Letizia en el Festival Atlàntida de Mallorca: conversaciones de reina a reina y flashes que ciegan
Letizia se rindió ante el talento de Judi Dench y Stephen Frears en la clausura del Atlàntida Flim Festival
El runrún entre los invitados estaba presente. También entre las principales autoridades de las Baleares que no sabían si, a su llegada, debían transmitirle el pésame por la muerte de su abuela, Menchu Álvarez del Valle, o actuar con naturalidad. Pero doña Letizia resolvió todas las dudas nada más bajarse del coche oficial, puntual, a las nueve y cuarto de la noche. Blusa y falda de seda azul marino, salones plateados de tacón destalonados y una sonrisa que se intuía bajo la mascarilla que despejaba todas las dudas. Se iba a hablar de cine y de cultura. No había tiempo para el luto.
La Reina volvió a mostrar su apoyo al Atlàntida Film Fest acudiendo por segunda vez al certamen organizado por la plataforma Filmin -la primera de las ocasiones fue en 2019, cuando lo inauguró en el incomparable marco del castillo de Bellver- y mostró una gran complicidad con su director, Jaume Ripoll, que reivindicó que este festival “es un festival de riesgo, de gente singular, de la ocurrencia, y no del cinismo”. Tanto riesgo, pensaron algunos, que el pianista Miquel Brunet, que fue el encargado de interpretar en directo la banda sonora de la película muda 'El jefe político', con la que se cerró la úndema edición de esta cita cinematográfica, ha mostrado en más de una ocasión su simpatía con el movimiento independentista y republicano. No le importó a la Reina, que fue la primera en levantarse a aplaudir su actuación. Y con ella, todo los invitados.
Esta primera aparición pública de doña Letizia en Mallorca en su periodo de vacaciones volvió a poner de manifiesto que es una gran cinéfila, y más del cine clásico, como nos desveló un Ripoll que ya anuncia nueva invitación a la Reina “para las próximas ediciones”. Rompiendo el protocolo, la esposa de Felipe VI destinó más minutos de los previstos en conversar en perfecto inglés, no solo con Judi Dench, que en 1999 ganó el Óscar por su interpretación en 'Shakespeare in Love', donde interpretó a la reina Isabel I, sino también con el director británico de cintas como 'Las amistades peligrosas' o 'The Queen', con quien recorrió todo el pasillo hasta llegar al escenario conversando y riendo. También saludó con especial efusividad al director adjunto de la Filmoteca Española, Carlos Reviriego, y el discurso de los responsables del Archivo del Sonido y la Imagen de Mallorca, que reivindicaron el papel importantísimo de la cultura ante el ministro Miquel Iceta.
Los flashes fueron también protagonistas de la noche. La mayoría dirigidos a Letizia, pero los que tenían como objetivo a Judi Dench hicieron mella en la actriz, que con problemas de visión y algunos mareos, tuvo que retirarse durante unos minutos. Regresó con celeridad pero, nada más recoger su premio de manos de la Reina, que la aplaudió y mostró su cariño y respeto llevándose las manos al corazón en varias ocasiones, la gran dama del cine británico, en compañía de su actual pareja, David Mills, se marchó del pati de la Misericòrdia, escenario de la gala, antes de que arrancara la proyección. Con ella también lo hizo el Frears, tras recibir su galardón. Letizia los despidió, abandonando su asiento en primera fila, muy atenta.
Antes de ese adiós y ,en su discurso -doña Letizia no tuvo turno de palabra- Dench dijo que se había enamorado completamente de Mallorca en 1950, cuando visitó por primera vez a la isla. “Recibir, 70 años después, un premio en esta tierra, es abrumador”. La coincidencia, de nuevo, hacía que justo hace ahora dos años, en el tradicional posado familiar en Marivent, los reyes exclamaran aquello de que Mallorca, “era un paraíso en la tierra”. A juzgar por la actitud de la Reina, que se retiró de la fiesta minutos antes de las doce de la noche, también, debe ser un edén cinematográfico. Y es que Letizia le pidió a Ripoll que le cursara invitación de nuevo para el próximo año.
El runrún entre los invitados estaba presente. También entre las principales autoridades de las Baleares que no sabían si, a su llegada, debían transmitirle el pésame por la muerte de su abuela, Menchu Álvarez del Valle, o actuar con naturalidad. Pero doña Letizia resolvió todas las dudas nada más bajarse del coche oficial, puntual, a las nueve y cuarto de la noche. Blusa y falda de seda azul marino, salones plateados de tacón destalonados y una sonrisa que se intuía bajo la mascarilla que despejaba todas las dudas. Se iba a hablar de cine y de cultura. No había tiempo para el luto.