en Ginebra. Allí estuvo con su mujer y con su hija, Irene, por quien tiene debilidad. Según ha podido saber Vanitatis, el exdeportista ha logrado el permiso del juez de Vigilancia Penitenciaria para disfrutar de algunos de los 48 días al año que tiene libres para poder estar con su familia. No es algo extraño, nos dicen, si tenemos en cuenta que tiene arraigo en Ginebra y que en la ciudad suiza cumplía sin problemas con el requisito de personarse cada 15 días en comisaría antes de entrar en prisión.

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Esta misma posibilidad, la de volver a Ginebra, le fue denegada con anterioridad por el juez, quien le otorgó permisos pero no le permitió viajar a Suiza. Ha sido su abogado, Mario Pascual Vives, quien se ha empeñado en que su cliente y amigo pueda estar con su mujer y su hija, algo que hacen la mayoría de presos que tienen familia fuera.

Además, el letrado pidió que Urdangarin pudiera dejar de ir al centro de reinserción social y usara una pulsera de vigilancia con la que estaría controlado en todo momento. Ese último extremo todavía no se ha logrado.

Dos viajes a Ginebra

Consultada la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, nos señalan -como siempre hacen- que ellos no pueden informar de casos particulares. Con todo, podemos afirmar que los viajes del exduque de Palma a Ginebra ya han sido dos. Y más que habrá, señalan las fuentes del entorno de la pareja que nos han informado.

Hay que tener en cuenta, por otro lado, que la Infanta se mudó de piso hace tiempo, antes de la pandemia, para evitar las miradas de los curiosos. Así que ahora su marido podrá pasar casi inadvertido en la ciudad.

El cambio de vida de Iñaki Urdangarin ha sido notable en los últimos meses. Si tenemos en cuenta el calvario por el que ha pasado, tras varios años de juicio público y después su severa condena a prisión, poder tener tiempo para estar con los suyos es lo único que le importa. Normalmente solía hacer coincidir sus permisos penitenciarios con las vacaciones de Irene, quien ha viajado a España casi siempre que su padre ha salido de prisión.

Pero las cosas han cambiado, y mucho. Irene no tiene ni vacaciones ni nada parecido estos días en su escuela, la Ecolint, pero no hace falta. Porque ahora es su padre quien la visita a ella.

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La nueva vida de Urdangarin es como había soñado en los últimos tiempos: casi anónima. Una vida, nos dicen, tranquila y discreta. La familia Urdangarin de Borbón ha logrado su objetivo: dejar de ser noticia. Al menos, el exduque de Palma, a quien ni siquiera la prensa busca para hacerle alguna foto.

"Me he cruzado con él"

“Me he cruzado con Urdangarin varias veces por Vitoria y mucha gente lo reconoce, aunque lleve la mascarilla, y muchas veces un gorrito, pero nadie le hace ni caso”, nos decía hace unas semanas un vitoriano, palabras que resumen la nueva vida del marido de la infanta Cristina, la que empezó hace algo más de dos meses en la capital vasca tras lograr el traslado y el tercer grado.

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Con este viaje, el matrimonio ha logrado superar los baches que tienen en el camino y han celebrado sus cumpleaños juntos. El de Iñaki lo pasaron en el Maresme y el de Cristina lo han planeado en su casa suiza, si no ha habido cambios de última hora. Con casi tres años de condena cumplida, el preso más famoso de España va logrando sus objetivos poco a poco. Y volver a vivir en Ginebra, como siempre había dicho el entorno de Cristina de Borbón, es el objetivo final.