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La reina Letizia: inteligente, elegante, tan lejana
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ENCUESTA DEL INSTITUTO IMOP PARA VANITATIS

La reina Letizia: inteligente, elegante, tan lejana

¿Cómo perciben los españoles a la Reina que también es periodista? Les parece, por encima de cualquier otro atributo, inteligente

Foto: La reina Letizia. (EC Diseño)
La reina Letizia. (EC Diseño)

Letizia Ortiz Rocasolano siempre será la nieta del taxista, la plebeya que ocupa el trono y un lado de la cama en el palacio de la Zarzuela. Pero para los clasistas que siempre esperan el desliz, un desaire, una mirada, un error en el protocolo, hoy es un mal día. Porque esos orígenes que aún hoy algunos consideran estigma empiezan a borrarse para la opinión pública. O, al menos, no importan tanto. La mujer del traje pantalón blanco de Armani que pidió la palabra el día que se anunció la petición de mano ha aprendido.

¿Cómo perciben los españoles a la Reina que también es periodista? Les parece, por encima de cualquier otro atributo, inteligente. Que no es poca cosa en un país tan resistente al cambio, tan anclado en las tradiciones y tan al pan, pan, y al vino, vino. Que no perdona el fracaso pero mucho menos el éxito, que siempre sospecha del advenedizo.

Foto: La princesa Leonor y el rey Felipe VI, en la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias 2021. (EFE)

Letizia lleva siete años siendo Reina y estudiando el manual de instrucciones de esa maquinaria que es la Corona, manteniendo los brazos y el pelo a raya. Sigue siendo la que mejor vocaliza en esa casa, la que siempre parece estar alerta, la que mantiene la visceralidad guardada en esa colección de carteras que luce, agarradas con fuerza desmedida por cualquiera de sus manos. Nada le turba, nada le espanta. Ahora. ¿Y los suegros? Bien, gracias. Bien lejos.

La ven inteligente, según los datos de la encuesta elaborada por el instituto IMOP Insights para Vanitatis. Y, en segundo lugar, la ven elegante. Pura normalidad, porque la monarquía es una institución a veces solo sustentada en la estética. Y porque nada mejor que comentar los trapos cuando no se tiene otra cosa que hacer y que pensar.

Foto: La reina Letizia y la reina Sofía. (EC Diseño)

La Reina ha cambiado varias veces de cara en este tiempo, le han asomado las canas y siguen quedándole ligeramente grandes los vestidos y las faldas, por mucha forma de lápiz que tengan. Es el mejor ejemplo de que para estar delgada en esta vida hay que cerrar el pico y solo abrirlo para ingerir ingredientes como esa sopa de berzas que conminaba a cenar a sus hijas en aquel vídeo que nos mostró Zarzuela.

Lleva, dicen las malas lenguas, que siempre son las mejores, una disciplina a medio camino entre Prusia y la del samurái, dentro y fuera de casa.

Es responsable, dicen también. Y creen que está preparada. Cómo no estarlo para la que se le vino encima desde aquel 22 de mayo de 2004, cuando diluviaba en Madrid y solo fue capaz de darle un beso en la mejilla a su recién estrenado marido mientras saludaban desde el balcón. Una se la imagina desde entonces llevando una vida en la que hay tantos privilegios como obligaciones, celebrando lo conseguido y lamentando a ratos no ser una más. Constatando, mientras lee los periódicos, que la familia (también la real) está sobrevalorada.

placeholder Los Reyes, con sus hijas. (EFE)
Los Reyes, con sus hijas. (EFE)

Pero no todo van a ser alegrías. La contención tiene un lado perverso que se detecta enseguida. Letizia es fría, vive en una galaxia que no es la nuestra. Por eso, la encuesta revela que la consorte cumple el papel que se le ha encomendado, pero transmite poco. Ni parece cercana, ni parece sensible.

Como si se hubiera propuesto proyectar justo lo contrario que el anterior Rey, el hombre que cambió para siempre el significado del adjetivo 'campechano'. Contentos deben estar los miembros de seguridad de la Casa Real, sabedores de que ni ella ni él se saltarán el protocolo, que no se pondrán a abrazar sin ton ni son al primero que pase, ni se carcajearán ante cualquier ocurrencia del pueblo llano.

Por eso es noticia que a la Reina se le quiebre ligeramente la voz cuando habla de Olivia, la niña de seis años asesinada por su padre, Tomás Gimeno, en un acto público. Por eso choca que interrumpa brevemente su discurso y al referirse a las víctimas trague saliva y los ojos se le humedezcan. Nada le turba. Nada le espanta. A veces.

FICHA TÉCNICA

- Instituto responsable de la investigación: IMOP Insights, S.A.
IMOP Insights se acoge al código internacional CCI-ESOMAR para la práctica de la investigación social y de mercados

- Universo: población de 18 y más años residente en la Península, Baleares o Canarias.

-Técnica de entrevista: Mixta, 50% telefónica a través de CATI, 50% CAWI a través del panel online de EMOP.

- Tamaño muestral: 1.009 entrevistas (501 telefónicas y 508 online).

- Margen de error de muestreo: para p=q=50%, un nivel de significación del 95% y, en el supuesto de un muestreo aleatorio simple, el error máximo de los datos es de ±3,1 puntos porcentuales.

- Fechas de campo: del 1 al 8 de junio de 2021.

- Equilibraje: con el fin de minimizar posibles desajustes de campo y adecuar los datos al universo, el fichero de datos se ha sometido a un equilibraje a partir de las siguientes matrices: sexo x edad, tamaño de municipio x CCAA, tipo de telefonía y acceso a internet.

Letizia Ortiz Rocasolano siempre será la nieta del taxista, la plebeya que ocupa el trono y un lado de la cama en el palacio de la Zarzuela. Pero para los clasistas que siempre esperan el desliz, un desaire, una mirada, un error en el protocolo, hoy es un mal día. Porque esos orígenes que aún hoy algunos consideran estigma empiezan a borrarse para la opinión pública. O, al menos, no importan tanto. La mujer del traje pantalón blanco de Armani que pidió la palabra el día que se anunció la petición de mano ha aprendido.

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