El homenaje que encierra la invitación de boda de Jorge Románov y Rebecca Bettarini

Es sin duda un acontecimiento que se vive con enorme expectación en Rusia. No en vano estamos hablando de la primera boda de un miembro de la familia Románov en más de un siglo. Y es, sin duda, una ocasión única para que todo el mundo pueda recuperar la imagen de un San Petersburgo glamuroso, que pone en valor su impresionante patrimonio histórico, pues la boda de Jorge Románov y Rebecca Bettarini, se celebrará durante tres días. El enlace propiamente dicho tendrá lugar en la espectacular catedral de San Isaac, pero la víspera y el día siguiente se celebrarán un cóctel y un brunch, respectivamente, en palacios que, por motivos de seguridad, los novios no están todavía en disposición de desvelar.

Si hace ya un tiempo los invitados a la boda recibieron un 'save the date' con la fecha del 1 de octubre, ahora ha llegado el momento de las invitaciones propiamente dichas y, para seguir con la tradición, en formato físico. Según nos confirma Rebecca Bettarini, hija del embajador Roberto Bettarini, se está procediendo en estos días al envío de las mismas. Según nos confirmaba telefónicamente, el número de invitados superará el millar y procederán de lugares muy dispares, ya que algunos llegarán de América, de Asia, de Oriente Medio y de Europa. Y, un detalle muy importante, están invitados numerosos miembros de distintas casas reales que en su mayoría, según nos hace saber, están confirmando, lo que supera sus expectativas iniciales, habida cuenta de las dificultades que ha entrañado la pandemia durante todos estos meses.

Habrá numerosos homenajes y reminiscencias a la familia imperial en diversos detalles de la boda y la invitación, elegante, clásica y sencilla, no es una excepción. De hecho, ha salido de una imprenta histórica de Moscú, donde se sigue imprimiendo mediante mecanismos tradicionales con máquinas originales cargadas de historia y, en palabras de la propia Rebecca Bettarini, "los sellos que se han utilizado son históricos y originales, no en vano pertenecieron a la familia Románov desde antes de la Revolución".

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Están tanto la familia del novio como la de la novia muy involucrados en la organización de la boda, aunque como la propia Bettarini reconoce, al ser un enlace marcado por muchos protocolos y gracias a la enorme colaboración de las autoridades rusas y el Patriarcado de Moscú, han visto aligerada la carga de organizar una boda de tanta magnitud. En cuestiones como el diseño de la invitación de boda sí han participado y, según nos contaba, ha habido un gran consenso.

Otra de las cuestiones clave son las joyas que llevará la novia y, puesto que burocráticamente sería complicadísimo acceder a alguna de las joyas de los Románov, que son propiedad del Estado y están en el museo del Kremlin, ha sido la firma Chaumet, que tiene su sede principal en la mítica Place Vendôme de París, la que le ha proporcionado la recientemente creada tiara Lacis. Subrayamos este dato porque, de nuevo, nos encontramos un implícito homenaje a Rusia, en esta sofisticada pieza: "Es una interpretación moderna de la antigua forma rusa 'kokoshnik', tradicionalmente usada en Rusia, pero es una deconstrucción arquitectónica moderna, utilizando una red de oro blanco entrelazado, soportes para levantar y elevar la galaxia de diamantes brillantes".

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El menú también está creado para mayor gloria de la gastronomía rusa, aunque será regado con vinos italianos y champán francés, y una de las personas que ayudó a los novios en la elección fue el padre de Rebecca, quien estuvo unos días en Rusia y pudo acompañarles a los distintos caterings a los que recurrieron antes de decidirse por el definitivo.